En torno a la misma mesa
Un nuevo libro acaba de salir formando parte del caudal de la literatura marista en los últimos años. Su título: En torno a la misma mesa – La vocación de los laicos maristas de Champagnat, Roma, 2009.
Como el título ya deja entrever, se trata de un libro cuyo tema es la vocación del laico marista. Por lo tanto, es un tema que se refiere a las personas casadas o solteras, que han optado por vivir su vida según la espiritualidad marista, porque se sienten llamadas por Dios a esa vocación. Si bien en este artículo pienso hablar especialmente de la estructura del libro, quisiera, no obstante, destacar el tema de la llamada, y de una llamada específica a vivir su vida siguiendo el carisma de una Congregación, poniendo en práctica su espiritualidad y, dentro de las posibilidades de cada uno, participando en su misión.
Desde el inicio, en la presentación (día 6 de junio de 2009), el H. Seán Sammon habla de una llamada específica (p. 8) de los laicos y laicas en su vida, añadiendo poco después: En los años posteriores al Concilio, no pocas personas que trataban de resolver la cuestión de su identidad hallaron en el carisma de una u otra congregación religiosa un puerto seguro(p. 9). El libro recoge a menudo este tema y en el párrafo 11 se encuentra una especie de definición del laico marista: El laico marista es la persona que, después de un camino personal de discernimiento, ha decidido vivir la espiritualidad y la misión cristianas al estilo de María, siguiendo la intuición de Marcelino Champagnat?.
Con la idea de volver a este tema, y a otros de igual importancia presentes en el libro, en ulteriores artículos, quiero fijarme ahora, de un modo particular, en la estructura de este libro, que puede ser considerado como la última joya en la rica colección de recientes publicaciones maristas. Sin embargo, antes de abordar la estructura, también es bueno afirmar, a partir de ahora, dos puntos interesantes:
- El contenido del libro ha sido elaborado por una comisión formada mayoritariamente por laicos: El Consejo general creó una comisión internacional formada por siete laicos y tres hermanos, de distintas lenguas, culturas e historias personales, que ha trabajado durante tres años en su elaboración? (p. 15). No obstante, cabe señalar que fueron tres laicos de diferentes continentes los que redactaron las primeras versiones del texto y que fue también un laico quien dio forma a su redacción final, con la ayuda de los demás miembros de la comisión y aportes de laicos y hermanos de la mayoría de las unidades administrativas del Instituto.
- Otro punto interesante e importante a señalar es que este libro es el fruto de 92 testimonios de laicos y laicas maristas de los cinco continentes. No es un libro de despacho, fruto del estudio y de la discusión teórica de algunos iluminados que dejan en el papel el resultado de sus brillantes ideas, pero sin relación alguna con la vida. Bien al contrario, el libro parte de la vida de las personas, lo cual se refleja en todo el texto. Algunos extractos de los 92 testimonios personales que jalonan estas páginas llevan al lector a sentir más cercanos los temas presentados (p. 9)
La estructura del libro es relativamente sencilla: además de la Presentación y de la Introducción, el libro consta de 6 capítulos, seguidos por una Carta abierta dirigida, de modo general, a nuestros Estimados hermanos y hermanas (p. 101). Finalmente, después de la Carta abierta, se redactaron una serie de preguntas referidas a cada capítulo con el título Guía de trabajo?.
Los títulos de los capítulos permiten entrever los contenidos de cada uno.
- El capítulo 1 (nº 1-35) trata de definir y presentar lo que es LA VOCACIÓN LAICAL MARISTA. Antes ya nos hemos referido al nº 11 que, en pocos términos, intenta ofrecer una definición del laico marista. El nº 13, refiriéndose a la vocación laical marista y subrayando aun la idea de llamada, completa muy bien el nº 11: (La vocación laical marista) es una llamada personal a una forma específica de ser discípulos de Jesús. Esta forma particular es, por supuesto, el estilo marista de seguir a Jesús como lo hizo Champagnat (cf. nº 33, 34, Carta Abierta, p. 102), como María lo ha seguido (cf. nº 11, 67, 79, 111).
- Los números 34 y 35, los últimos del primer capítulo, introducen los tres capítulos siguientes al mencionar las tres dimensiones fundamentales cristianas y maristas. Ellos son: LA MISIÓN (capítulo 2, nº 36-64); LA VIDA COMPARTIDA (capítulo 3, nº 65-99); LA ESPIRITUALIDAD (capítulo 4, nº 100-123). La referencia a estas tres dimensiones, aparece frecuentemente en el libro, presentando, a veces la relación entre ellas. El nº 123 es un número paradigmático a este respeto: Nuestra vida se unifica en torno a Cristo en las tres dimensiones del carisma: la espiritualidad nos envía a la misión y engendra vida compartida; la comunión nos fortalece en la misión y plenifica la espiritualidad; la misión nos descubre nuevos facetas de la espiritualidad y nos hace vivir la fraternidad (cf. nº 34).
- El capítulo 5 (nº 124-148) trata de desarrollar las FORMAS DE RELACIÓN CON EL CARISMA MARISTA. Es un capítulo de gran importancia porque trata de responder a una pregunta frecuentemente relacionada con el modo y los diversos niveles de pertenencia y vinculación al Instituto marista. El libro, en este campo (cf. nº 135-139), es muy abierto y refiere casi todas las posibilidades de relación con el Instituto marista, desde las Asociaciones de ex alumnos maristas hasta otros grupos de laicos maristas. Lo mismo se puede decir en relación a la vinculación con el Instituto marista: desde reconocimiento formal por el H. Provincial a una relación informal que no cree necesario este reconocimiento (cf. nº 140-143).
- El capítulo 6 (nº 149-169) ofrece ideas pertinentes para descubrir y vivir ITINERARIOS DE CRECIMIENTO EN LA VOCACIÓN. Toda vocación debe ser alimentada por itinerarios de formación que duran toda la vida. De lo contrario, la vocación podría incluso marchitarse y morir. El libro señala con especial énfasis la formación permanente (cf. nº 163-169), tanto para laicos solos como para hermanos y laicos conjuntamente. Esta formación permanente, tanto a nivel provincial e internacional, nos hace mirar más allá de nuestros grupos y descubrir nuevos horizontes para nuestra fe (nº 164).
La CARTA ABIERTA es la mejor forma de terminar el libro. En su estilo epistolar, que no abandona el tono familiar y amigo, los laicos hablan de su vocación laical marista como un don de Dios; sueñan también con la misión marista centrada en las necesidades de los niños y los jóvenes; reafirman que quieren vivir en el Espíritu, al estilo marista, y que quieren caminar junto a los hermanos para revitalizar el carisma marista.
La Carta retoma algunos de los temas ya presentes en la Presentación y la Introducción y que luego aparecen también de una u otra manera, en los diferentes capítulos. Así habla de la vocación como un regalo; de los tres temas fundamentales a tener en cuenta para ser vividos en la vocación laical marista: la misión, la vida compartida, la espiritualidad; del camino vocacional, espiritual y apostólico a ser vivido conjuntamente por hermanos y laicos, un camino donde no falta el sello de Champagnat y la dimensión mariana.
Este libro es bienvenido y esperado. Responde a una necesidad, desde hace mucho tiempo, sentida en el mundo marista. Es un verdadero regalo para nuestro tiempo. El Capítulo general de 2009 le ha dado toda la fuerza al acoger y promover el tema de los laicos como un signo de los tiempos que se impone a la congregación sin vuelta atrás: el carisma de Champagnat es para la Iglesia y para el mundo; es para los hermanos y los laicos.
He oído aquí y allá, algunas voces, seguramente muy poco proféticas, temiendo que el desarrollo de los laicos maristas pueda llevar, en contrapartida, a la disminución de vocaciones consagradas y al debilitamiento del entusiasmo en la promoción de la vocación del hermano. Ciertamente esto es un error de visión. Y los laicos, claramente, no piensan así.
Escribo estas primeras notas sobre este nuevo libro el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, tal vez el santo más universal de la Iglesia. Un santo de una sensibilidad inteligente, decía mi profesor de Historia de la Iglesia, comparándolo con Santo Domingo de Guzmán, un santo de una ?inteligencia sensible. Conocemos la erupción del franciscanismo en la Iglesia: más de 100 congregaciones religiosas y movimientos laicales inspirados en la espiritualidad de San Francisco. Nunca he oído decir a mis amigos franciscanos que los movimientos laicales franciscanos les hayan ?robado? vocaciones consagradas. Todo lo contrario: estos movimientos viviendo y dando vida al carisma y la espiritualidad franciscana constituyen un humus natural, un terreno fértil en el que puedan florecer y desarrollar las vocaciones consagradas franciscanas.
¿No puede suceder así en el mundo marista? ¿Por qué el desarrollo de los laicos maristas, viviendo y integrando en su vida la misión y la espiritualidad maristas, compartiendo de muchas y diversas maneras su vida con la vida de los hermanos, no constituirá en el futuro una tierra fértil donde florecerán y se desarrollarán las vocaciones maristas consagradas? Confieso que éste es uno de mis sueños.
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H. Teófilo Minga
Roma, 4 de octubre 2009
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