
Entrevista con los miembros de la Comisión de Pastoral Juvenil Marista
La Pastoral Juvenil Marista cuenta con una Comisión Internacional encargada de indicar a todo el Instituto las directrices que pueden orientar los trabajos de los animadores locales. Entre las metas ya alcanzadas por dicha Comisión está el documento “Evangelizadores entre los jóvenes”, que fue entregado al Instituto Marista en 2011.
La última reunión de la Comisión tuvo lugar en mayo, en la Casa General. Hicimos algunas preguntas a sus miembros sobre el trabajo de dicha Comisión y sobre la Pastoral Juvenil Marista.
Hoy presentamos la conversación con el H. Luiz André da Silva Pereira, de la Provincia “Brasil Centro-Norte”, miembro de la Comisión desde hace dos años.
1. ¿Cuáles son las características peculiares de los jóvenes en Brasil?
Hablar de la juventud de hoy y de sus peculiaridades constituye un reto, teniendo en cuenta las diversas expresiones del mosaico de la juventud en Brasil. Me referiré solo a los jóvenes que están en nuestros colegios, universidades, obras sociales y centros juveniles.
Son jóvenes de 12 a 25 años que viven casi todos en la región metropolitana, de diversas clases sociales. Marcados por la capacidad de soñar, van creando puentes y estableciendo relaciones para construir un mundo mejor, más justo, solidario, sin prejuicios ni corrupción.
Jóvenes que desean hacer una experiencia de lo sagrado en su vida cotidiana, luchado por días mejores donde el otro es espacio sagrado de revelación.
Jóvenes marcados por las nuevas tecnologías y las redes sociales, con una nueva concepción de las distancias y una “geografía” y formas de relaciones nuevas.
Jóvenes que en el campo social son víctimas de la violencia, del desempleo, de la falta de calificación profesional y acceso a la educación.
Jóvenes que viven la utopía, que no pierden el brillo de sus ojos y que mantienen la sonrisa en el rostro como signo de esperanza.
2. ¿Cómo se lleva a cabo la PJM en las Unidades administrativas de tu región?
La Pastoral Juvenil Marista está marcada por un proceso grupal dividido en cinco momentos: “Estrela”, “Coração Acolhedor”, “Boa Mãe”, “Cruz” y “Violeta”. El proceso propone un itinerario: la convocatoria, momento para invitar, llamar y “seducir” a los adolescentes para formar el grupo, o sea, descubrimiento del camino comunitario. El siguiente paso, la estructuración, consiste en formar el grupo, crear lazos, reforzar el deseo de formar parte de la PJM; es el descubrimiento del grupo. El tercer momento es la iniciación, momento de disfrutar del estar juntos en las reuniones, convivencias y diversas actividades, posibilitando el descubrimiento de la situación personal, la comunidad, la situación social; momento de empezar el proyecto de vida personal. El último momento es el compromiso, con el grupo, la comunidad educativa, la Iglesia y la sociedad.
3. ¿Cómo fue recibido el documento “Evangelizadores entre los jóvenes” entre los líderes de la PJM?
El documento “Evangelizadores entre los jóvenes” vino a reforzar nuestro proceso pastoral en el trabajo con los jóvenes. Los fundamentos bíblico-teológicos y pastorales dialogan con las Directrices de la PJM, documento que fundamenta nuestra acción evangelizadora con los jóvenes de Brasil, generando una comunión plena con el Instituto.
La presentación del documento tuvo lugar en una reunión realizada en Campinas – SP, en agosto de 2012, promovida por la Subcomisión de Evangelización de las Américas. Estuvieron presentes: 53 participantes, 10 Provincias, 2 Distritos, 13 países, 4 lenguas, 18 jóvenes, 24 hermanos (3 escolásticos), 11 laicos, 4 miembros del Gobierno General y directores de los Secretariados. Después de este encuentro, cada Provincia programó un estudio sobre el documento.
4. En tu opinión, ¿cuáles son los retos y propuestas más destacados en el ámbito del trabajo con los jóvenes?
Destaco algunos puntos: asegurar una formación continua para entender las diversas expresiones juveniles y así establecer el diálogo; garantizar una conciencia política que impulse a comprometerse en políticas públicas para la juventud; favorecer entre los jóvenes el cultivo de una espiritualidad y una mística capaces de responder a los llamados contemporáneos; proponer, como Instituto, una opción preferencial por la PJM como uno de los espacios teológicos de encuentro con Dios.