
En camino espiritual con María
Del 11 al 17 de abril, 17 hermanos y nueve laicos/as nos hemos reunido en el Centro de Formación Marista, antigua RUM, en la ciudad de Guatemala. Ha sido el decimoséptimo encuentro anual organizado por la RED, desde que se creó en Chosica el año 19996. A partir del 2006, las Provincias de Canadá y Estados Unidos se integraron a esta RED, constituyéndose así como RED interamericana. Por lo mismo, este encuentro supone el séptimo interamericano.
En fidelidad a las orientaciones del XXI Capítulo general, como RED de espiritualidad de América nos hemos propuesto “animar la llamada a la conversión, en camino espiritual con María, mediante itinerarios apoyados en la reflexión y el acompañamiento”. (Horizonte: Hermano marista, corazón nuevo para un mundo nuevo, Propuesta de acción 1).
En el presente Encuentro, a través de una metodología experiencial , participativa y muy vivencial, hemos orado, reflexionado y celebrado “la conversión desde la mirada de un niño pobre.” A través de visitas reales (Escuela Marista donde fue asesinado el H. Moisés Cisneros, Chichicastenango, población que nos permitió tener un contacto directo con habitantes de los pueblos originarios y conocer sus riquezas culturales expresadas, entre otras cosas, en la inmensa variedad artesanal de múltiple colorido), a través de presentaciones de la realidad infantil y juvenil de cada uno de los países y de historias reales de niños vulnerables que nosotros mismos condensamos en un pequeño libro, hemos sido fuertemente golpeados y animados a dar pasos en la dirección de una mayor presencia entre los últimos.
Desde el primer día, nos ha acompañado una cruz con los lienzos blancos de la Resurrección. En ella hemos contemplado a Cristo crucificado en cada una de los niños, niñas y jóvenes marcados por la pobreza y la vulnerabilidad, pero también a Cristo Resucitado presente en tantos signos de esperanza y de vida y en tantos gérmenes de vitalidad que existen, pero que precisan una tierra fértil que los albergue, para dar frutos de resurrección. En el contacto con los niños y niñas y con los hermanos que trabajan en estos contextos de pobreza, en el testimonio de las hermanitas de Champagnat y de algunas laicas hemos visto, sentido y palpado las huellas del Resucitado. Cada día, esta cruz se adornaba con variados símbolos que recogían las vivencias experimentadas por los participantes. En esa cruz colocamos, en la celebración eucarística del último día, nuestras fotos carnet, para expresar el compromiso que adquiríamos de dar pasos personales de conversión y de abajamiento y animar desde nuestras estructuras provinciales una espiritualidad encarnada, de compromiso social y profética.
Agradecemos a la Provincia de América Central, anfitriona de nuestro encuentro. Ella, con su excelente organización y un estilo sencillo de vida, ha facilitado que nuestra reunión se realizara de la mejor manera en un contexto altamente positivo de fraternidad.