23 de octubre de 2007 ESPAñA

Hermanos en España (1936-1939)

El año 1936 en España no existía más que una Provincia marista que estaba a punto de celebrar los cincuenta años de la llegada de los primeros hermanos a Girona en 1886.
Para comprobar algunas características de la presencia educativa de los hermanos maristas a lo largo y a lo ancho de la geografía española en el momento en que mueren martirizados los hermanos podemos analizar la estadística de los años 1934-1935. Si revisamos los lugares donde trabajan se puede verificar que se trata principalmente de poblaciones que no son capitales de provincia: Alcoy, Badalona, Cabezón de la Sal, Barruelo de Santullán, Centellas, La Garriga, Manzanares, Palafrugell, Algemesí, Canet, Mataró, Sabadell, Torrelaguna, Villanueva de las Minas, Arceniega, Carrejo, Igualada, Orbó…

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El tipo de oferta educativa

Entrando en algunos detalles de análisis de las estadísticas de los años previos a la guerra, se puede deducir que hay un proceso de crecimiento ininterrumpido en los cuatro niveles de enseñanza en que trabajaban los hermanos: Primera Enseñanza, Comercio, Segunda Enseñanza e Industrial. El avance más sólido y firme hay que destacarlo en los niveles más populares y elementales: Primaria y Comercio.

Hay ciertamente un retroceso leve en los años de la República, que posiblemente no se deba a resultados de elección del tipo de escuela de los padres para sus hijos, sino a la desorganización existente y a las situaciones de inseguridad creadas.

Hay un predominio claro y significativo de escuelas populares no sólo por la radicación de las mismas, sino que, si examinamos con más atención caso por caso, como sucede en Barcelona, las cinco escuelitas están establecidas en barrios con especial necesidad de escolarización. Estas escuelas están atendidas por comunidades pequeñas de tres o cuatro hermanos, si exceptuamos la de Sants, en la que son once, para atender más de 500 alumnos; 23 de ellas no sobrepasan los 300.
Poblaciones y barrios con fuerte presencia de obreros son los destinatarios más socorridos. El traslado y evolución de las escuelitas se facilitaba al compás de las necesidades o de los impedimentos del trabajo educativo y apostólico.
El establecimiento de las llamadas clases nocturnas, auténticas clases de alfabetización, de cultura y de adaptación, se consideraban como complemento normal de la escuela y del barrio.

El estilo educativo?apostólico

Hay una forma de proceder que se repite casi exactamente en cada ciudad en la que se establecen, algo heredado de los mayores que les han precedido y que les han enviado. Tal vez viene directamente del mismo Fundador, Marcelino Champagnat. ?Hay que estar de acuerdo con las autoridades eclesiásticas y civiles, para establecer cualquier actividad en una ciudad.?

La gratuidad no es absoluta y se pide lo que pueden aportar los padres en las diferentes situaciones. En la circunscripción de una escuela grande, se crean escuelas pequeñas que atiendan a los menos pudientes y más necesitados. En Barcelona, por ejemplo, las escuelas pequeñas se multiplicarán: se abrieron más de cinco al ?amparo? del colegio que estaba en la calle Lauria, antes del comienzo de la guerra.

Cuando los cuatro primeros maristas enviados a España reciben la bendición del Superior les dice: ?Vais a estudiar castellano y estar después a disposición de la divina Providencia? Sed religiosos regulares, abnegados y piadosos. Habéis de servir de modelo a otros muchos que vendrán después?. Esta carga interior que lleva el enviado a la misión, fue sin duda transmitida a las generaciones de maristas que sucedieron a estos primeros enviados.

H. Juan Moral Barrio

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