17 de enero de 2020

CONSTITUCIONES Y ESTATUTOS

Constituciones y Estatutos 2020

Queridos hermanos:

Tal día como hoy, dentro de seis años, estaremos celebrando el bicentenario de la fundación de nuestro querido Instituto. Será una excelente ocasión no sólo para dar gracias al Señor y a nuestra buena Madre por su constante bendición a lo largo de esos 200 años, sino también para revisar nuestra fidelidad al carisma y a la misión recibidos, así como para continuar profundizando en la renovación y el “aggiornamento” pedidos por el Concilio Vaticano II.

En este sentido, nuestras Constituciones pueden jugar un papel importante, como lo reconocieron los miembros del XXI Capítulo general: “Para un mundo nuevo, necesitamos una conversión del corazón. Una revisión profunda de las Constituciones y Estatutos, con una amplia participación de los hermanos, nos puede ayudar a revitalizar nuestra vocación”. Así pues, esta nueva edición de las Constituciones y Estatutos va a ser nuestra compañera de camino en nuestro peregrinar hacia el próximo Capítulo general que tendrá lugar, Dios mediante, en 2017, coincidiendo con nuestro bicentenario.

La Comisión precapitular, encargada de revisar el texto de las Constituciones y Estatutos, al presentar al XXI Capítulo general su informe, señalaba que “el texto es muy coherente y sigue siendo inspirador para nuestra vida marista” por lo que durante ese Capítulo “no es el momento de hacer una nueva redacción del texto completo de nuestras Constituciones” puesto que “un estudio y revisión más profundos de las Constituciones necesitan de más tiempo y de una consulta más amplia”. Sin embargo, durante los casi 25 años pasados desde que la Santa Sede aprobó nuestras Constituciones postconciliares, se han ido acumulando los cambios introducidos por los Capítulos Generales de 1993, 2001 y 2009. En total, dichos Capítulos han aprobado 89 cambios en los Estatutos y han propuesto a la Santa Sede el cambio de 3 artículos de las Constituciones.

Desde luego no parecía oportuno presentar los cambios introducidos por el XXI Capítulo general por medio de un pequeño folleto destinado a ser añadido al libro de nuestras Constituciones y Estatutos, como ya se hizo después de los Capítulos de 1993 y 2001. De hecho, el XXI Capítulo general me dio un mandato para que, con mi Consejo, nombrase “un Equipo de edición que integre los distintos cambios, efectuados en las Constituciones y Estatutos por éste y los anteriores Capítulos, en un texto que sea coherente en cuanto a estilo, lenguaje, numeración y referencias”.

El texto que os presento ahora es fruto del excelente trabajo del Equipo de edición que nombramos, compuesto por los hermanos Antonio Ramalho, Edward Clisby, Juan Miguel Anaya y Maurice Goutagny, a quienes agradezco su paciencia y generosidad. Ellos han revisado las traducciones en nuestras cuatro lenguas oficiales, teniendo en cuenta la lengua original en que se aprobaron los artículos de las Constituciones y Estatutos.

Con este trabajo el Equipo de edición ha buscado que el lenguaje fuese coherente en cada una de las lenguas y que las distintas traducciones fueran fieles a la lengua original. Además se ha asegurado que los cambios aprobados por los diversos Capítulos fueran insertados en el texto correctamente. Han dotado de numeración a los Estatutos que hablaban de la Conferencia general, la Asamblea provincial y los Responsables de obras, que no tenían número anteriormente. Han variado la numeración de otros Estatutos para evitar duplicaciones o vacíos en la sucesión de los mismos. Finalmente, han corregido y ajustado a la nueva numeración las referencias internas y el índice analítico.

Yo mismo y mi Consejo hemos aprobado dicho trabajo y tomado las decisiones definitivas sobre algunas cuestiones relacionadas con la maquetación y presentación del texto.

Querido hermano: recibe entre tus manos, y acoge en tu corazón con cariño, esta nueva edición de las Constituciones, “aplicación del evangelio a nuestra vida y una guía segura para realizar los designios de Dios sobre nosotros” (C 169). Y recuerda lo que nos decía el H. Charles Howard en la presentación de la primera edición: “Al leerlas, al orar con ellas en privado o en comunidad, descubriremos sus riquezas; al mismo tiempo, adquiriremos, o afinaremos, los rasgos peculiares de nuestro rostro de Hermanitos de María – rostro único en el pueblo de Dios – y lo haremos atractivo, especialmente para los jóvenes a quienes nos dedicamos”.

Con todo mi afecto de hermano,
H. Emili Turú – Superior general – 2 enero 2011