6 de agosto de 2010 MOZAMBIQUE

Ecos de un retiro mariano 2

Considero que el retiro fue un momento de gracia porque fue un tiempo de encuentro con Dios, con María y con los hermanos en la oración y a través de la oración.
Vine con mucho entusiasmo al retiro porque sabía que sería un retiro sobre María, como habíamos sugerido en el retiro del año pasado. Esa sugerencia fue acogida y concretizada ahora en la vivencia de este retiro. Por primera vez he oído con tanta insistencia expresiones como ?rostro mariano de la Iglesia?, ?perfil mariano de la Iglesia?, ?elemento mariano de la Iglesia?, ?principio mariano de la Iglesia?. Como por primera vez he oído una explicación más profunda de los misterios luminosos en el conjunto del Rosario. Son cosas muy sencillas, sin embargo nunca me habían hablado de ellas.

Día tras día, durante estos seis días de retiro, mi saber y también mi oración se fueron enriqueciendo con los elementos que nos eran transmitidos. La posibilidad de tener mucho tiempo para la oración y para la reflexión personal fue también muy buena para volver personalmente a las referencias bíblicas, a los documentos de la Iglesia y del Instituto que nos fueron distribuidos durante el retiro. Todo el material ofrecido fue un material muy sugerente para el estudio, para la interiorización, para la reflexión y para la oración.

Personalmente el retiro me ha ayudado a consolidar aspectos que yo ya conocía o a descubrir otros prácticamente ignorados sobre María. Subrayaría los siguientes:

? Descubrí más rasgos de la vida de María, su apertura a la misión que Dios le confió y su disponibilidad total a la voz y a la voluntad de Dios Padre. Reconozco que el retiro ha constituido una nueva manera de acercarnos a María. En cierto modo, fue un redescubrimiento de la figura de María.
? Me ha sorprendido, a la luz de esta nueva revelación, el lugar preeminente, singular y único de María en el plan de la salvación. Solo ahora he descubierto con gozo espiritual ese ?perfil mariano de la Iglesia? a la luz de Vaticano II.
? Me ha ayudado a ver a María como esa mujer cuya vida fue una continua entrega a la voluntad de Dios; su FIAT fue incesantemente renovado porque ella fue constantemente llamada a vivir la obediencia de la fe. Al meditar los misterios del Rosario ?con María? descubro la fe de María y eso me da fuerzas para vivir yo también más profundamente en mi vida esa dimensión de fe y de obediencia de la fe.
? Muy concretamente el retiro me ha dado la posibilidad de recoger bastante material que me servirá para compartir en ambientes de retiro con los jóvenes, con la Legión de María y otros movimientos apostólicos. Todo el material ha permitido tener una mayor iluminación del tema mariano. De hecho, lo que fue dicho aquí a un reducido número de hermanos debería ser compartido también con otros religiosos y laicos.
? El retiro me ha ayudado a relacionar lo que ocurre en nuestras comunidades, muchas veces ?mudas? en relación con María y lo que debería acontecer en nuestra vida de Consagrados (a Cristo y a María): ser testigos eficaces del amor de Dios al mundo y, como maristas, tener la capacidad de revelar al mundo el ?perfil mariano de la Iglesia?, viviendo en nuestras vidas las actitudes de María. Estoy invitado a hacer de Cristo y de María el centro da mi vida.
? Para mi queda precisamente el desafío de vivir y de poner en práctica esas actitudes marianas para después compartirlas y vivirlas con aquellos que el Señor coloca en mi camino apostólico. Que se torne prioritario y específico en el Instituto marista la revelación del ?perfil mariano da Iglesia? para responder cabalmente a la llamada que el Papa Juan Pablo II nos hace.

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Hermano António Sanasana y hermano João Reis
Naamacha, Mozambique, Julio de 2010.

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