17 de octubre de 2013 ESPAñA

Beatificación de los 68 Mártires Maristas – 13 de octubre

El domingo, 13 de octubre de 2013, se celebró la beatificación de 522 mártires del siglo XX -entre ellos los 68 mártires Maristas-, en el complejo educativo de Tarragona (España), convirtiéndose en la más numerosa beatificación de la historia de la Iglesia y a la que asistieron unas 25.000 personas. Presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, participaron 104 obispos –unos treinta procedentes del extranjero– ocho cardenales y 1.400 sacerdotes. Además de las autoridades civiles, al acto asistieron unos 4.000 parientes de los mártires, según fuentes de la prensa local.

Una mañana hermosa, radiante, con un cielo límpido azul, propicia para celebrar la victoria del Dios de la vida, de Jesús Resucitado y con Él, de todos los que mueren en Él, de modo especial los testigos de la fe, que derramaron su sangre por Dios. La celebración empezó puntualmente a mediodía y fue amenizada por la Escolanía del Monasterio de Montserrat y una orquesta.

Se inició con la solemne procesión de entrada de los celebrantes y se transmitió en video, el mensaje transmitido en video del Papa Francisco, quien expresó lo siguiente: “Dicen los Santos Padres: ¡”Imitemos a los mártires”! Siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más necesitan. Imploremos la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia”…

A continuación Mons. Jaume Pujol Balcells, arzobispo de Tarragona, solicitó la beatificación de los 522 mártires. El cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, dio lectura a la Carta Apostólica en la que Su Santidad, el Papa Francisco, inscribe en el libro de los beatos a los que dieron la vida en defensa de la fe. El texto fue leído en latín, pero todos podían seguir la traducción en el fascículo entregado. A medida que se leía, aparecía la imagen del beato nombrado en las pantallas gigantes. Así se pudo apreciar a los hermanos Crisanto y Cipriano José, y a los dos laicos: Ramón Emiliano Hortelano Gómez y Julián Aguilar Martín. Al finalizar la lectura se desplegó el logo de la canonización teniendo como fondo las imágenes de los mártires, al son del “Christus vincit”.

Siguió una procesión solemne: una hermosa urna con las reliquias de los mártires fue depositada junto al altar, rodeada de 7 lámparas y flores. Las reliquias fueron veneradas e incensadas. Luego el Cardenal Amato entregó una copia de la Carta Apostólica a cada Postulador, incluido el nuestro, el H. Luis Jorge Flores.

Continuó la celebración Eucarística con el Gloria y la Liturgia de la Palabra. En la homilía el representante del Papa, cardenal Angelo Amato, dijo: “Estos hermanos y hermanas nuestros no eran combatientes, no tenían armas, no se encontraban en el frente, no apoyaban a ningún partido, no eran provocadores. Eran hombres y mujeres pacíficos. Fueron matados por odio a la fe, solo porque eran católicos, porque eran sacerdotes, porque eran seminaristas, porque eran religiosos, porque eran religiosas, porque creían en Dios, porque tenían a Jesús como único tesoro, más querido que la propia vida. No odiaban a nadie, amaban a todos, hacían el bien a todos. Su apostolado era la catequesis en las parroquias, la enseñanza en las escuelas, el cuidado de los enfermos, la caridad con los pobres, la asistencia a los ancianos y a los marginados.”… Luego continuó diciendo:

“¿Qué mensaje nos ofrecen los mártires antiguos y modernos? Nos dejan un doble mensaje. Ante todo nos invitan a perdonar. El Papa Francisco recientemente nos ha recordado que «el gozo de Dios es ¡perdonar!… ¡Aquí está todo el Evangelio, todo el Cristianismo! No es sentimiento, ¡no es “buenismo”! Al contrario, la misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del “cáncer” que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual. Sólo el amor colma los vacíos, la vorágine negativa que el mal abre en el corazón y en la historia. Sólo el amor puede hacer esto, y este es el gozo de Dios!”… “La celebración de hoy sea, pues, la fiesta de la reconciliación, del perdón dado y recibido, el triunfo del Señor de la paz”…

“De aquí surge un segundo mensaje: el de la conversión del corazón a la bondad y a la misericordia. Todos estamos invitados a convertirnos al bien, no sólo quien se declara cristiano sino también quien no lo es. La Iglesia invita también a los perseguidores a no temer la conversión, a no tener miedo del bien, a rechazar el mal. El Señor es padre bueno que perdona y acoge con los brazos abiertos a sus hijos alejados por los caminos del mal y del pecado”.

La celebración prosiguió conel Credo, las Intenciones y la Liturgia Eucarística, uniéndose a los mártires a través del Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Al final el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, dirigió unas palabras de agradecimiento, y por último se dio la Bendición Solemne. Como canto de despedida se entonó el “Virolai”, himno dedicado a Nuestra Señora de Montserrat, cuya imagen presidió la celebración de Beatificación al lado del altar.

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