1 de julio de 2010 GUATEMALA

?Agua abundante en el manantial?

El pasado mes de abril los hermanos que vivimos en comunidades situadas en medios populares de la Provincia América Central vivíamos entre nosotros un nuevo encuentro ya familiar, en el que Jesús resucitado, la luz, la esperanza, la alegría, la ilusión y el testimonio de algunas personas, fueron como los ejes centrales y los frutos del Espíritu que cada uno de los participantes nos llevamos en nuestras maletas o mochilas a nuestras comunidades respectivas.

Pero es posible que a más de uno, visto desde fuera, pueda suscitarle dudas y se pregunte: ¿Un encuentro más? ¿Y para qué?

Afirmaría que sí, que fue UNO MÁS, pero no como camino trillado y rutinario, sino como trampolín a la esperanza y motivador hacia experiencias de nuevos caminos.

Fue UNO MÁS en el que nos convocó el Espíritu, que se presentó con nuevo traje y corbata, con nuevas llamadas y con reclamos de urgencia.

Fue un ENCUENTRO MÁS en el que los invitados, cada uno de los presentes, llegamos con nuevas armas, con galones de victorias logradas, con heridas profundas también y con las alforjas llenas de experiencias recogidas en el caminar junto a hermanos y hermanas que experimentan el dolor cada día.

Fue UN ENCUENTRO MÁS, en el que pudimos comprobar que hay hombres y mujeres de Dios que carecen de todo lo innecesario y sus vidas manifiestan una vida radiante y llena de esperanza y felicidad.

Fue UN ENCUENTRO MÁS, porque vamos descubriendo que la vida consagrada entre los más necesitados es una PARÁBOLA de Jesús llena de gestos, de imágenes, de símbolos, de personajes de carne y hueso, de historias sagradas, de almas llenas de Dios, campo muy abonado para decirles a los niños, a los jóvenes y adultos, que Dios los ama. Y este camino, marca, deja huellas, va tatuando el alma en todos aquellos que se dejan desnudar por la realidad que van viviendo cada día.

¿Y para qué?

Para reunirnos como hermanos y compartir nuestra fraternidad marista.
Para? orar juntos, compartir la Palabra de Dios y juntos beber del agua de la Roca y alimentarnos del pan de la Eucaristía que da vida.
Para? decirle a la Provincia, que está en el buen camino y queremos seguir explorando esa nueva tierra que nos propone el XXI Capítulo general aunque esta marcha no nos permita caminar tan de prisa.

El apocalipsis de la vida consagrada marista que estamos viviendo, nos anuncia ?Agua abundante en el manantial? ?La acequia de Dios va llena?:
? Hay un carisma dinámico que nos impulsa hacia la nueva tierra de frontera.
? Hemos recibido una rica herencia mariana llena de ternura y centrada en Jesús que no podemos permitir que se nos enferme.
? Nuestros jóvenes tienen sueños y fantasías que hablan de esperanza.
? Nuestros animadores y líderes de la pirámide congregacional nos animan y empujan a caminar aprisa hacia tierras nuevas (nuevos inventos, nuevos areópagos).
? Los hermanos de mediana edad pedalean a buenos ritmos para integrar los fuertes y vertiginosos cambios sociales e ideológicos que se nos echaron encima.
? Nuestros bastiones y torres que han desafiado al tiempo, tienen a Dios en sus manos y en sus corazones y con ese Dios del amor, se presentarán en el atardecer de sus vidas.
? En fin hermanos, hay agua en el manantial,
Aprovechemos este anuncio profético antes de que llegue la sequía.

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H. Teódulo Hernando

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