X Capítulo – 1903, Saint-Genis-Laval

04/1903 – 51 hermanos participantes

Circunstancias políticas, sociales y religiosas1

“El Capítulo se reunió en un momento muy crítico para el Instituto y tuvo sus sesiones entre el 20 y el 25 de abril, cuando ya había sido comunicado a los Superiores que la Cámara de Diputados había rechazado nuestro pedido de autorización y que como consecuencia de ese fallo se daba a la Casa madre un plazo de tres meses para que fuera vaciada”.2

La adopción y las modalidades de aplicación de las Constituciones que Roma estaba a punto de aprobar definitivamente, exigieron con urgencia la convocación del X Capítulo general.

Convocatoria

El hermano Theophane en su circular de convocatoria del Capítulo3 fijó la reunión, para el 20 de abril de 1903, en Saint-Genis-Laval. Esta convocatoria tenía como finalidad la elección de los cargos generales del Instituto y el análisis de las Constituciones que se habían presentado para la aprobación de la Santa Sede. Éste fue el objetivo principal del X Capítulo general. Cabe señalar que, según las Constituciones, aprobadas a título de ensayo por la Santa Sede en 1863, el Capítulo general se reunió periódicamente cada diez años: 1873, 1883, 1893. Por tanto, debía volver a reunirse en 1903.

Esta reunión era urgente especialmente, en primer lugar, porque las leyes de prohibición de los religiosos en Francia, ya aprobadas por el Parlamento estaban a punto de ponerse en práctica; y, segundo, porque estaban a punto de aprobarse por Roma las nuevas Constituciones. Eso es lo que subraya el hermano Théophane, el 20 octubre 1902, en su circular de convocatoria del Capítulo, sin hacer alusión a los graves acontecimientos políticos del momento en Francia.

Las delegaciones, diputados y miembros de derecho, alcanzaron el número de 51. Este número muestra la gran expansión alcanzada por la Congregación durante los años anteriores. Los diputados se distribuyeron de la siguiente manera: 7 por San-Genis-Laval, Turquía, China y Adén (Arabia); 6 por Notre-Dame del Hermitage; 2 por Canadá-Estados Unidos; 6 por Saint-Paul-Trois-Châteaux, Italia y las Seychelles; 2 por España; 1 por Colombia y México; 5 por Aubenas, Nuevo Caledonia y Argelia; 3 por Beaucamps; 1 por Bélgica, Dinamarca y el Brasil Meridional; 3 por el Bourbonnais, Líbano y Siria; 2 por el oeste de Francia y el Brasil Central; 2 por las Islas británicos, el África meridional, Australia y Nueva Zelanda. En total 40 delegados, que con el hermano Superior general y sus ocho ayudantes, el Hermano Procurador (o Económo) general y el Secretario general elevaron a 51 el número de capitulares.

El 22 de abril de 1903, después de dos días de retiro, el Capítulo, en una primera reunión, eligió el Superior general.4 Como en 1893, el hermano Théophane expresó su deseo de ser liberado del cargo.

La situación era demasiado grave como para que el Capítulo general aceptara el cambiar de piloto de la nave en plena tormenta. Pidió y obtuvo que se sometería a una reelección. A pesar de haber sido nombrado de por vida, señaló que en las Constituciones, en proceso de aprobación, figuraba la cláusula de que el nombramiento del Superior general se debía hacer por un período de doce años.
La asamblea capitular votó la permanencia en el ejercicio de sus funciones e hizo solicitar a Roma la confirmación de lo que él consideraba como una reelección. La respuesta fue que habiendo sido nombrado de por vida, no tenía necesidad de ser re-elegido y, por tanto, que la votación no era válida y la aprobación innecesaria.5

El mismo día, 22 de abril de 1903, en una segunda reunión, el Capítulo general procedió a la elección de los Asistentes, cuyo número se fijó en 8. Los ocho turnos de votación dieron como resultado la reelección de los Asistentes, que ya estaban en su cargo, en el siguiente orden: los hermanos  Adon (Saint-Genis-Laval), Gerald (Contencioso), Bérillus (Saint-Paul-Trois-Chateaux y España), Stratonique (Notre-Dame de lHermitage, Canadá y EE.UU.), Climacus (Norte) Liboire (Aubenas), Augustalis (Varennes-Lacabane) y John (Islas).

En la misma sesión fueron elegidos por mayoría de votos: el Ecónomo general, denominación que sustituyó a la de Procurador general6: el hermano Césaire, continuó en el desempeño de este cargo;
Secretario General: el querido hermano Pierre-Joseph, que ya realizaba esas funciones desde 1893, desde que sucedió al C. H. Eubert después de su muerte.7
Los Hermanos Asistentes generales fueron confirmados todos en su cargo: El hermanos Adon, Gérald, Bérillus, Stratonique, Climaque, Liboire, Augustalis y John, Consejeros Generales; el Hermanos Césaire y Pierre-Joseph, respectivamente Ecónomo y Secretario General. 

Después de las elecciones, el Capítulo se ocupó de diversas cuestiones relacionadas con el Instituto, especialmente su desarrollo, el estado material y financiero, la disciplina religiosa, las obras y las Constituciones. Este último punto fue el objetivo principal de los trabajos del X Capítulo general.

Cuarenta años habían transcurrido desde que, por decreto de 9 de enero de 1863, Su Santidad el Papa Pío IX había aprobado y confirmado, como Congregación de votos simples, el Instituto de los Hermanitos de María, y que el mismo decreto había aprobado, ad experimentum, las Constituciones de dicho Instituto redactadas en 69 artículos. Había llegado el momento de salir de la provisionalidad y solicitar de la Santa Sede la aprobación definitiva.

Con este fin, se presentó a la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares un nuevo órgano de Constituciones que, en esencia, no era sino el desarrollo, con algunas modificaciones, del de 1863. Cardenales, Arzobispos y Obispos, en número de 102, se habían unido a nosotros para solicitar a la Santa Sede, en términos llenos de benevolencia, una aprobación final.

Después de un examen a fondo y de los cambios introducidos en unos pocos pasajes del texto de las nuevas Constituciones, el Capítulo las aprobó, y un mes más tarde, el 27 de mayo, S. S. León XIII concedió la aprobación definitiva.8

El Décimo Capítulo general (el octavo celebrado en Saint-Genis-Laval) marcó un hito en la historia del Instituto.

Debido a los acontecimientos sucedidos en Francia, en el año 1903, la Congregación, que ha de enfrentar  enormes dificultades en el país que la había visto nacer y desarrollarse, adquirirá un nuevo impulso  que será la base de una prosperidad inesperada por la fundación sucesiva de instituciones en muchos países de todo el mundo, dando a nuestra familia religiosa un carácter universal.

Decisiones

La decisión más importante de este Capítulo consistió en determinar los contenidos de los artículos de las Constituciones para su aprobación definitiva.

El 27 de mayo de 1903, el Papa León XIII aprobó y confirmó en forma definitiva las nuevas Constituciones en las que se establecía el cargo de Superior general y el de los Asistentes por 12 años. Los Asistentes tendrían a su cuidado especial una o dos provincias, pero al mismo tiempo se establecía, al frente de cada Provincia, un hermano Provincial. Se vio la necesidad de una mayor descentralización ya que con los acontecimientos de Francia, el Instituto se había desparramado por el mundo. Según las nuevas Constituciones, los Provinciales y los Viceprovinciales eran elegidos por 3 años y podían ser reelegidos una vez más. Los Directores podían ser reelegidos por otros 3 años y a continuación podían ser elegidos para dirigir otras casas.
Desapareció el voto de obediencia y los que tenían ese voto fueron invitados a hacer los tres votos de pobreza, castidad y obediencia.

 “Con la aprobación definitiva de nuestras Constituciones en 1903, el Instituto se abría a una gestión descentralizada, obligada por la fuerza de los acontecimientos. Durante el siglo que acababa de terminar, el Instituto se había desarrollado especialmente en Francia. Los Superiores habían mantenido una fuerte centralización. Desde la unión con los Hermanos de Saint-Paul-Trois-Chateaux, es cierto que se había hecho una división en provincias, pero éstas eran gobernadas por los Asistentes desde el Hermitage primero y, después, desde Saint-Genis. Era un sistema que podía funcionar y tenía sus ventajas mientras el Instituto se mantenía en los límites de Francia, pero a fin de siglo y al inicio del nuevo, con el aumento de personal y obras fuera de las fronteras y a mucha distancia de la Casa general, se hacía necesaria la apertura hacia una forma de gobierno más descentralizada.
Se creó entonces el cargo de Provincial y el Instituto quedó dividido en 11 Provincias que, en pocos años más, se duplicaría. El hermano Provincial gobernaría la Provincia y los Asistentes ya no serían los Superiores inmediatos, sino que se encargarían, a distancia, de la o de las Provincias para las cuales eran elegidos por el Capítulo general. Ese encargo lo realizarían a través de las visitas de delegación a las Provincias. Este sistema duraría hasta los cambios realizados por impulso del Concilio Vaticano II.”9


1 El relato acerca de este X Capítulo está tomado, en casi su totalidad, de H. Jules-Victorin Bulletín de l’Institute T. 23, (1958-1959)  p. 147-150

2 H. Luis di Giusto Historia del Instituto de los Hermanos Maristas, Provincia Marista Cruz del Sur, Argentina 2004. p. 128

3 Circulares T. 10, p. 225 y ss.

4 Circulares T. 10, p. 314-316.

5 Ver también : Nos Supérieurs: Le Rév. Fr. Théophane, quatrième Supérieur Général (1824-1907), E. Vitte, Lyon, 1953,  p. 247.

6 Hasta esa fecha, en el Instituto, lo concerniente a lo económico se llamaba Procura, y a la persona encargada, Procurador General. De ahí en adelante toda la cuestión económica estaría en manos del hermano llamado Ecónomo general. Se reservaba el nombre de Procurador general al hermano encargado de los trámites ante la Santa Sede.

7 Circulares, T. 10, p. 316-317.

8 Circulares, T. 10, p. 322-325.

9 H. Luis di Giusto Historia del Instituto de los Hermanos Maristas, Provincia Marista Cruz del Sur, Argentina 2004. p. 130