18 de diciembre de 2020 COLOMBIA

Fin del programa 2020 del noviciado interprovincial de Medellín

Con la primera profesión del Hermano Kevin Quezada, realizada el 8 de diciembre, concluyeron las actividades del año en el Noviciado Interprovincial de Medellín. El H. Ricardo Alfredo Mundo Dueñas, que terminó su noviciado, hizo su primera profesión en El Salvador. Al igual que ellos, otros dos candidatos a la vida religiosa vivirán un período de extensión de seis meses, tras dos años de noviciado. Por otro lado, cuatro novicios terminaron el primer año y comenzarán el segundo. Y se espera que ocho nuevos novicios comiencen el primer año en febrero de 2021.

El H. José Miguel Caballero Hierro, de la Provincia Norandina, terminó su servicio el 8 de diciembre, tras haber sido maestro de novicios desde el 2014. El nuevo maestro de novicios es el H. Alejandro Herrera, de la Provincia de América Central. El equipo de formación estará formado por los hermanos Jesús Hernández (submaestro) de México Occidental, y Geovanni Velasco, de Norandina.

A continuación, se presenta una síntesis de la experiencia vivida en el noviciado durante este año particular, tal como se describe en el boletín de noviembre.

2020 en el Noviciado Marista de Medellín

Este 2020 ha sido un año complejo para el Noviciado Marista de Medellín, que ha estado marcado por la sorpresa, la incertidumbre, la sobriedad, la creatividad y la innovación a la que nos empujado la pandemia.

La misión apostólica ha disminuido, nos ha tocado reinventarnos a través de la participación en las plataformas virtuales y las redes sociales, en colaboraciones esporádicas con los centros educativos maristas de la Región y el apoyo a nuestra vecindad a través de mensajes de aliento y cuidado.

La experiencia fraterna en la comunidad ha sido intensificada por la convivencia diaria y exclusiva: cocinar juntos, compartir trabajos domésticos, recreaciones más frecuentes e innovadores, y más tiempo para compartir los días festivos y las celebraciones.

Por otro lado, la relación con nuestras familias, con la Fraternidad y con el Noviciado de Cochabamba por videollamada ha sido una agradable novedad.

La espiritualidad parece haber sido una experiencia desafiante para cada uno de nosotros porque la pandemia ha puesto a prueba nuestros estados de ánimo. Tuvimos que seguir caminos personales de aceptación e integración de la nueva situación. Sin duda alguna, fueron de gran apoyo la experiencia del silencio, el escucha personal, los retiros mensuales y los retiros de mayo y noviembre. Dios acompañó nuestro recorrido, nos dio aliento y nos desafío a amar más.

Este año nos enseña a acoger la austeridad relacional, la admiración por lo sencillo y lo cotidiano, vivir el hoy y tener paciencia, comprender que la misión marista, más allá de las actividades que se realizan, es un modo de relacionarse con aquellos que podemos encontrar, pocos o muchos, cerca o lejos. Muy agradecidos con Dios por su amor y bondad, concluimos este año.

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