1 de diciembre de 2024 ESPAñA

Carta abierta del Provincial de Mediterránea

¡MIRAD! ALGO NUEVO ESTÁ BROTANDO

“No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo. ¡Mirad! Algo nuevo está brotando, ¿no lo veis? Abriré un camino en el desierto y corrientes en el yermo.” (Is.43, 18-19)

A toda la familia marista de la Provincia Mediterránea

Hay momentos que hieren el alma y las palabras no alcanzan, ni de lejos, a expresar los sentimientos. El 29 de octubre el cielo se rompió sobre Valencia y una tormenta de dolor y barro cubrió de sombras las esperanzas de miles de personas. La gente está sufriendo y nosotros, con comunidades y obras maristas en la zona, sufrimos también con ellos.

Apenas un mes antes de esa fecha, la mecha de la violencia ya encendida desde hace años en Oriente Medio volvía a expresarse con una fuerza realmente amenazante en varios paises y, esta vez, especialmente en el Líbano. Estoy en contacto diario con nuestras tres comunidades de este país: Fratelli (Rmeileh), Champville y Jbail. Cada día sigo con preocupación las noticias, al igual que lo hacéis todos vosotros desde cualquier lugar de la Provincia Mediterránea.

Hay momentos que hieren el alma y la llenan de preguntas: ¿Puede brotar algo nuevo en un contexto de tanta destrucción? ¿Puede surgir algo bueno?

Hoy, al comenzar este tiempo de gracia que es el Adviento, releo al profeta Isaías. Sus escritos siempre me han parecido los de un poeta excepcional, capaz de encontrar imágenes armoniosas y metáforas precisas para llegar mucho más allá de donde las palabras pueden alcanzar. “No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo. ¡Mirad! Algo nuevo está brotando, ¿no lo veis? Abriré un camino en el desierto y corrientes en el yermo.”

  • En medio de la tragedia y el desconcierto provocado por la DANA, algo nuevo ha brotado: la solidaridad del pueblo valenciano y de miles de jóvenes provenientes de todos los lugares. También desde nuestro entorno marista, dentro y fuera de la provincia, cientos de personas se han volcado para ayudar en las zonas más afectadas.
  • Nuestra comunidad “Fratelli”, situada a pocos kilómetros de Sidón, ha puesto en marcha un plan especial de ayuda humanitaria a la vez que intenta continuar con su misión educativa. De la misma manera, nuestras comunidades y colegios de Champville y Jbeil luchan por llevar adelante el curso escolar con la mayor normalidad posible, y coordinan al mismo tiempo proyectos de ayuda a los más vulnerables.
  • Nuestros maristas azules de Alepo continúan tambien sus proyectos solidarios, estos últimos días en una realidad muy inestable.

Testigos

Lo que realmente me hizo más sensible a las necesidades de los demás fue la actitud de la juventud. Ha sido increíble cómo se han organizado y han salido a las calles a ayudar. Nos han dado una lección de entrega y solidaridad en mayúsculas.” (Elena, profe de Maristas Algemesí)

Nunca imaginé lo fuertes que podemos llegar a ser. En los momentos más oscuros, siempre hay una fuerza interior que te impulsa a seguir. Cada pequeña victoria diaria se convierte en un paso importante hacia adelante. La solidaridad me ha emocionado profundamente: personas de distintos lugares y etapas de mi vida no han dudado en aparecer para ofrecer su ayuda. He aprendido que lo material va y viene, pero lo que realmente importa son las personas. En medio de todo, un abrazo ha significado más que cualquier otra cosa.” (Joan Pere, profe de Maristas Algemesí)

En todo este tiempo de guerra entre Hezbollah y el ejército israelí lo que más valoro es la experiencia de estar al lado de la gente. Queremos escucharlos, descubrir sus necesidades y organizarnos para intentar ofrecerles una ayuda básica. Hemos cambiado nuestros planes y prioridades, nos hemos vuelto flexibles y hemos aprendido a vivir en la provisionalidad. Hemos tocado el dolor y la necesidad. Ellos, los que sufren, nos han transformado con su humanidad.” (H. Juan Carlos, comunidad Fratelli)

Fue el testimonio de una mujer en la radio lo que nos tocó el corazón y nos impulsó a actuar, convencidos de que no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Durante nuestros días en Algemesí, he reafirmado algo que siempre he creído: la generosidad, el altruismo y la entrega de los jóvenes. Además, ha sido un privilegio compartir mesa y momentos de reflexión con la Comunidad de Hermanos, quienes, en medio de la preocupación y el caos, nos acogieron con los brazos abiertos.” (Álvaro, profe de Maristas Badajoz)

Trabajo en mantenimiento del cole. En mi cabeza solo me decía una cosa: para quitar barro hay mucha gente, pero no para arreglar averías. Había familias con niños sin luz eléctrica, gente mayor también. Teniendo la capacidad de poder solucionar muchas averías de suministros básicos, ¿no iba a hacerlo? Me quedo con la alegría de ver sus caras de felicidad a pesar del desastre y con la satisfacción de haberles ayudado.” (Vicent Juan Luis, trabajador de Maristas Algemesí)

Necesitaba hacerme presente en esas vidas que de repente se han roto o paralizado. Quería acompañarlos, sostenerlos, para que no se sintieran solos, más de lo que les ha dejado el sistema, los políticos y la mala suerte” (Ali, Fundación Marcelino Champagnat)

No me lo he tenido ni que plantear: era mi pueblo, mi gente de toda la vida, y lo único que me nació hacer fue ayudar en todo lo que pudiera” (José, Hogar de Emancipación, Maristas Cullera)

La guerra es un horror que ya no debería existir hoy. Sin embargo, está ahí, perturbando nuestras vidas y las de tantos libaneses desplazados. Pero nos negamos a ceder ante el miedo. Cuando los aviones de guerra retumban y el humo negro se eleva en Beirut ante los ojos de nuestros alumnos, seguimos enseñando, animándoles a orar y transmitiendo la esperanza del Evangelio. En casa jugamos con nuestros hijos, compartimos las comidas, la vida cotidiana, ofreciéndoles una vida de niño a pesar de todo. ¿Es esto una negación? Tal vez. Pero creemos que es sobre todo un acto de fe en la vida y en el amor, nuestra forma de resistir ante el horror.” (Sabine y Georges, Maristas Champville)

La guerra me ha mostrado la importancia de la oración en estos momentos. Esta no pretende ser el último recurso, algo que hago porque me he quedado sin otras opciones, pero es realmente la herramienta más poderosa que tengo.” (Nada El Hachem, Maristas Jbail)

He aprendido que lo que realmente importa son las personas y el cariño que compartimos. Mientras veía cómo el agua sepultaba bienes materiales que apreciaba, la angustia por no poder contactar con mi suegra que estaba sola y a oscuras era el pensamiento que predominaba. Luego, llegaron en tropel “ángeles de la guarda” de todos los lugares de España (e incluso algún extranjero) que nos ayudaron a quitar barro, nos ofrecieron comida, nos cuidaron y nos transmitieron, con hechos, el cariño sincero y solidario que nos llena de alegría, aun en los peores momentos.” (José Alfredo, profe de Maristas Algemesí)

A día de hoy, en mi corazón habita la idea de compartir sin esperar nada a cambio, compartir la esperanza y la Fe, pero sobre todo una sonrisa en momentos difíciles.” (Rafa, Escuela de Segunda Oportunidad Torrent, Maristas)

Doy gracias a Dios, una y mil veces, después de lo sucedido. No hemos tenido ninguna pérdida personal, así es que me siento afortunada. Y en cuanto a las pérdidas materiales que tanto esfuerzo nos han costado, pronto o tarde las recuperaremos.” (Inma, profe de Maristas Algemesí)

A pesar de la inestabilidad que estamos viviendo, no sólo a causa de la guerra, sino que la guerra ha empeorado, mantenemos siempre en nuestros corazones la esperanza de que mañana tendremos un futuro mejor. Como Marcelino en su misión, ponemos todo en manos de “Nuestra Buena Madre” María y estamos seguros de que ella nos llevará hacia un futuro más tranquilizador.” (Roland, Maristas Champville)

Es verdad que son tiempos difíciles, pero estamos acostumbrados, ya que lo hemos vivido varias veces.  Y hay que estar presente, aquí y ahora, con ánimo y esperanza, compartiendo con la gente penas y alegrías, como testigos y por fidelidad a Cristo y bajo el amparo de la Virgen María.” (H. Georges Trad, Maristas Champville)

Los voluntarios se han convertido en familia, y nos han sujetado en cada hora que transcurría como si fueran meses. El ser humano se ha unido y la frase de ‘’juntos somos más fuertes’’ o ‘’el poble fa el poble’’ nunca había tenido tanto sentido. El sentimiento de pertenencia ha vuelto a cobrar vida.” (Alba, Hogar de Emancipación Valencia, Maristas)

La impotencia que sentía me impulsó a poner a disposición la infraestructura de mi empresa para organizar la ayuda. Esta primera experiencia en Algemesí, en el Colegio Marista junto a los hermanos, me hizo volver tres días más tarde a Paiporta para ofrecer mis servicios como veterinario de forma altruista, y ponerme a disposición de mis compañeros que lo han perdido todo. Ambas experiencias me han enriquecido al conocer el lado más humano, pero también más vulnerable, de las personas y animales.” (Carlos Rosa, gerente de Clinivex, Badajoz).

En el Líbano vivimos un tiempo de guerra lleno de incertidumbre y miedo, pero también de una profunda solidaridad. Cada día, a pesar de las dificultades, siento la fuerza de mi fe que me ayuda a mantener la esperanza. Con mis seres queridos y mi comunidad, nos apoyamos mutuamente orando por la paz y confiando en los valores de fraternidad y resiliencia que llevamos en el corazón.” (Elie Hawa, Maristas Jbail)

En la situación actual de guerra, yo me mantengo en paz. Humanamente no hay esperanza: en el Líbano hay una crisis cada 5 años, pero desde la fe estoy convencido que La Virgen María y Dios salvarán el Líbano. Esta guerra es una comedia dirigida por Israel e Irán, pero lastimosamente es el pueblo libanés el que paga las consecuencias. Para mí hoy el gran problema es que los jóvenes libaneses abandonan el país y esto pone en peligro la presencia cristiana en el Medio Oriente.” (H. Antoine Jarjour, Maristas Jbail)

Cuando nuestra casa amaneció inundada después de la trágica noche del 29 de octubre, muchos voluntarios, pero sobre todo mis compañeros/as del Claustro, aparecieron tan pronto como les fue posible para ayudarnos, sin pedir nada a cambio. Nos sentimos tan agradecidos que en el momento en que pudimos dejar nuestra casa “lista”, salimos a la calle para hacer lo mismo. Doy gracias a Dios por la solidaridad de tanta gente.” (Ricardo, profe de Maristas Algemesí)

He aprendido a apreciar más lo que tengo, a mi gente y familia. He podido constatar que todo gira alrededor de la política, incluso en las catástrofes naturales. He aprendido a ver la capacidad que tiene el ser humano de caer y también de levantarse, y que juntos somos más fuertes. Solo juntos salimos del fango.” (Sonia, Hogar de Emancipación Maristas, Cullera)

La guerra crea inestabilidad y estrés, lleva a la perdida de la esperanza y a la depresión, pero precisamente en esta situación de dificultad, a través de la oración y la vivencia comunitaria, recibimos el llamado de Dios a ser presencia alegre y esperanzadora en medio del caos, del sinsentido de la violencia. A ejemplo de “Nuestra Buena Madre” estamos presentes para compartir y seguir adelante con la vida lo más normalmente posible a través de la escuela y los grupos juveniles, pues “solo Dios basta”. (H. Carlos Mario, Maristas Jbail)

Somos vulnerables y en un abrir y cerrar de ojos nos puede cambiar la vida, pero el aprendizaje más valioso es que EL SER HUMANO PUEDE SER MARAVILLOSO. La gente tiene un corazón inmenso y es capaz de ayudar sin escatimar esfuerzos, sin tener en cuenta las diferencias, más allá de raza, color, religión o ideología. Esto me hace ser más solidario con la gente que lo necesita. No va a haber tiempo ni dinero para devolver los favores recibidos, pues son demasiados y demasiado grandes.” (Pablo, profe de Maristas Algemesí)

Vivir la propia fe en tiempos de guerra es un desafío profundo que requiere valentía, discernimiento y fidelidad. Hay que orar por la paz, por las víctimas, por los líderes e incluso por los enemigos y también para encontrar fuerza, consuelo y sabiduría.  Escuchamos la Palabra de Dios, especialmente los pasajes sobre la esperanza. Nos comprometemos con nuestro prójimo a través de acciones de ayuda mutua y solidaridad.” (Miled Hobeika, Maristas Champville)

Tengo la certeza de que Dios está a mi lado en cada momento, me da la alegría de vivir, empatía, paciencia y capacidad de escuchar al otro. Por el testimonio de mi fe trato de ayudar a los demás a encontrar a Dios en cada momento y esperar que el soplo del Espíritu inspire a los líderes del mundo.” (Annick Hawat Jessenne, Maristas Jbail)


Hay terrenos con tanta sequedad que apenas albergan la mínima esperanza de que algo nazca. Pero siempre brota la vida de la mano del Dios que todo lo hace nuevo. A veces son brotes pequeños, discretas señales apenas visibles. Pero lo cierto es que esa vida nueva surge a cada instante. ¡Mirad! Algo nuevo está brotando. ¡Feliz Adviento

H. Aureliano García Manzanal
En Alicante, a 1 de diciembre del 2024

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