Asamblea provincial «Un Corazón, una Misión»
El fin de semana del 23-25 de febrero pasado tuvimos el encuentro provincial de «Un Corazón, una Misión» en el monasterio de los benedictinos de Rixensart (Bélgica), Allí nos juntamos diecinueve hermanos y seglares, a saber, quince delegados de los grupos locales, más tres miembros del Consejo provincial y un traductor.
Durante algunos meses, en los 5 países que forman nuestra Provincia, ha habido alrededor de 120 personas distribuidas en 11 grupos locales que se han estado reuniendo para compartir su reflexión sobre la misión marista. El encuentro provincial permitió a los participantes compartir abiertamente las conclusiones y convicciones de cada uno de los grupos, a la vez que se hacían algunas recomendaciones de cara al futuro de la misión marista.
Los momentos de oración y convivencia, así como la acogida ofrecida por los religiosos nos ayudaron a sentirnos a gusto viviendo la experiencia gozosa de formar parte de una misma familia.
Todos comentaban que el trabajo de la fase local había sido muy enriquecedor para ellos. Muchos habían quedado impresionados de la amplitud de la misión marista en el mundo, y sobre todo se sentían maravillados por la actualidad del carisma de Marcelino Champagnat.
Durante esta asamblea pudimos comprobar la diversidad de expresiones de la misión en torno a los jóvenes: el contexto escolar o parroquial, el de los antiguos alumnos y las fraternidades maristas, los internados, el acompañamiento de jóvenes en situación de riesgo, la animación de retiros. Siempre se subrayaba la necesidad de una presencia de personas adultas atentas a suscitar vida y a abrir a los jóvenes nuevos caminos. La fe de Marcelino en Dios y su confianza en María aparecen como fundamentos sobre los cuales estamos llamados a «construir una casa» para todos los jóvenes, un espacio donde ellos puedan encontrar su lugar.
La asociación de hermanos y seglares, unidos en la misión, fue destacada como un desafío importante, así como una riqueza que hay que promover a todos los niveles. Eso supone un nuevo tipo de relaciones donde cada uno da y recibe, donde se vive una verdadera corresponsabilidad.
Sentimos la urgencia de ofrecer el carisma de Champagnat a todos los agentes de la misión marista, en particular a los jóvenes profesores que trabajan en las escuelas en las que estamos presentes, a los miembros de las fraternidades y a los padres de los alumnos. Se vio la necesidad de diseñar planes de formación para compartir nuestra riqueza.
A la vez que somos sensibles a las necesidades de los países en vías de desarrollo y apoyamos el proyecto ad gentes de Asia, seguimos convencidos de la necesidad de los «maristas» en Europa donde el desamparo de los jóvenes se manifiesta en el vacío espiritual y afectivo. Pero al mismo tiempo la educación de los jóvenes en la solidaridad y la justicia se revela como un valor que hay que estimular, como un puente que hay que construir entre nuestros paises prósperos y los países que se están desarrollando. En esto también todos tienen algo que dar y recibir.
Esos son algunos de los temas que se abordaron, con mucho entusiasmo por parte de los asistentes. Al final del encuentro nos separamos llenos de gratitud por el clima fraterno que allí se vivió y los ánimos recibidos para continuar en la misión con impulso redoblado. Ahora esperamos el encuentro europeo que se tendrá en España en julio próximo, antes de la Asamblea Internacional de Brasil que se celebrará en septiembre y donde se darán cita los delegados de todo el mundo marista.