Crónica de unas vivencias
Los Hermanos con votos temporales de diferentes Provincias maristas de América (Brasil Centro Norte, Brasil Centro Sur, Río Grande do Soul, Norandina y América Central) concluimos el Itinerario formativo Marista de preparación para los votos perpetuos, en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, el pasado 30 de junio.
Luego de cuatro meses intensos (marzo-junio) se podría resumir dicha experiencia como una oportunidad de crecimiento que abarcó las diferentes áreas integradoras de la vida de cada uno de los que participamos. Las mediaciones facilitadas y el esfuerzo personal de cada uno de los Hermanos para estar en cada una de las actividades y momentos propuestos, enriqueció cada instante del curso.
Después de algunos años en el caminar como Hermanos, el tener este espacio amplio de reflexión y oración permitió recoger frutos de lo cosechado a lo largo de este tiempo. Además de ser un espacio para compartir nuestro ser Marista entre Hermanos de distintos países de nuestro continente.
Fue un tiempo de Gracia. Ésta se manifestaba en lo concreto del día a día del Itinerario. Los talleres, momentos de formación, oración personal y de retiro, el acompañamiento brindado, la vida comunitaria internacional y las experiencias de apostolado y de inserción conjugaron elementos valiosos que aportaron significativamente en el crecimiento personal de cada uno.
La experiencia formativa estuvo compuesta por talleres impartidos por diferentes Hermanos de las Provincias suramericanas. El primero de los talleres estuvo a cargo del H. Juan Ignacio, de la Provincia Cruz del Sur. Fue la apertura para entrar en profundidad a la experiencia, desde el revisar momentos personales claves, acogerlos y orar con ellos. La pedagogía “narrar y contemplar la vida” fue un elemento clave y concreto para dicha experiencia.
El siguiente taller, sobre afectividad y sexualidad, también aportó elementos valiosos. Desde el hablar abiertamente este tema que pocas veces se aborda en nuestro medio, nos permitió identificar aspectos de crecimiento en las relaciones que se entablamos cotidianamente, desde la opción tomada como religioso.
En esta misma dinámica de talleres, fue bastante significativa la visita y compañía del H. Emili Turú. Fue especial no sólo por ser el Superior general que se hace presente en medio de Hermanos jóvenes, sino también por el hecho de apostar por la formación de los hermanos, y en nosotros, captar las directrices institucionales desde el “ser Maristas hoy”.
La compañía de los hermanos Josep Maria Soteras y Eugène Kabanguka, Consejeros generales de nuestra región, vino a complementar esta parte del Itinerario en la que pudimos echar una mirada hacia atrás para ver el propio caminar Marista desde las experiencias más significativas y fundamentales.
Otra de los espacios importantes del Itinerario, fue la inserción que tuvimos en medio de la gente Boliviana durante diez días, en diferentes lugares y en diferentes misiones. Por lo compartido entre todos, este contacto con la gente fue de mucho aprendizaje. A mí me correspondió hacer esta experiencia en El Alto de La Paz. Desde un primer momento, la acogida y la fraternidad de los Hermanos de la comunidad Menesiana que ahí realizan su misión, fue muy significativa y enriquecedora. Entre los elementos de este encuentro con ellos destaco la acogida, el trabajo compartido entre Hermanos y laicos, la importancia de los momentos comunitarios diarios de oración, a pesar del trabajo absorbente que todos tienen, y la presencia significativa que tienen en el lugar. También resalto el trabajo realizado con la asistente social del programa de nivelación escolar. Fue significativo por el amor a lo que realiza, la identificación con las personas que visita y que acuden a ella, y la entrega dedicada que pone a cada situación, en un medio en donde la agresión a la mujer es común, así como el abandono familiar y el alcoholismo.
El último taller que recibimos fue sobre Carisma y Proyecto de vida. Desde el estudio de sus resoluciones, cartas, testimonios y otros escritos sobre él, se ofrecieron luces para rehacer con más profundidad el propio proyecto personal de vida.
En este tiempo de Itinerario también tuvimos la oportunidad de hacer experiencia de oración por medio de los Ejercicios Ignacianos. El mes en el que está propuesto hacer dichos Ejercicios se dividió en tres bloques de diez días cada uno. Cada bloque estuvo enriquecido con el aporte y la profundización realiza en los diferentes talleres que fuimos recibiendo.
Hubo también otros elementos importantes que ayudaron a profundizar y darle concreción al Itinerario, como por ejemplo, la hora personal de oración diaria. Para mí fueron espacios de meditación silenciosa, ejercicio de la atención plena (Presencia de Dios) y de recoger los aportes que día a día íbamos recibiendo.
El compartir comunitario también fue un elemento que ayudó a profundizar en cada momento. La experiencia internacional fue clave para percibir la amplitud de la Congregación, captar las diferentes formas en las que se transmite el Carisma Marista, y sobre todo, el sentimiento de sentirnos hermanos a pesar de ser de distintos lugares, culturas y lenguas.
Siento que el gran aporte del Itinerario para nuestras vidas fue el propiciar espacios de tranquilidad, reflexión y oración, para ordenar y ver con más claridad los aspectos, intuiciones, llamadas y motivaciones que surgen en nuestro caminar como Maristas. Sentirnos llamados a seguir integrando nuestro ser (cuerpo-mente-espíritu) y cultivar cada día el silencio interior, aún en las “actividades más absorbentes”, como base primordial para ser consciente de que vivimos en Dios, para así tener siempre una mirada atenta y contemplativa de la realidad.
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H. Juan Carlos Velásquez V.