Dos años y medio del Proyecto Fratelli
El proyecto Fratelli, un proyecto intercongregacional de los Hermanos Maristas y Hermanos De La Salle, celebró recientemente su aniversario de dos años y medio.
El proyecto se ocupa de niños refugiados sirios e iraquíes, así como de niños libaneses y palestinos necesitados en dos centros socioeducativos, uno en Bourj Hammoud, en las afueras de Beirut, y otro en Rmeileh, a 40 km al sur de la ciudad.
Con un equipo de tan solo siete, el centro de Bourj Hammoud ofrece apoyo escolar a unos 100 niños iraquíes y dirige un preescolar para niños de 3 a 5 años de edad. Proporcionan apoyo escolar a niños sirios y libaneses en un programa separado y ofrecen formación vocacional a mujeres y jóvenes para ayudarlos a encontrar trabajo.
Las 20 personas que dirigen el centro de Rmeileh ayudan a unas 600 personas, niños y familias, predominantemente musulmanes. Les ofrecen apoyo escolar, un preescolar y programas para jóvenes y adultos. También tienen clases de cocina, costura, informática, inglés y agricultura, y también entrenamiento deportivo para jóvenes.
Actualmente hay siete miembros en Rmeileh: los Hermanos maristas Michel Cubeles e Isaac Alonso (España); los Hermanos de La Salle Andrés Porras (México) y Gilbert Ouilabégué (Chad); los laicos maristas Laura Gonzalvo Calle (España) y Bruno Socher (Brasil); y la laica lasaliana Sara Amarillas (México).
Hablamos con tres de ellos: el H. Miquel, el H. Andrés y Bruno.
Hermano Andrés, ¿cómo comenzó este proyecto?
Hace siete años, el 15 de marzo de 2011, comenzó la guerra en Siria. Desde entonces, miles de personas han muerto y millones han tenido que huir de sus hogares. Cuatro años y medio después, en septiembre de 2015, los Hermanos De La Salle y los Hermanos Maristas comenzamos el Proyecto Fratelli en el Líbano para atender a niños refugiados sirios e iraquíes, así como niños libaneses necesitados.
Hermano Miquel, ¿Cómo responde el Proyecto Fratelli a las llamadas del Capítulo General?
La pregunta que debemos hacernos es si el Proyecto Fratelli responde a lo que Dios quiere de nosotros en este momento y a qué personas servimos. Estoy convencido de que con esa intención los hermanos del anterior Consejo General, junto a los hermanos del Consejo General de la Salle, impulsaron el proyecto Fratelli, una iniciativa inter-congregacional, para dar respuestas a la gran crisis humanitaria que se vive en las fronteras y en las periferias de diversas partes del mundo siendo fieles a las llamadas de Dios. Dios nos quiere aquí, en el Líbano, tratando de ser profetas de misericordia y de fraternidad con los niños y jóvenes sirios, iraquíes, libaneses, palestinos más vulnerables.
Las llamadas del Capítulo son fruto del discernimiento, llamadas del Espíritu y nuestro compromiso diario. También lo intentamos vivir desde Él, abriendo los ojos de nuestro corazón, construyendo puentes al lado de los más pobres. Los indicadores pueden decirnos que estamos en la buena ruta, que estamos cerca de las llamadas del Capítulo General, pero hay unos indicadores imprescindibles que no se ven tanto y que son los que nutren el corazón; estos sostienen nuestra persona en el día a día y dan sentido a lo que hacemos. ¿Cuáles son? Tratamos de crecer en interioridad y cultivar la espiritualidad. Con ellos podemos estar donde Él quiera y con quien quiera viviendo nuestra vocación de hermanos y hermanas y afrontar con audacia y alegría los desafíos.
Bruno, ¿Cómo ves la participación de los laicos en la misión marista y, especialmente, en este proyecto?
Se trata de compartir la misión de una manera sencilla: laicos y hermanos que viven la misión y trabajan juntos. Podemos mejorar mucho cuando, en la misma mesa, compartimos nuestros sueños, nuestras habilidades, nuestras culturas y nuestras vocaciones. No se trata de enseñar, se trata de aprender: aprender juntos, siempre. He aceptado vivir en una comunidad solo porque ¡creo en el presente, en una misión compartida! Esto es aún más así en el Proyecto Fratelli porque es una comunidad intercultural e intercongregacional. Allí, descubrimos nuestras semejanzas y crecemos cuando aprendemos de nuestras diferencias. Es el presente y el futuro de nuestra misión.