28 de octubre de 2020 EL SALVADOR

25 laicos maristas terminan “Itinerario de Espiritualidad” de 5 años

El Itinerario de Espiritualidad, iniciado hace cinco años en El Salvador, realizó el 4 de octubre su último encuentro. Los 25 laicos, que formaron parte de la formación, participaron cada año en 4 encuentros que se centraron en el carácter mariano y apostólico de la Espiritualidad Marista.

La clausura del Itinerario ha confirmado que el territorio de la espiritualidad es muy amplio, que hay muchos senderos y caminos, pero que la dirección no puede cambiar: aquel de convertir nuestra existencia en receptividad y donación.

El mapa para este itinerario fue diseñado por el H. Rodrigo Cuesta, y la animación estuvo a cargo de Nohemy Pinto, delegada de espiritualidad, y la Hna. María Laura Soto, del Equipo Misión El Salvador.

En los encuentros, los participantes reflexionaron su camino de fe y su fisonomía espiritual, en un proceso comunitario y en la relación con los otros durante la vida cotidiana.

Al concluir el Itinerario, se invitó a los participantes a responder a la siguiente pregunta: ¿cómo sentimos que la espiritualidad modela nuestra forma de relacionarnos con las personas, con el mundo, con nosotros mismos y con Dios?

En sus respuestas, los participantes subrayaron seis señales de camino con las cuales se confrontaron:

  • La fe da talante, da un perfil de persona, un tono vital. La fe es un poderoso motor de crecimiento y de puesta en pie como persona.
  • Caminar con otros. La comunidad es necesaria para vivir la fe. No se puede seguir a Jesús en solitario. El “otro” me hace existir. Descubro a los otros como sentido de mi vida.
  • La mirada contemplativa, que sabe ver a Dios en todas las cosas. La mirada creyente de la realidad es necesariamente una mirada global, «inclusiva»: es mirar la-realidad-en-Dios y a Dios-en-la-realidad.
  • La sencillez, aire de familia, expresión de la espiritualidad marista.  Como Champagnat, nos acercamos a Dios con transparencia, honestidad, apertura y confianza. Señal de camino que nos dice que la plenitud del vivir, el gozo de ser, no está fuera del ámbito de lo cotidiano.
  • Gastar la vida es querer mucho. Esta señal de camino expresa que amar es la mejor traducción de una existencia en Dios. Si no tengo amor nada soy.
  • Cambio y conversión. La cercanía con el Señor cambia y convierte. Ponernos en camino siguiendo las huellas de Jesús, supone una espiritualidad para el cambio, que sólo nace del Espíritu de Dios.
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