
Encuentro con el Patriarca Ecuménico Bartolomé I
El Liceo Léonin de Patissia y el Liceo Franco turco Saint Benoît están unidos por una amistad bastante especial. No solamente porque los hermanos de la escuela de Estambúl llegados a Grecia fundaron las escuelas maristas en dicho país, sino también porque desde hace siete años, desde que se realizó el primer intercambio escolar, los estudiantes griegos y turcos han tenido la posibilidad de conocerse mutuamente y de gozar de una hospitalidad sincera y cordial.
Los intercambios escolares con la escuela histórica de Estambul no constituyen, como podría parecer a primera vista, una apertura del Liceo Léonin hacia un país extranjero. Tampoco se trata de una excursión para divertirse, ni de una búsqueda de elementos culturales comunes a dos pueblos limítrofes que sufrieron mucho en el pasado. Los intercambios con el liceo Saint Benoît no son únicamente eso. Es algo que va mucho más allá: es un viaje hacia otra cultura, hacia otras tradiciones y costumbres, hacia otra visión y concepción del mundo, hacia “ese fenómeno extraordinario de sobrevivencia que es Constantinopla, no la de un solo imperio sino la de dos imperios” de G. Séféris. Es un viaje hacia una de las ciudades más bellas del mundo; se suele decir, la ciudad de las siete colinas. Un viaje hacia una ciudad donde, nosotros los griegos, sentimos una emoción intensa desde que pisamos la tierra. Un viaje porque, mediante el contacto cotidiano con los estudiantes y sus familias, nuestros estudiantes, en la mayoría de los casos, crean lazos de amistad que les acompañarán el resto de sus vidas. Es un viaje, porque a través de toda esta experiencia, descubrimos que de hecho lo que nos une es mucho más importante que lo que nos separa. Es un viaje porque en nuestra memoria, en la de los hermanos, los profesores y los estudiantes (ortodoxos o católicos), nos encontramos con el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, y es algo que permanece indeleble. Su discurso, sus consejos y sus exhortaciones son en sí un viaje.
Este año, y por primera vez, el Patriarca Ecuménico no nos recibió como siempre en la sala del Trono de Fanar. Como él no quería rechazar un encuentro con cada una de las ocho escuelas que habían ido esa tarde del viernes al Patriarcado, su Santidad Bartolomé I nos recibió a todos juntos en la capilla de Saint Georges en Fanar. “Al venir al Patriarcado quisiera que tuvierais la sensación de entrar en vuestros hogares y que pensarais que vuestro Padre os acoge, ya que al venir aquí quiero que sepáis que os espero a todos con un amor paternal.”
Solamente el encuentro con el Patriarca Ecuménico es un evento de una importancia primordial ya que se trata de un encuentro con un jefe religioso, dotado de una personalidad muy rica y respetado por jefes religiosos de otros credos aparte de los turcos musulmanes. De este modo, no solamente debido a su rango, sino también a su personalidad, todos los discursos del primado de la Iglesia Ortodoxa son de una importancia innegable.
Bajo esta perspectiva, solo el hecho que Su Santidad Bartolomé I dedicara cinco minutos de su discurso (que duró unos 20 minutos) al Liceo Léonin de Patissia, fue un privilegio y un gran honor. En su discurso, el Patriarca Ecuménico se refirió detalladamente al prestigio, al esplendor del Liceo Léonin, y alabó su historia y la presencia discreta de los hermanos maristas en Grecia. Mencionó especialmente al hermano Ignacios Capétanios, quien representa a los hermanos maristas en Grecia y subrayó:“Quisiera saludar especialmente al hermano Ignacios Capétanios que representa al grupo del Liceo Léonin de Patissia. Le agradezco además por haberme dado recuerdos de parte del otro Liceo Léonin, el de Néa Smyrni. El hermano Ignace es uno de nuestros visitantes más fieles y, en calidad de buen capitán, mantiene un buen nivel en los dos liceos Léonin desde hace varios años y nos sentimos orgullosos de verlo venir una y otra vez, con amor y respeto, a la casa del Patriarca Ecuménico”.
El Patriarca Ecuménico se mostró ‘unionista’ y clausuró su discurso mencionando, entre otras cosas, la esencia de la filosofía del cristianismo: “El hermano Ignace es católico; yo seguí mis estudios con católicos, con los padres Jesuitas en Roma, y nos sentimos cercanos unos de otros porque efectivamente no hay distinción – lo que dije anteriormente – hay que mirar al ser humano como tal. Puede ser que la persona que tenemos delante de nosotros sea católica, musulmana, budista o hasta no creyente, lo que no debe, en ningún caso, disminuir nuestro respeto por el prójimo, ya que se trata de un ser humano por quien Cristo sufrió y fue crucificado. El valor del ser humano reside en lo siguiente: es por él que Dios ha muerto. Y yo repito que Dios resucitó al tercer día porque la muerte no podía guardar para siempre al Creador de la vida. Damos entonces la bienvenida tanto al Liceo Léonin como a las demás escuelas, a los grandes y a los pequeños en este ambiente festivo que anuncia la llegada de la Pascua.”
Esperamos y deseamos que la tradición de intercambios escolares entre los dos colegios continúe en el futuro.
______________________
Los profesores del Lyco Léonin de Patissia.
Kapsalis Miltiadis, Mamalis Panagiotis, Katsani Eirini