
Celebración de despedida en honor de Iolanda Gallo
El día 26 de junio, la Administración general organizó una despedida en honor de Iolanda Gallo, que accedió a su jubilación el 30 de junio después de 24 años de servicio al Instituto.
“Pensaba que nunca iba a llegar este momento, pero aquí está finalmente”, afirmó Iolanda, que trabajó en la recepción de la Casa general desde 1993. “Me duele el corazón al dejaros aquí a todos”.
En el jardín central de la Casa general, el Superior general, hermano Emili Turú, recordaba al personal y a los miembros de la Administración general que Iolanda había pasado más de un tercio de su vida en esta Casa del Instituto.
“Es la persona que ha visto y oído tantas cosas y que ha visto pasar con el tiempo las diferentes formas de comunicación: el correo postal, el fax, el teléfono, el correo electrónico…” comentaba el hermano Emili y recordaba la anécdota del día que Iolanda recibió una llamada telefónica de Camerún diciéndole que un “cierto hermano Emili Turú estaba hospitalizado y necesitaba urgentemente dinero”, aunque ella sabía que estaba en la Casa general.
“Este día representa un nuevo comienzo para usted, y esperamos sea alegre y hermoso”, le dijo a Iolanda, que se traslada a Marsella, Francia, para vivir con su hermana.
Iolanda, que ha sido probablemente la primera mujer a ostentar un puesto “visible” en la Casa general, ha conocido cuatro Superiores generales, cientos de hermanos, laicos y visitantes.
El hermano Emili regaló a Iolanda una estatua de nuestra Buena Madre deseándole que “la espiritualidad marista le acompañe siempre” y leyó para ella una tradicional bendición irlandesa: “Que el camino se abra para recibirte; que el viento sople siempre a tu espalda; que el sol caliente siempre tu rostro; que la lluvia caiga suavemente en tu tierra y hasta que nos volvamos a ver que Dios te tenga en la palma de su mano”.