29 de enero de 2020 SUDáFRICA

Beth Code, una voluntaria australiana en Sudáfrica

Beth Code ha completado su primer año como voluntaria en Sudáfrica. Es la coordinadora de “Marist Youth”, donde desempeña un rol importante en las Escuelas Maristas y es mentora de la comunidad internacional en Marcellin House, en Johannesburgo. Beth también trabaja con el Consejo Escolar Marista (Marist School Council) y los conserjes, y colabora muy estrechamente con Mike Greeff – Director de MSC.

Beth, de nacionalidad australiana, participó en el 2018 en la formación de candidatos destinados a las Comunidades Internacionales para un Nuevo Comienzo. Y a través del Departamento Cmi, fue enviada como voluntaria a la Provincia de África Austral.

A finales de año, Beth se unió a los líderes escolares de 2020, de las cinco escuelas maristas de Sudáfrica que dirigen el programa Campamentos de Verano para niños que viven en el municipio de Addo, y forman parte del proyecto Marist Mercy Care, iniciado en 2006 por Jason Grieve, quien era ‘líder’ del St Henry’s College en Durban y colaboraba – en aquel entonces – con dos hermanos octogenarios (Chris de Sudáfrica y Claude de Canadá), mientras formaba una sociedad con tres Hermanas de la Misericordia del Reino Unido. Cada año se une al programa de verano un grupo nuevo de líderes escolares acompañados por ex líderes que también han formado parte del programa de verano.

Beth escribe:

Me siento muy honrada de haber podido trabajar con las Hermanas de la Misericordia (Sister of Mercy) y varios jóvenes maristas de toda Sudáfrica durante el Campamento Anual de Verano de diciembre, donde asistieron más de 400 niños de diferentes zonas desfavorecidas de la región de Addo (Sudáfrica).

Como voluntarios, realizamos varias actividades, como deportes, arte, manualidades, baile, lectura, educación para la salud, orientación profesional, conciencia de violencia de género, liderazgo, tutoría y desarrollo personal. Y además de este fantástico programa, también pudimos servir un plato de comida diaria. Algo que para muchos no está garantizado.

Cada uno de los niños que asistió al campamento nos recibió lleno de energía con una verdadera necesidad de amor y atención por parte de todos nosotros. Ofrecer amor, cuidado e interés sincero a cada niño , era algo fácil que podía ofrecer pero bastante significativo, apreciado y valorado.

Ha sido una verdadera bendición poder compartir un tiempo con los niños de Addo, y ha sido también, una conmovedora experiencia que siempre llevaré conmigo.

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¿Has pensado alguna vez – como Hermano, laico, joven, estudiante, o exestudiante – en ser un voluntario marista? contacta el Departamento de Colaboración para la Misión Internacional (Cmi) – [email protected]

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