
Corazón cálido de África
Nuestra última visita nos ha permitido conocer un poco este país. Malawi, the warm heart of Africa, corazón cálido de África, es un país tranquilo. A partir de su independencia de Gran Bretaña en 1964, el país ha gozado de estabilidad política, sin conflictos tribales y con óptimas relaciones con los demás países. Precisamente por ello es un refugio ideal para muchos prófugos de las poblaciones vecinas.
Su población es de 13 millones aproximadamente, en una superficie de 118.000 km2. La renta per capita es de 830 $ (172° del mundo) y de hecho cerca del 40% vive con menos de 1 dólar al día. Los problemas sanitarios son grandes, sobre todo por la fuerte presencia de portadores de HIV, muchos de ellos niños. La alfabetización alcanza al 72% de la población, con diferencias significativas entre hombres y mujeres… Si se considera la posibilidad de acceso a la enseñanza secundaria, el porcentaje de los que continúan sus estudios es bajo, y bajísimo el de las chicas adolescentes.
Los Hermanos Maristas están presentes en Malawi desde 1946. En nuestra breve visita hemos hablado de cómo FMSI puede apoyar su trabajo. Los proyectos realizados se orientan a tres objetivos: garantizar una educación y una formación realmente útiles para la vida; disminuir el abandono escolar, especialmente entre niñas y muchachas; favorecer el acceso a la escuela de los muchachos más vulnerables y dar una segunda oportunidad a los que, por varios motivos, han dejado los estudios.
Durante su viaje, el H. Mario Meuti, Director de la oficina de Romad e FMSI, y Angela Petenzi, Coordinadora de proyectos de FMSI, han podido visitar casi todas las realidades educativas maristas. La primera etapa de la visita fue la escuela secundaria de Likuni, cerca de Lilongwe, la capital. Es uno de los 5 colegios de la educación secundaria dirigidos por los Hermanos Maristas; los otros son: Zomba Secondary School en Zomba, Charles Lwanga School en Balaka, Mtendere Secondary School y Marist Secondary School en el distrito de Dedza. Todas esas escuelas están integradas en el sistema público. Los profesores son escogidos y pagados por el Ministerio de Educación; el 80% de los alumnos son seleccionados por el Gobierno según las notas obtenidas en el examen nacional (PSLCE – Primary School Leaving Certificate), y enviados al colegio desde todas las zonas del país. Si, por una parte, este sistema de las “boarding schools” (es decir, internados de pago) favorece la integración de los jóvenes de zonas diversas y premia a los que más lo merecen, por otra hace que el colegio sea una realidad cerrada a la comunidad local. Paradójicamente los que viven en los pueblos vecinos no pueden beneficiarse de él, y el acceso es tan selectivo que excluye a la mayor parte de los jóvenes, dejándoles con muy pocas opciones de futuro. Además, las “boarding schools” están divididas en masculinas y femeninas, pero el porcentaje de estas últimas es realmente bajísimo. Así pues, una de las primeras preocupaciones de los Hermanos Maristas ha sido crear puentes con la gente del lugar. La primera experiencia ha tenido lugar en Likuni, cerca de Lilongwe, donde se encuentra la “boarding school” con 320 alumnos y la “open-day school”, frecuentada por 516 muchachos y muchachas de los pueblos.
También en la zona de Mtendere (Dedza), centro de actividad marista en Malawi, los Hermanos se han preocupado por superar el aislamiento zonal. Junto a la “Marist Secondary School” ha nacido una “open-day school”, donde pueden ir, por la tarde, los chicos y chicas del lugar, guiados por los mismos profesores de la Marist Secondary School. El H. Patrick Bwana, un hombre extraordinario por su carisma y entrega, empezó a reunir cerca de la Escuela secundaria de Mtendere a chicos y chicas del pueblo, algunos discapacitados o huérfanos… interesando primero a algunos voluntarios y luego a toda la comunidad local. Esta actividad se ha convertido hoy en día en el tercer centro formativo marista: el “Centro Champagnat”, con una escuela secundaria formada por todos los chicos y chicas del lugar.
Y su orgullo (de Patrick Bwana y del Sr. Jibson Peter Thole, director actual) es que los resultados de los exámenes no son inferiores a los de muchas “boarding schools”. Gracias a la ayuda conjunta de FMSI y de la agencia española “Manos Unidas” se están construyendo dos aulas suplementarias; los trabajos de carpintería están casi acabados e incluso hay una pequeña tienda para artículos de primera necesidad. Falta mucho todavía: la instalación hidráulica es insuficiente y no se puede enseñar la agricultura de un modo adecuado; el pequeño generador eléctrico es poquita cosa; el director quisiera una casita donde poder vivir y, al mismo tiempo, custodiar el edificio… Y tantos y tantos proyectos que el H. Patrick Bwana, con 91 años llenos de vitalidad juvenil, nos expone repitiendo incansablemente: “Forward ever, backward never!” (¡Siempre adelante, nunca hacia atrás!). FMSI continuará estando a su lado: ¡es tan bonito ver esas caras alegres de los chicos y chicas, y las fiestas que nos han dedicado! Son conscientes de la suerte que tienen y no les importa recorrer algunos kilómetros para llegar hasta allí desde los pueblos vecinos. ¡Para ellos, por lo menos, la escuela merece algún sacrificio!
Los días de nuestra presencia coincidían con la falta de carburante en todo Malawi (problema que se está manifestando también en 2012); por ello la idea de visitar las escuelas maristas del sur (Balaka y Zomba) se volvió irrealizable, pero un Hermano hizo dos horas de cola para procurarse el carburante y llevarnos a conocer al menos dos proyectos del norte del país, también de sello marista. Fue un viaje de unos 400 km para llegar a Rumphi y reunirnos con la comunidad rural de Nkwangu. Este poblado, gracias a la iniciativa de la gente y de sus jefes, ha iniciado varios programas, ante todo una escuela. Gracias a la ayuda de FMSI se han construido 4 aulas, pero se necesitarían otras, ya que se sigue dando clase incluso bajo los árboles… La zona se ha convertido en un punto de referencia para otros pueblos y las actividades aumentan: alfabetización de adultos, formación agrícola, promoción de la mujer, educación sanitaria y asistencia a los enfermos de sida… ¡La lista de peticiones de ayuda se alarga! Nos fuimos del pueblo poco antes del anochecer; no sabíamos qué nos había impresionado más: las inmensas y urgentes necesidades o la dignidad de las personas y su gran voluntad de salir adelante…
Al día siguiente nos esperaban en el pueblo de Katete (Mzimba), donde la Hna. Jasintha Mkandawire ha creado un internado para 40 niñas, que de otro modo se verían excluidas de la escuela. FMSI ha ayudado comprando camas y colchones. Para recibirnos habían puesto flores por doquier; las chicas nos han acogido con una cordialidad indescriptible. Se percibía su alegría de estar allí, a pesar de las fuertes presiones (ilustradas con una simpática representación teatral) que reciben de sus mismas familias para casarse cuanto antes y abandonar los estudios. Una profunda tristeza nos invade en el momento de partir: son las 17:30, casi de noche; todos se marchan rápidamente para comer, pues dentro de poco la vida se va a detener. No hay luz, no se puede estudiar, no se puede hacer nada… Desconcertante para un europeo acostumbrado a la noche…
No nos queda sino estar agradecidos a tantas personas con quienes nos hemos encontrado en este viaje… ¿Qué valor tiene su trabajo? La mejor respuesta nos parece la de una refugiada de Darfur: “Tuvimos que dejarlo todo… Lo único que pudimos llevar con nosotros fue nuestra cabeza: lo que habíamos aprendido, nuestra instrucción. La educación es lo único que no nos pueden quitar.”
Para tener una información más amplia, véanse las fichas de los siguientes proyectos: