5 de diciembre de 2008 ESTADOS UNIDOS

Comité de Hermanos Mayores

En la primavera de 2007, el Comité de Hermanos Mayores hizo una encuesta a todos los hermanos de la Provincia de Estados Unidos para evaluar cuán bien preparados estaban para asumir la transición de la vida activa a una sana jubilación. Si bien la encuesta no fue concebida para votar o evaluar una política de jubilación en particular, sí fue informativa e útil para moldear futuras políticas de este tipo. Se compararon las respuestas de los hermanos de cada franja de edad con el nivel de preparación adquirido, con el fin de identificar aquellos casos cuya exitosa transición a la jubilación pudieran iluminar tanto la dirección provincial como las personas que viven este proceso.

Muchos hermanos imaginan que el momento de la jubilación les llegará en el mismo lugar en el que están viviendo ahora y mientras realizan el mismo trabajo de siempre, aunque con menos responsabilidades. Sin embargo, ello repetiría el modelo histórico de jubilación en vez de considerar uno más abierto y que explore opciones diferentes.

Dicho modelo histórico tal vez deje de ser el mejor, ya que la cantidad de hermanos jubilados excederá el número de posibilidades que haya en los colegios de hacer horarios reducidos u otro tipo de trabajo que el colegio pueda proporcionar. De manera aún más significativa, el enfoque tradicional ve la jubilación como la disminución de las capacidades personales en vez de considerarlo como una transición hacia nuevas formas de apostolados (pagados o no) y a nuevas maneras de vivir la vida en comunidad.

El plan estratégico de la Provincia vio la necesidad de explorar opciones creativas para la jubilación. La experiencia vivida por algunos hermanos maristas y otros religiosos deja claro que las buenas decisiones llevan a buenos resultados, mientras que las decisiones pobres, o la falta de ellas, producen el efecto contrario.

Anteriormente se pensaba que cada hermano debía seguir trabajando hasta que su salud se lo permitiera o hasta que fuera físicamente capaz de hacerlo. Por ende, la jubilación era vista de una manera negativa, era casi como admitir que ya no se gozaba de buena salud. Y esto nos llevó a aferrarnos a nuestros colegios o a otros apostolados que se volvían cada vez más absorbentes, dejándonos pocas energías físicas y psicológicas para aprender habilidades nuevas o explorar apostolados nuevos.

Muchas de las respuestas de la encuesta coincidían en la concepción de que si uno no está trabajando, está enfermo o necesita ayuda médica. Pero hay un tiempo valioso entre estas dos etapas de la vida: la jubilación activa. El prepararse para una transición exitosa que conlleve a una jubilación activa y sana es un proceso que involucra aspectos físicos, mentales, espirituales y económicos; y dicho proceso toma tiempo.

Las transiciones exitosas inician típicamente alrededor de los cincuenta, con una planificación y preparación. Asistiendo a talleres, leyendo sobre la jubilación, adquiriendo nuevas capacidades y discutiendo estas nuevas posibilidades con amigos, con un especialista o con los compañeros, para identificar los pasos adecuados que hay que dar en esta etapa de la vida.

Al inicio de los sesenta empieza el momento mismo de la transición. Es el momento de reducir la carga de trabajo y cambiarlo por un trabajo remunerado a medio tiempo, no porque no seamos capaces de realizar un trabajo a tiempo completo, sino porque necesitamos destinar nuestras energías a actualizar, explorar, trabajar en nuevos apostolados y explorar nuevos lugares para vivir.

Los hermanos maristas valoran la vida en comunidad, por ello es importante que los hermanos que tienen aproximadamente la misma edad, puedan discutir la posibilidad de vivir juntos cuando estén pasando el momento de transición a la jubilación. A los sesenta y poco, es el momento en que podemos unir hermanos de la misma franja de edad para planear una nueva comunidad, quizás en un lugar diferente. El clima, los costos de vida, las oportunidades de un apostolado a medio tiempo, son algunos de los factores que se deben considerar. En la encuesta surgieron varias posibilidades: Carolina del Norte, Arizona, Texas, Florida y Nuevo México, entre otras.

De los sesenta y cinco en adelante, la transición a la jubilación activa generalmente ya se ha completado. La jubilación activa constituye una oportunidad para involucrarse en el trabajo de la parroquia o de los hospitales, el momento de sentarse a escribir, o de aprender a tocar un instrumento, dedicarse al arte o a cocinar, o un período para profundizar en la oración personal siguiendo un ritmo de vida menos estresante. Sin una planificación estudiada y apropiada en los años que preceden a la jubilación, esta etapa de nuestras vidas puede volverse un período de inactividad en vez de ser uno de vivacidad y recreación, una época de aburrimiento en lugar de creatividad.

La encuesta confirma que algunos hermanos, tal vez muchos, necesitan ayuda para prepararse a vivir una jubilación satisfactoria. Entre las tareas que el Comité de los Hermanos Mayores y la Provincia están liderando encontramos:

* Apoyar las reuniones y encuentros de los hermanos para discutir nuevas opciones creativas y planear nuevas comunidades de jubilación activas.
* Elaborar programas de formación continua para los hermanos sobre cómo llegar a una sana jubilación.
* Financiar la creación de nuevos apostolados.
* Organizar una asamblea a nivel provincial para discutir y planear nuevas formas de jubilación creativa.
* Facilitar encuentros regionales en los que los hermanos tengan la oportunidad de evaluar su propia preparación para la transición a la jubilación.
* Analizar lo que hacen otras congregaciones religiosas de hermanos para formar comunidades de jubilación activas, diferentes de hospitales o de instalaciones asistidas.

Richard Van Houten
John Malich
Jim Adams

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