11 de octubre de 2013 ESPAñA

El coraje de la fe

Hoy, 11 de octubre, vísperas de la beatificación de 66 hermanos e 2 laicos maristas, el H. Lluís Serra presenta en Les Avellanes el libro"El coraje de la fe",obra que recoge los tiempos convulsos que vivieron las comunidades de hermanos maristas durante los años de la guerra civil española. En él se describe el trágico desenlace para los 66 hermanos y 2 laicos comprometidos con la fe cristiana.

Los capítulos del libro, organizados por comunidades, además de poner de manifiesto la importancia que cada grupo de hermanos daba a la dimensión comunitaria de la vivencia del Evangelio en el desarrollo de sus labores, desgranan las particulares circunstancias en que sufrieron el martirio cada uno de ellos.

Según las palabras del propio autor, el libro pretende ser una invitación"al silencio, a la meditación y a la plegaria".

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Lluís Serra Llansana – El Coraje de la Fe – Comunidades maristas em tempos convulsos (1936-1939)
Edelvives, Zaragoza, España
149 páginas

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Reproducimos una entrevista a Lluís Serra, autor del libro, hecha por la Conferencia Marista Española

 

Supongo que al oír los nombres de poblaciones como Les Avellanes, Ribadesella, Cabezón de la Sal, Barruelo de Santullán o Arceniega… muchas personas solo sabrían situarlos en el mapa con la ayuda de Google Maps, pero para ti, sí que tienen una localización más que precisa después de escribir este libro… ¿Resuenan de forma diferente ahora los nombres de esas poblaciones? 
Contemplar una rosa genera una experiencia estética. Si alguien te la regala, se añade a la belleza un vínculo emocional, del que no se va a desprender. Del mismo modo, los escenarios de la vida y de la muerte de los hermanos mártires, protagonistas del libro, adquieren para mí una nueva dimensión. Los lugares tienen su memoria que perdura a lo largo de los años. Allí donde las víctimas (sean las que sean) han dejado huellas de dolor, de sufrimiento y sobre todo de fe hasta las últimas consecuencias, se ha abierto un espacio convertido en tierra sagrada. El silencio, el respeto y la escucha permiten adentrarme en el corazón de la historia.

Has organizado los capítulos por comunidades dando a entender la importancia que representa para un hermano marista vivir de esa manera… ¿Qué capítulo ha representado mayor dificultad a la hora de afrontar esos hechos tan trágicos? 
Las dificultades objetivas pueden surgir por varios motivos: la complejidad del escenario, como en el caso de Madrid que tenía varias comunidades de dos provincias maristas distintas, o como el caso de Valencia con diversidad de obras educativas; algunas contradicciones en las fuentes que obligan a un estudio más pormenorizado de los hechos, etc. Existen también las dificultades subjetivas, que apuntan a mi implicación emocional ante barbaridades o injusticias de gran calibre.

¿Qué episodio ha herido más tu sensibilidad al tener que contar los desenlaces que sufrieron los hermanos? 
Destaco al hermano José de Arimatea, perteneciente a la comunidad de Ribadesella (Cantabria), que, junto con un grupo, fue arrojado vivo y maniatado a un pozo de una mina de más de doscientos metros de profundidad que se encuentra en los montes de Sama de Langreo. En la mayoría de los casos, un tiro ponía fin a la vida, pero en su caso la agonía tuvo que ser terrible. El informe forense pone los pelos de punta.

El caso del hermano Jean-Marie, por su condición de francés, llama poderosamente la atención al rechazar la mediación del cónsul para salvarlo… Su compromiso comunitario queda por encima de cualquier posibilidad de escapatoria personal… ¿Es este quizás uno de los rasgos más identificativos de los hermanos que sufrieron el martirio? 
En el libro, los capítulos se estructuran por comunidades, porque es la forma más natural de vivir la vida como hermanos maristas. Nuestro carisma se configura en torno a la fraternidad, destinada a la misión educativa y pastoral de los niños y de los jóvenes, especialmente los más necesitados. En este sentido, hay que situarse en el momento concreto. El hermano Jean-Marie es el más veterano de la comunidad de Toledo. Tiene 63 años y cuatro meses. De los once hermanos mártires, cinco son menores de los 25 años. Los cinco restantes van de 36 a 43 años. Por tanto, lleva 20 años de diferencia con el que le sigue. ¿Cómo podía salvarse el hermano Jean-Marie dejando a los demás en la cárcel y con la probabilidad de una muerte segura? Quizás entiende que el privilegio personal destruye la fraternidad. Nadie podría recriminarle que aceptara la propuesta del cónsul francés, tal como le animan los hermanos de su comunidad, pero la fuerza de Dios hace locuras. Su respuesta a la propuesta del cónsul no admite medias tintas: “Eso nunca! He estado viviendo con ellos, con ellos quiero morir”. Esta opción choca frontalmente con la mentalidad individualista que reina por doquier. Vive a fondo la esencia de la fraternidad. ¡Un magnífico ejemplo!

Hoy día ya no se vive ese enfrentamiento entre clericalismo/anticlericalismo pero hay que seguir siendo valientes para dar testimonio de la fe… ¿Qué situaciones de “martirio” viven hoy día los hermanos, que pasen desapercibidas para la gran mayoría?
No tengo esta percepción. Creo que los problemas de aquella época están vigentes, aunque sus formas se hayan refinado o circulen de manera subterránea en algunos casos. Se trata de la polarización izquierda/derecha, el enfrentamiento entre clericalismo/anticlericalismo y el tema territorial. Conviene recordar que la palabra mártir, que significa testigo, en Grecia tiene un carácter de uso cotidiano. Nosotros solemos reservarla para situaciones excepcionales. El martirio tiene una gradación. Hoy, como casi siempre, ser testigos de Cristo y de su evangelio no es tarea fácil. Vivimos inmersos en ambientes neoliberalcapitalistas que adoran el dinero. Nuestra tarea: ser testigos de Dios frente al dinero, propiciar la convivencia y la solidaridad frente al odio y a la discriminación, optar por las personas frente a los intereses de las élites extractivas, vivir en comunidad frente al individualismo egocéntrico. Tareas normalmente discretas, pero humana y cristianamente vitales.

La educación es la gran herramienta con la que cuentan los hermanos maristas para llegar a las nuevas generaciones pero, ¿crees que el sistema educativo actual está en condiciones de garantizar que no se repita la historia? 
Creo que no. Las educadoras y los educadores, en líneas generales, me merecen mucho respeto, pero no así el sistema educativo actual, sometido a los vaivenes de los partidos políticos dominantes. La polarización izquierda/derecha impide un modelo consensuado. Mientras la Constitución Española está en formol, las leyes educativas cambian con una frecuencia impropia y desorientan a los profesores, a los padres y a los alumnos. La ley Wert, la LOMCE, cuando ni siquiera ha entrado en vigencia, ya cuenta con el acuerdo de la oposición de ponerla en dique seco en el momento que se produzca la alternancia política. Imposición frente a consenso. No existe pluralismo, respeto a las diferencias, valoración de la diversidad lingüística. No sé si la historia se va a repetir, pero es difícil creer en una historia sin un futuro compartido, dialogado, competente, ilusionante. Sin pacto educativo, no hay horizonte. El techo de las leyes, tal como se confeccionan y promulgan, impide contemplar la luz de las estrellas. Triste panorama.

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