6 de enero de 2010 CUBA

Aquí Cienfuegos

Dos noticias de Cuba se han colado, casi seguidas, en nuestra redacción. Cuando las lean nuestros lectores podrán concluir que no tienen nada de extraordinario. Ciertamente realizaciones muy similares a las que se describen a continuación se llevan a cabo en numerosas obras educativas maristas del mundo. Lo extraordinario es que los hermanos tienen la posibilidad de conectarse con nosotros vía internet. Esa es la noticia. Con esa facilidad esperamos seguir sabiendo más cosas de lo que hacen y viven esas dos comunidades asentadas en la isla del Caribe.

La primera noticia cuenta que los hermanos organizaron un retiro con ocasión del Adviento 2009 para jóvenes de la periferia de Cienfuegos.
La segunda la narraban con imágenes. El título de su relato es el siguiente: Navidad en la Parroquia de nuestra Señora de Lourdes, en Cienfuegos y Batey de la Esperanza.

Acerca del retiro de Adviento fueron más abundantes en palabras. La crónica decía así: El domingo 20 de diciembre, los jóvenes de la periferia de la comunidad de Cienfuegos, celebramos en el Jardín Botánico un retiro con motivo de Adviento y parte de nuestra preparación para recibir a Jesús Niño en la próxima Navidad. El retiro se tituló: Los jóvenes nos preparamos a recibir a Jesús como lo hizo María. Retiro orientado a que, como jóvenes y a ejemplo de María, demos nuestro SÍ al Señor de nuestras vidas y nos SOLIDARICEMOS con los más necesitados de nuestras comunidades como lo hizo ella con su prima Isabel.

En el retiro, en un primer momento, cada comunidad pudo expresar lo que está haciendo para preparar el camino del Señor y cómo está haciendo rectos los senderos sinuoso de su vida juvenil. Luego, iluminados por Lc 26-38 y Lc 1, 38-45 compartimos nuestra vida en un clima de oración y ante Jesús Eucaristía.

Agradecemos a Dios por los momentos tan especiales que pudimos vivir y pedimos para que María de Nazaret siga acompañando nuestro caminar de jóvenes discípulos y misioneros en medio de la sociedad concreta que nos ha tocado vivir.
El Señor vino porque encontró en la joven María una persona bien dispuesta.
El Señor vino y se revistió de nuestra humanidad para que el hombre alcanzara la Divinidad. Lo esperaban entre oropeles y vino en la humildad de un pesebre. Lo añoraban en palacios y se dejó adorar en la sobriedad de un humilde portal.

El Señor vino, sigue viniendo y vendrá al final de los tiempos. Lo tenemos y no lo vemos. Pero, al final, se presentará de una manera definitiva y para siempre.
El Señor vino y viene cada día en la fracción del Pan.
El Señor vino y en cualquier momento, querido joven, puede llegar.
¡Joven cienfueguero, el Señor viene cada día a nuestra vida! ¡Abramos! ¡Abramos de par en par las ventanas de nuestra existencia! Para que, cuando el Señor llegue en la humildad de Jesús, no las encuentre cerradas.

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