Compartiendo 2 – Maristas Laicos

Compartiendo. La Vocación Marista Laical

María, brisa de amanecer

H. Javier Espinosa

Escribo en una mañana del mes de mayo, que me recuerda el recorrido tempranero por la huerta del Noviciado, cantando a María y contemplando las flores de los almendros y cerezos, así como las blancas margaritas entre el verdor de la hierba. Percibía con todos mis sentidos el rocío de la mañana, el abrirse de la vida, el perfume de la primavera, el aire del amanecer. Los inicios del mes de mayo sabían a brisa y frescor, a días más largos y soleados, a paseos entre los árboles frutales. Por eso el mes de mayo como mes de María me inspiraba y me alegraba. María era canción, nuevo día, flor del campo. El mayo florido era para mí todo un símbolo de la ternura de María, de su hermosura, de su mirada limpia, de sus ojos claros.

María, como brisa de amanecer, inspiró y guió a Champagnat en los inicios del Instituto. Es el agua fresca del Gier. La estrella de la noche del “Acordaos”. El pan caliente de La Valla. El silencio y armonía del valle del Hermitage. El cariño y afecto de Champagnat. El candor de los niños de las primeras escuelas. La roca fuerte sobre la que se asienta la nueva casa. El suave despertar de la primera comunidad cantando la Salve. El Fórum internacional sobre la vocación marista laical nos abre a la esperanza, nos invita a soñar juntos, nos motiva a cuidar la vida y a generar nueva vida. El proceso del Fórum apunta a un nuevo amanecer donde aparece María como punto de encuentro, como memoria de inicios, como presencia que acompaña, como reclamo de identidad. Es Ella la del amor de siempre. Es Ella la que alegra y anima. Es María, la Madre, la que reúne y promueve comunión. Es María, la siempre novedad.

El discernimiento que hemos iniciado se apuntala con las certezas más profundas de Marcelino que debieran acompañarnos en este camino de búsqueda de vitalidad del carisma. Las recordamos con un corazón agradecido.

Llevamos el nombre de María

El nombre es un atributo de la personalidad, el modo de individualizar a una persona dentro de una comunidad determinada. El nombre es nuestra primera seña de identidad, aquello que nos identifica y nos da entidad. Marcelino en una de esas frecuentes visitas a la Santísima Virgen tuvo la inspiración de fundar una congregación de maestros y darles el nombre de la que le había inspirado dicho proyecto. Al sentir gusto especial en honrar a la Santísima Virgen, y suponiendo que todos sentirían lo mismo, pensó que el solo nombre de María sería suficiente para atraer candidatos a la congregación que pensaba fundar. Y acertó.

Para Champagnat, vivir en coherencia con nuestro nombre, es contar con Ella para todo. Tantas expresiones de nuestro Fundador lo confirman: “Dios nos ha amado desde toda la eternidad; nos ha elegido. La Santísima Virgen nos ha plantado en su jardín. Ella cuida de que nada nos falte”. “No se asusten, tenemos a María por defensa”. “María no nos abandona… María nos ayuda y eso basta”. Y la expresión que emplea en carta al H. Antonio es para subrayarla: “Interesen a María en favor nuestro, díganle que después que han hecho todo lo posible, tanto peor para ella si las cosas no van como es debido. Recomiéndenles mucho a sus niños”.

Llevar el nombre de María supone traducir el espíritu de María en los procesos vocacionales, hacer de su ejemplo una orientación de vida y cargar de sentido mariano nuestra presencia en la Iglesia y en nuestro mundo.

Todo lo hace entre nosotros

“María sola es causa de nuestra prosperidad, sin María somos nada y con María lo tenemos todo, porque María tiene siempre a su adorable hijo o en sus brazos o en su corazón”. Así se expresó Marcelino, tan cordial y radicalmente. Era tan firme su confianza en María que nada le parecía imposible con su ayuda. Se le oyó decir repetidas veces: “Aunque toda la tierra estuviera contra nosotros, nada hemos de temer si la Madre de Dios está con nosotros”.  

En el pensamiento del Fundador, dice el H. Juan Bautista, todo en el Instituto debe pertenecer a María y todo emplearse para su gloria. Amar a esta augusta Reina, servirla y propagar su culto, según el espíritu de la Iglesia, como un medio excelente de amar y servir más fácil y perfectamente a Jesucristo: tal fue el fin que se propuso al fundar el Instituto. Marcelino se veía a sí mismo como alguien que secundaba los planes de María, no como impulsor de un proyecto propio, por eso escribe estas palabras: “Digamos a María que ésta es mucho más obra suya que nuestra”.  Cuando, al final de 1821 el Instituto parecía extinguirse “como lámpara sin aceite”, acudió a Ella diciendo: “Si no vienes en nuestro auxilio, pereceremos… , pero si esta obra perece, no es nuestra obra la que perece, es la tuya”.

“¡María es todo para nuestra sociedad!”, manifestó Marcelino con mucha fuerza en los inicios del Instituto. Esa confianza fue la pauta de toda su vida, confiando todos sus proyectos a María. En ese espíritu creó una atmósfera de familia hecha de autenticidad, de sencillez, de afecto mutuo, de tranquilidad serena, de alegría, de moderación. El proceso del Fórum nos invita a un camino de comunión, donde María como brisa de amanecer es sonrisa, corazón, delicadeza. Nos señala el camino de la interioridad, la contemplación, la fecundidad, la ternura, la transparencia. Un corazón limpio, al estilo de María, no deja de amar. Amar sin manipular, amar sin poseer, amar en Jesús. Con este corazón limpio es posible realizar el camino de comunión que propone el itinerario del Fórum.

María es promesa

Mañana de mayo, eso es María. En la mañana algo nace, la vida despierta, aparece la luz, se inicia un nuevo día. María es promesa, invitación a la esperanza. María es aliento e inspiración. El testimonio de Marcelino nos dice que con María se puede crear, se puede soñar e imaginar. Con María no cabe la inseguridad o el temor, el pesimismo o la desesperanza. Nuestra identidad comporta esa actitud mariana, que ilumina los procesos de discernimiento en la identificación de nuestra vocación marista. Ella es la que escucha al Señor, la que se interroga y pregunta. La que discierne. Mujer creyente ante la incertidumbre del momento. Virgen fiel ante la zozobra y la indecisión. Madre feliz y plenamente fecunda. Su fe sabe a sonrisa y a miel, así como a lágrimas y a cruz; a hogar de Nazaret como a camino del calvario; a soledad como a mañana de resurrección.

Los procesos de reflexión que emprendemos los podemos vivir de la mano de María. Con Ella hacemos camino con los pies llenos de polvo. Como Ella, segura de la fidelidad de Dios, podremos estar abiertos a la novedad y al futuro que nos proporcione esta aventura evangélica de generar nueva vida para el carisma marista en el proceso de estos cuatro años.

“Ésta es mucho más obra suya que nuestra”, expresó Champagnat en los inicios del Instituto. La propuesta del Fórum Internacional también se convierte en regalo de María para el Instituto. Y ese regalo nos trae frescura, sensibilidad a los signos de los tiempos, utopías, saludable inconformismo, creatividad y fantasía. Es la presencia de la Gracia en nuestra historia que la hace fértil, ilusionada, generosa, aventurera. Es el impulso fuerte del Espíritu que hace nacer la vida de forma continua.

La brisa de amanecer que es María nos hace mirar el futuro con esperanza, nos invita a soñar juntos, a dejarnos llevar por la fuerza del evangelio, a creer que se puede renacer, a experimentar que la felicidad y la alegría van unidas a la vocación marista, a salir al encuentro de Dios que sigue apareciendo cada día y conduciendo la historia. Así la experiencia del Fórum puede convertirse en una hermosa mañana del mes de mayo.

Maristas laicos: una vocación para el siglo XXI

Manu Gómez Cid – Director adjunto del Secretariado de Laico

En este segundo número del nuevo boletín “Compartiendo” comenzamos una sección en la que irán apareciendo distintas reflexiones de fondo, que nos permitirán profundizar en diferentes temáticas para crecer, específicamente, en nuestra vocación marista laical. En esta primera reflexión, haremos una aproximación al tema que aparece en el título: “MARISTAS LAICOS: UNA VOCACIÓN PARA EL SIGLO XXI”.

Hace más de una década de la publicación del documento “En tono a la misma mesa. La vocación de los laicos maristas de Champagnat” (EMM). En muchos lugares del mundo marista podemos percibir cómo se ha ido tomando una conciencia cada vez clara del significado de esta expresión del carisma de Marcelino: la vocación marista laical. En EMM se pusieron las bases para darle carta de ciudadanía y se aportaban intuiciones con vistas al futuro. Entre otras, la necesidad de crear itinerarios formativos acompañados que permitieran realizar procesos de discernimiento vocacional (EMM 146-169). En este sentido, el documento de referencia “Ser Marista Laico”, presentado en el último Capítulo General de 2017, es fruto del trabajo de las comisiones continentales de laicado. Podemos constatar que varias Provincias en el Instituto han implantado ya estos itinerarios, con equipos de personas que acompañan a otras en sus procesos vocacionales, como laicas y laicos, en el carisma marista.

También se vislumbraba la necesidad de expresar las respuestas personales mediante gestos y compromisos públicos de vinculación carismática o la posibilidad de crear estructuras asociativas de carácter laical reconocidas por la comunidad eclesial (EMM 134, 140, 142, 143). Estas intuiciones siguen cobrando cuerpo, y podemos descubrir algunas experiencias que ya se están llevando a cabo en algunas Unidades Administrativas. Se nos irán compartiendo en próximos números de este boletín.

El “FÓRUM INTERNACIONAL SOBRE LA VOCACIÓN MARISTA LAICAL”, proceso que ya ha comenzado y que culminará en 2024, será una magnífica oportunidad para ahondar en estas intuiciones y ayudará a dar pasos concretos y visibles, especialmente en lo referente a la vinculación carismática o las estructuras asociativas.

Laicos por vocación

El siglo XXI está suponiendo un gran cambio en la Historia del cristianismo y de la Iglesia Católica en particular. Y este tiempo va a implicar, con total seguridad, una nueva conciencia del laicado como vocación.

El pasado año 2020, justo cuando comenzaba a expandirse por nuestro mundo la pandemia del COVID’19, se celebraba en España un acontecimiento eclesial que marcará un antes y un después en la vida de los laicos en la Iglesia española. Por primera vez, se convocó un “Congreso Nacional de Laicos” (https://www.pueblodediosensalida.com/), impulsado y promovido por la Conferencia de los Obispos. Más de 2000 representantes de las diócesis españolas, parroquias, movimientos eclesiales o congregaciones religiosas, participaron en este evento.

Quiero destacar una expresión que levantó al público asistente de sus asientos con una gran ovación. Un laico de la diócesis de Toledo, coordinador del Congreso, expresó lo siguiente en las palabras de inauguración: «No somos laicos por defecto. Somos laicos por VOCACIÓN».

El propio Papa Francisco, en su discurso a los miembros del Consejo Nacional de la Acción Católica Italiana, el pasado 30 de abril de 2021, decía así: «en la Iglesia, la voz de los laicos no debe ser escuchada “por concesión”, no. A veces la voz de los sacerdotes, o de los obispos, debe ser escuchada, y en algunos momentos “por concesión”; siempre debe ser “por derecho”. Pero también la de los laicos “por derecho”, no “por concesión”. Ambos.» (https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2021/april/documents/papa-francesco_20210430_azione-cattolica.html). 

Estos dos ejemplos nos sitúan claramente en el contexto del tiempo que estamos viviendo en relación con el laicado dentro de nuestra Iglesia y que, desde el Concilio Vaticano II, se ha tratado de concretar con diferentes expresiones, experiencias, caminos o estructuras. En distintas reflexiones se hace referencia a “la hora del laicado”.

Es decir, en el siglo XXI tenemos la oportunidad de un reconocimiento real de la vocación laical en la Iglesia, y no sólo en declaraciones llenas de buenas intenciones, sino con signos concretos de corresponsabilidad y comunión.

Ser maristas laicos. Un don que acogemos con memoria agradecida

En el proceso de descubrimiento de nuestra vocación marista laical hay un primer momento de toma de conciencia del don recibido. Experimentamos el sentirnos amados como hijas e hijos predilectos de Dios, elegidos de manera personal para colaborar con Él en su proyecto de construir una humanidad fraterna.

Y en la experiencia de contemplar el paso de Dios por nuestra vida descubrimos, con memoria agradecida, la historia de tantas generaciones de maristas que, desde los tiempos del P. Champagnat, han sido testimonio vivo de entrega en la misión de “dar a conocer y hacer amar a Jesucristo” a la niñez y la juventud de cada uno de nuestros países.

Cada cual podrá poner nombre y recordar rostros concretos de maristas, hermanos, laicas y laicos, cuyas vidas le han interpelado y le han impulsado a ahondar en su propia vocación personal. Maristas que han vivido y contagiado su experiencia de Dios, su vivencia de la fraternidad o su pasión por la misión. Gracias a todos ellos, hoy podemos decir que queremos vivir nuestra vocación laical como maristas. Hagamos, pues, memoria para seguir amando y viviendo creativamente nuestra vocación.

Maristas laicos, místicos de la calle

Nos dice José Tolentino Mendoça en su libro La Mística del Instante: «En una especie de testamento espiritual, el teólogo Karl Rahner firmó la siguiente interjección: “¡El cristiano del futuro o será un místico o no será cristiano!”. En su opinión, hay dos rasgos emergentes en el perfil del creyente contemporáneo: por un lado, su espiritualidad necesita ser vivida continuamente en primera persona, pidiéndole un inexcusable despertar de la conciencia; y por otro, está llamado al valor de una decisión de fe en el Espíritu, que encierre la fuerza en sí mismo, demostrando efectivamente una experiencia personal de Dios y de su Espíritu» (Tolentino Mendoça, José. La mística del instante. El tiempo y la promesa. Verbo Divino – 2020).

Tomarnos en serio esta afirmación supone ir recorriendo una experiencia de relación personal con el Dios de Jesús, cultivando en nuestra vida diaria el silencio, la actitud contemplativa, la vivencia de una espiritualidad encarnada y una mística de ojos abiertos. Como consecuencia, estamos llamados a vivir una verdadera experiencia del Espíritu en nuestra realidad cotidiana y secular.

Significa vivir con la convicción que expresaba la laica francesa Madeleine Delbrêl, en su conocido texto “Nosotros, gente de la calle” (Pitaud Bernard. Orar con Madeleine Delbrêl. PPC – 2018):

«Hay lugares donde sopla el Espíritu, pero hay un Espíritu que sopla en todos los lugares.

Hay personas a las que Dios toma y pone aparte.

Hay otros a los que deja en medio de la gente, a los que «no retira del mundo».

Esta es la gente que tiene un trabajo ordinario, que tiene un hogar ordinario o son solteros ordinarios. Gente que tiene enfermedades ordinarias, con su pena ordinaria. Gente que tiene una casa ordinaria, que viste ropas ordinarias. Es la gente de la vida ordinaria.

La gente que se encuentra en cualquier calle. Aman la puerta que da a la calle, como sus hermanos invisibles al mundo aman la puerta que se cierra definitivamente tras ellos.

Nosotros, la gente de la calle, creemos con todas nuestras fuerzas que esta calle, que este mundo donde Dios nos ha puesto, es para nosotros el lugar de nuestra santidad.

Creemos que no carecemos de nada, porque, si algo de lo necesario nos faltara, Dios ya nos lo habría dado».

Maristas “fratelli tutti”

«Nadie puede pelear la vida aisladamente. […] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! […] Los sueños se construyen juntos» (http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html).

Estamos llamados a soñar y recrear experiencias comunitarias inspiradas en los orígenes. Fijémonos, por ejemplo, en la comunidad de Antioquía, abierta a una nueva realidad, la de los paganos, que hará que la Iglesia se haga universal, global. Antioquía -con su profunda carga simbólica por su localización en Siria- es el primer lugar en el que a los seguidores de Jesús se les reconoce como “cristianos” (Hch 11,26), con la consiguiente ruptura con ideas cerradas de carácter judaizante.

Ser Maristas Fratelli Tutti nos llevará a promover experiencias de “Iglesia en salida”, abiertas a nuevas realidades, culturas, grupos y lenguajes que posibiliten el anuncio de la Buena Noticia. Comunidades-hogar que, como la primera comunidad reunida en torno a la mesa de La Valla, se sienten impulsadas a la misión, su razón de ser.

Maristas laicos: profetas ‘3.0’

El futuro y la vitalidad del carisma marista y, por tanto, del laicado marista, irá ligado a cómo vivamos la dimensión “profética” de nuestro Bautismo. Implicará un claro compromiso misionero, desde una perspectiva que podríamos denominar 3.0, aludiendo a los nuevos modos de hacer posible el mandato de Jesús: «Por el camino proclamad que está cerca el reinado de Dios, curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. De balde lo recibisteis, dadlo de balde» (Mt 10,5-8).

Y, ¿qué significa eso de ser “profetas 3.0” en estos tiempos que nos tocan vivir? Si está cerca el reinado de Dios, asumimos que toda la realidad está en proceso de conversión: el mundo del trabajo, la educación, economía, la política, la acción social, la familia, la cultura, el ocio, la tecnología, las comunicaciones sociales… Y para que esto sea posible, los laicos tenemos un papel necesario e insustituible. Traduciendo lo que nos dice Jesús, tendremos que estar denunciando la cultura del descarte, cuidando y sanando, posibilitando nuevos horizontes de futuro, incluyendo y acogiendo, liberando de ideologías excluyentes, creando estructuras humanizadoras…

Eso es lo que significa ser “sal de la tierra y luz del mundo”, empleando la palabra que denuncia y anuncia, pero, sobre todo, hablando el lenguaje del testimonio, de los gestos y los estilos de vida evangélicos.

Ya nos lo decía también San Marcelino Champagnat invitándonos a ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Un cristiano es hoy un honrado ciudadano cuando vive la dinámica de ser “Iglesia en salida”, cuando responde con hondura las preguntas que lanzaba San Óscar A. Romero: «¿Para qué sirve la sal si no están donde se cuecen las habas, en el puchero? ¿Para qué sirve la sal si no estamos donde se cuecen los problemas de los hombres?».

En definitiva, tal y como nos invita el lema del “Fórum Internacional sobre la vocación marista laical”, el siglo XXI será un tiempo de gracia para acoger, cuidar, vivir y compartir nuestra vocación.

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Manu Gómez Cid – Director adjunto del Secretariado de Laico

¿Qué significa ser marista?
Nanette Hurst – Puerto Rico

Solo la pregunta me hace sonreír…

Para mi ser laica marista es una bendición, un propósito, una definición.

Una bendición porque encontré mi lugar, mi vocación, en las enseñanzas y valores de San Marcelino Champagnat. La bendición de hacer algo que me apasiona y en lo que creo firmemente.

Un propósito; un sentido a lo que hago. Luchar para mejorar cada día, como persona, como educadora, como marista. Querer ayudar, acompañar, ser ejemplo para mis estudiantes, compañeros y hermanos. 

Es acercarme más a Dios a través de las personas, de una misión, de lo sencillo.

Es estar donde me necesiten.

Una definición porque simplemente soy yo. Es vivir y transmitir un carisma con el que me identifico plenamente.

Encontrar la felicidad en una manera de vivir, en lo más simple.

Ser laica marista es tener familia en todo el mundo con los cuales sentirte completamente identificado y cómodo.

Es tener un compromiso con los niños y los más necesitados.

Es sentirme feliz con el simple hecho de estar juntos en cualquier parte del mundo.

¿Qué significa ser marista?
Azucena Rios – Canadá

Nací en El Salvador y desde los 20 años emigré a Canadá. Mi fe fue cimentada desde pequeña con el amor a Jesús y a Maria. En Montreal, participamos activamente como laicos en diferentes actividades pastorales de la iglesia como son la catequesis y desde que comenzó la pandemia con el equipo de tecnología para llevar la palabra de Dios a los hogares por medio de las transmisiones por internet.

Ser Marista, es estar abierto a las necesidades de los demás y de compartir y crecer juntos. Ser Marista es decir cómo puedo dar lo mejor para la comunidad.

La vocación Marista es servicio, y soy catequista y hago parte de la coordinación del equipo «Tecnología y evangelización». Ese deseo de compromiso nació después de un encuentro-retiro de la Región Arco Norte, en México, en 2015, en el cual se nos hacia una pregunta sobre qué íbamos a hacer al salir de ese retiro. Mi respuesta fue de participar en catequesis y, así como San Marcelino Champagnat invitó a los maristas, en sus inicios, a enseñar el amor a Jesús y a la Buena Madre a los demás, a través de la catequesis y la educación, a dar el tiempo, dedicación y cariño para la construcción del reino de Dios, fue el camino que inicié para responder al compromiso tomado. Mas tarde, dos peregrinaciones al Hermitage me hicieron profundizar en mi vocación marista.

Para mí, Ser Marista es tener en mente nuestros tres pilares de vida marista: lo espiritual, la vida de familia y, especialmente, implicarse en las necesidades pastorales de la iglesia y la sociedad, viendo dónde puedo ser útil. Y como la pandemia nos limitó las reuniones presenciales, hemos sido muy activos de manera de encontrarnos virtualmente y sobre todo con recursos muy limitados llevar las transmisiones de misas y eventos de relevancia a las comunidades para que no se sientan solas ni percán el contacto con ellas.  Gracias a la comunidad marista hemos tenido un gran apoyo en el aspecto tecnológico, de colaboración y de formación.

Es una Bendición ser parte de esta hermosa fraternidad y de la comunidad Marista de Champagnat

¿Qué significa ser marista?
María Bibiana Enríquez Rodríguez – México

Ser Laica Marista, es una bendición, ya que me ha permitido ser yo misma, desde mi esencia, desde mi sentir, desde mi corazón. Es un corazón que late muy fuerte cada vez que escucho el reír de un niño o niña; cada vez que comparto los alimentos con personas desconocidas pero que, al establecer contacto, hablamos el mismo idioma, aquel idioma del ser Marista donde podemos compartir tantas vivencias y al mismo tiempo tantas metas por cumplir, cada uno desde su trinchera pero que al final tienen la misma finalidad: Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar.

Escucho fuertemente ese llamado a compartir luz, a darlo todo, a dar testimonio, a compartir alegría y acompañar a los niños y jóvenes y, Por qué no, a los mismos Laicos, a no dejar que apaguen su luz, porque estoy en este mundo para servir, para ofrecer mi mano o, si es posible, mi hombro para no dejar que caigan.

Me da tanta alegría ser Laica Marista porque hoy puedo vibrar en la misma sintonía con tantas personas conocidas y desconocidas, vibrar en el sentido del AMOR, como aquel amor de Nuestra Buena Madre hacia todos sus hijos, con la fe y fortaleza que tuvo San Marcelino Champagnat, para no dejarse vencer y seguir su misión.

Mi estilo de vida, donde Jesús me acompaña, me ha permitido reconocerme como una persona que está siempre dispuesta a compartir, con sencillez, honestidad y amor. Me siento parte de esta gran familia Marista, donde cantamos la misma melodía, en un solo corazón, un mismo espíritu.

¿Qué significa ser marista?
Olga Liliana Salinas Casallas – Colombia

Soy Olga Liliana Salinas Casallas, laica Marista con vinculación al carisma desde el 2017, vivo en la ciudad de Armenia, coordino el grupo de laicos JESMAR y participo y oriento el nuevo proyecto de la Provincia, la juventud laical marista. Mi historia en la vida Marista inició hace 12 años cuando conocí este carisma porque mi hijo ingreso a la escuela Champagnat. Poco a poco fui enterándome de la filosofía en la que se basaba la educación que estaba recibiendo mi hijo. Es así que, en el año 2012, ingreso como docente al Colegio San José y es allí donde inició mi caminar en la vida laical y donde me enamoré y me apasioné con lo que conocí del fundador, del Instituto y de este hermoso carisma como camino para seguir a Jesús.

Personalmente lo que más me emociona, me motiva, me hace vibrar y me mantiene, de una parte, es tener en María Nuestra Buena Madre el modelo de mujer, de madre y, sobre todo, de discípula. Y, de otra parte, la solidaridad: esa que no conoce límites ni fronteras; esa que está basada en el reconocer por fe a Jesús en el rostro de cada ser humano; esa que no mide, ni condiciona, que da sin esperar nada a cambio, para la que es más importante el ser que el tener; esa que nos permite ser el rostro de Jesús en medio de la incertidumbre y el desánimo, y que nos permite construir puentes para derrumbar muros y restaurar vidas.

Muchos me preguntan: ¿por qué ser Laica Marista? Mi respuesta: porque es un estilo de vida que me enamora, apasiona y motiva cada día. Ser laica Marista ha sido la forma en la que el Señor me ha dado el regalo de seguirle viviendo mi vocación desde el regalo de este bello carisma. Todo lo que he aprendido en la formación como laica, como animadora laical, las vivencias en los encuentros nacionales e internaciones, y sobre todo, mis itinerarios de discernimiento vocacional, me han ayudado a crecer como persona, como Marista y como protagonista de nuestra Iglesia y me han fortalecido para cada vez dar respuestas cada vez más fieles y audaces.

En ese caminar, también se me ha abierto la posibilidad de ayudar a otros a crecer. Ser Laica o laica Marista es querer vivir de una manera particular la fe de la mano de María al servicio del otro.  

Por último, sueño con que este legado heredado del Padre Champagnat y de los primeros Hermanos, y que ahora se nos dona a Hermanos y Laicos, se mantenga en la historia transformado vidas, llenándolas de ilusiones, de sueños, de esperanza y oportunidades para todos aquellos olvidados y marginados de la sociedad. Que la Buena Madre siga siendo ese recurso ordinario que sostenga las manos y los corazones de todos nosotros, Maristas de Champagnat.

Patricia Cecilia Ríos Gómez (1957 – 2021)

El Secretariado de Laicos recuerda agradecido a nuestra querida amiga Patricia Cecilia Ríos Gómez, destacada marista laica.

Ella perteneció a la Provincia Marista de México Occidental y prestó servicios al Instituto como miembro del Secretariado de Laicos Ampliado por dos períodos, desde 2011 a 2017, representando a la Región Arco Norte.

Paty, como la llamábamos cariñosamente, nació el 22 de noviembre de 1957 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Casada con José Carlos Sánchez y madre de 3 hijos: Diego, Rodrigo y Alejandra. Fue educadora y directora en el Colegio Marista de Tijuana, ciudad en la que vivió desde 1980.

Participó activamente en la creación de la Familia Tijuanense Marista “Fátima” en el año 1998, fraternidad perteneciente al Movimiento Champagnat de la Familia Marista.

En su servicio como una comprometida marista laica se destacan:

  • Del año 2010 al 2013 fue miembro de la Comisión Mixta de Hermanos y Laicos en la Provincia Marista de México Occidental.
  • En el año 2012 inicia su trabajo como miembro de la Comisión de actualización del Movimiento Champagnat de la Familia Marista.
  • A partir del 2013 participó en la Comisión Continental de América, como integrante del Secretariado de Laicos Ampliado.
  • Su servicio en el Secretariado de Laicos Ampliado (2011 – 2017) le permitió encontrarse con hermanos y laicos maristas de diversas culturas en distintos países, experiencia que plasmó en su servicio.
  • A partir del año 2020 se integra como miembro de la Comisión provincial de redacción del Manual de los Núcleos de Desarrollo (Nueva estructura provincial).
  • En agosto del 2020 se suma al trabajo del Consejo para la Misión Marista y en el mes de octubre toma a su cargo el Área de Laicado en el Núcleo de Formación Carismática, en el que deja encaminado un itinerario de formación para los laicos maristas.

Disfrutamos de la compañía de Paty por 63 años. Ella es un referente de laica comprometida con Jesús y con el carisma marista. Vivió en todo contexto su experiencia de fe como encuentro transformador siendo madre, esposa, educadora, animadora y formadora.

El 06 de abril de 2021 partió a los brazos del Buen Dios a reunirse con su esposo José Carlos y con otros laicos y hermanos maristas que nos han precedido.

Nosotros agradecemos su vida, el Señor la bendice y Nuestra Buena Madre y Marcelino la acompañan.

Arco Norte: un nuevo presente, un mejor futuro

H. Hipólito Pérez

“Sentimos que Dios está a la raíz de esta esperanza, donde se descubren por doquier los gérmenes de futuro para nuestro proceso regional. La esperanza nos hace creadores de un nuevo presente, como reza nuestro lema, que anticipa el futuro de Dios, que es un mejor futuro. Esta esperanza nos la enseñan María y Champagnat” (Arco Norte: un nuevo presente, un mejor futuro. Mensaje final del Foro Regional, 26-27 de octubre, 2020).

Estas palabras finales del mensaje del Foro del Arco Norte, realizado en octubre del año pasado, expresan de manera significativa y hermosa el momento que estamos viviendo en la Región, que integra seis provincias del Instituto Marista (Canadá, Estados Unidos, México Central, México Occidental, América Central y Norandina) y 14 países con una diversidad cultural, lingüística, política y social, a la vez que complementaria, pero invitados a caminar juntos y construir puentes en la vida y misión maristas.

Si desea conocer más sobre la visión, misión, datos e iniciativas del Arco Norte, le invito a visitar la página web.

La historia del Arco Norte Marista se ha ido erigiendo y consolidando poco a poco, impulsada por la Administración General, en audaz compromiso por dar vida a la llamada del XXII Capítulo General: ¡Caminemos juntos como Familia Global!

Este proceso ha sido un camino de años, y continúa gestándose con esperanza y creando un fecundo presente para la Región. Es importante reconocer con gratitud el apoyo e impulso dado por el Consejo Regional, conformado por los provinciales de cada una de las Provincias y por el coordinador regional, H. Gregorio Linacero (América Central).

Los primeros años estuvieron marcados por los encuentros, diálogos, búsquedas y conocimiento de necesidades, para desembocar en la elaboración de una visión y misión comunes, junto con una planificación estratégica con diversas iniciativas en las áreas de vida marista, educación, evangelización, economato, comunicaciones y competencias lingüística. Estas áreas están animadas por equipos configurados por personas de las diferentes provincias.

Los acontecimientos que definitivamente han marcado significativamente el caminar de la Región Arco Norte han sido:

  • En encuentro del Consejo general y los consejos provinciales de las seis Provincias de la Región Arco Norte, reunidos en Quito (Ecuador), del 08 al 11 de marzo 2016. Se podría decir que esta “I Asamblea Regional”, constituye el momento fundacional del Arco Norte como región, en donde todas las provincias asumen el compromiso de caminar juntos. 
  • II Asamblea Regional conformada por los seis consejos provinciales de la Región y algunos líderes laicos invitados, celebrada en New Jersey (Estados Unidos), del 21 al 25 de octubre 2019, en donde se evaluó el caminar y se confirmó la necesidad de consolidar los procesos regionales.
  • El Foro Regional celebrado on-line, los días 26 y 27 de octubre de 2020, con la participación de los consejos provinciales y los integrantes de los diversos equipos de la región. Fue un extraordinario momento de fraternidad, en donde se fortaleció el horizonte común, se confirmó la nueva organización, se renovó el compromiso por impulsar de manera decidida las iniciativas planificadas.
  • Le invito a conocer y profundizar el mensaje de este Foro Regional.

En este momento, se han ido dando pasos seguros y firmes en la organización y seguimiento de la Planificación Estratégica, con una visión nueva a raíz de la reelaboración del FODA, a partir de la experiencia y el impacto que ha tenido la pandemia; en actitud de escucha y respuesta a las nuevas realidades emergentes y comunes en la región, como son la migración, el aumento de la pobreza, la violencia, los altos índices de corrupción, la inestabilidad política…

El Consejo Regional nombró un secretario ejecutivo, el H. Rodrigo Espinosa (México Central) para afianzar los actuales ocho Equipos Regionales (Hermanos hoy: formación inicial y permanente, Laicado Marista, Cultura Vocacional, Educación, Evangelización, Economato – Uso evangélicos de bienes, Comunicaciones y Competencias lingüísticas, junto a las Redes Continentales: Espiritualidad – Patrimonio Marista y Solidaridad.

El Comité Regional es otro organismo importante. Está conformado por los coordinadores de cada equipo y su tarea consiste en llevar adelante las iniciativas de la Planificación Estratégica correspondientes en su área de animación.

Símbolo de este momento que estamos viviendo de evolución, es el nuevo logo de la región que nos une, identifica y convoca.

A pesar de este tiempo complejo y difícil que estamos viviendo a causa de la pandemia, en donde varias iniciativas se han visto afectadas, es importante resaltar la responsabilidad, generosidad y creatividad de los equipos regionales en el empeño por dar una auténtica y eficaz respuesta al momento actual. El descubrimiento y fortalecimiento de las comunicaciones, de forma virtual, han generado una nueva manera de actuar y relacionarnos, creando una serie de iniciativas nuevas y una gran red de apoyo y conectividad.

Como región estamos por en un momento oportuno de consolidación y estabilidad de los procesos y los equipos, para que poder llevar adelante las iniciativas, conscientes también del momento de transición que estamos viviendo en el Consejo Regional, con el cambio de liderazgo en la mayoría de las Provincias, pero todos convencidos y empeñados. “en construir un nuevo presente y un mejor futuro”.