22 de junio de 2011 HAITí

FMSI – Fondazione Marista per la Solidarietà Internazionale

En el mes de mayo, Angela Petenzi, coordinadora de proyectos de la FMSI, se ha desplazado a Haití junto con Angélica Alegría, coordinadora de la oficina de la Provincia Marista de México Occidental. Su misión tenía como objetivo visitar los proyectos que han sido puestos en marcha con los fondos recogidos después del terremoto, y estudiar las nuevas propuestas presentadas por la comunidad marista de Haití.

También han participado en la misión Luis Barba Berlanga y Nacy Walker Olvera, responsables de la asociación mexicana “kóokay” (www. kookay.org), especializada en proyectos de desarrollo comunitario y de tecnologías sostenibles. La Asociación ha donado una instalación de paneles solares para la electrificación de la escuela de Latibolière y ha ofrecido su colaboración para desarrollar proyectos para el acceso al agua potable y a la energía eléctrica con tecnologías eco-sostenibles.  

La primera parada del viaje ha sido en la capital, Port-au-Prince, donde los vestigios del terremoto son aún visibles; mucha gente vive todavía en campamentos de tiendas. El grupo, acompañado por el H. Frisnel Walter, ha visitado las oficinas del Banco Mundial y de la Unión Europea con el fin de conocer más de cerca sus programas de cooperación y la oportunidad de financiación.

La misión continuó después a las localidades de Jérémie, Latibolière y Dame-Marie, donde están ubicadas las tres comunidades maristas, empeñadas en un espléndido trabajo para la promoción de la juventud haitiana. El guía fue el H. Antonio Cavazos, Responsable del Sector de Haití.  

En Dame-Marie visitamos la escuela secundaria “Notre-Dame de la Nativité”, para la cual está prevista una ampliación por medio del fondo Haití y la Provincia Marista de México Occidental. Durante la visita, ha sido confirmada la necesidad de nuevas estructuras, además de las previstas en el proyecto. Ya se está estudiando uno nuevo. La escuela tiene ahora 368 alumnos y, gracias al proyecto, podrá ampliar dicho número así como las actividades didácticas ofrecidas. Siempre en la misma zona, otra propuesta presentada concierne a la escuela primaria “Notre Dame de Fatima”, que necesita trabajos de reestructuración para poder ofrecer a sus 340 alumnos un espacio adecuado para la escuela y los juegos. 

En la localidad de Latibolière los Hermanos Maristas gestionan una escuela secundaria a donde, cada mañana, llegan estudiantes que vienen de las aldeas entre los bosques, después de haber caminado muchos kilómetros. La mayoría de ellos pueden frecuentar la escuela solamente gracias a una beca. En la escuela el Hno. Laurent Beauregard ha lanzado un programa de alfabetización y de reinserción de los niños trabajadores que no han podido nunca frecuentar la escuela. Dicho programa, además de la escuela, prevé la oferta de una comida suplementaria y actividades recreativas. Se está pensando también en inscribir en el Registro Civil a aquellos que, por motivos económicos, no han sido inscritos por su padres y que por tanto son como personas “invisibles”. La propuesta presentada a la FMSI es la de sostener el programa y de extenderlo en el futuro a un segundo grupo de niños. Por fin, en Latibolière se desea comenzar con la instalación de pequeños grupos de energía solar para la iluminación de la calles principales y de las casas, en colaboración con la Provincia Marista de México Occidental y la asociación Kóokay.

En la ciudad de Jérémie la comunidad marista ha lanzado un proyecto integrado de producción agrícola/cría ideado y promovido por la Universidad Marista de Mérida (México) que, en el futuro, se piensa difundir entre la población local.  

Los Hermanos han lanzado también desde hace tiempo actividades sociales y de animación de los niños y jóvenes del barrio que, a menudo, tienen la calle como único lugar de encuentro. De esto ha nacido la otra propuesta presentada a la FMSI por el fondo Haití: la construcción de un centro comunitario en donde se puedan desarrollar actividades sociales, recreativo-deportivas, para niños y jóvenes; apoyo escolar para los niños que han abandonado la escuela; cursos de alfabetización para los adultos; promoción de la mujer; horticultura y difusión de tecnologías eco-compatibles, para la obtención de agua potable y energía eléctrica.

En el nuevo centro se desean realizar también cursos de formación para futuros profesores y difundir nuevo material didáctico, que tanto necesitan todas las localidades visitadas. 

En Haití el trabajo más difícil no será quitar los escombros del terremoto, sino construir una nueva sociedad, removiendo los obstáculos que, hasta ahora, han llevado a una gran parte de la población a la pobreza y la exclusión. 

Entre las buenas noticias hay que destacar una: la gente de Haití no se rinde. El gran mercado de Port au Prince, con sus millares de personas que vienen a vender y comprar en millares de pequeños tenderetes, da testimonio de ello cada día, y también tantos jóvenes que, como Ernso y Onald, te cuentan sus sueños.

La edad media de la población de Haití es de 20 años. El futuro del país depende de la educación y la promoción de los jóvenes.

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