8 de agosto de 2022 CASA GENERAL

9 de agosto:“Día Internacional de los Pueblos Indígenas”

“Hay que valorar esa mística indígena de la interconexión e interdependencia de todo lo creado, mística de gratuidad que ama la vida como don.” (Querida Amazonia, 73)

El 9 de agosto las Naciones Unidas recuerdan el día internacional de los Pueblos Indígenas, en la resolución aprobada en 1994. Nosotros, Maristas de Champagnat, también queremos unirnos a esta causa. La presencia de población indígena en nuestra misión marista es importante, especialmente en algunas partes del mundo Marista.

Los datos que nos ofrece la ONU nos muestran cómo aún existen muchos pueblos indígenas que han visto atacados sus derechos, poblaciones originarias a quienes los gobiernos continúan dejando al margen de la sociedad. Es cierto que se ha avanzado en algunos casos, pero tristemente, todavía hoy, seguimos leyendo noticias que nos hablan de menosprecio a estos pueblos y de falta de respeto a sus derechos (como personas, como comunidades, sobre sus tierras…).

Estos grupos suelen encontrarse entre aquellos que menores ingresos tienen, donde la inestabilidad, las crisis y la falta de acceso a servicios básicos son elementos de la vida diaria y de su constante lucha política y social. Y es que los pueblos originarios forman parte de las poblaciones más vulnerables de nuestro mundo.

Pero estos grupos, también, poseen culturas diversas y ricas, tradiciones e idiomas, que merecen ser conservados y potenciados. Sus conocimientos y modos de enteder la vida son una riqueza para el resto de la humanidad.

Una de las grandes riquezas que estos pueblos nos aportan es el modo en que entran en comunión con su entorno, el cuidado y mantenimiento del medio en el que viven. Cabe recordar aquí las palabras del papa Francisco en Querida Amazonia, donde se nos recuerda la necesidad de caminar en comunidad y en comunión con el territorio donde vive dicha comunidad (20).

Otra de las grandes riquezas de estos pueblos son sus idiomas, expresión oral de unas tradiciones milenarias y de un modo de pensar y entender el mundo, muestra clara de un acerbo cultural al que no podemos renunciar. Sí, se han dado pasos para proteger este legado, si bien aún queda mucho trabajo por hacer en este sentido.

Cuando el último Capítulo General nos recordaba la necesidad de tener una “presencia comprometida” en las periferias, ¿no se refería también a los pueblos indígenas? Cuando nos recordaba el trabajo en favor de “la promoción, protección y defensa de los derechos”, ¿no aludía también a los de niños y jóvenes de pueblos indígenas? Cuando nos animaba a “cambiar el modo en que vivimos basado en una ecología integral”, ¿no era una invitación a aprender de aquellos pueblos que ya viven esta comunión con la naturaleza?

Unámonos, como Maristas, a la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, ayudando y potenciando toda la riqueza de estos pueblos, así como sus instituciones y culturas. Unámonos para combatir todo tipo de discriminación contra estos pueblos.

Todos, de una u otra forma, somos indígenas. Todos, en virtud de nuestra humanidad, somos hermanos. Todos, en igualdad de dignidad, somos hijos e hijas de Dios. Todos somos “una familia global en comunión y solidaridad” (Mensaje del XXII Capítulo General).


H. Ángel Diego García Otaola – Director del Secretariado de Solidaridad

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