Juan XXIII y Marcelino

El día 29 de mayo de 1955, el Padre Champagnat es proclamado Beato por Pío XII. Todas las comunidades maristas se preparan para tal evento, pero desean que toda la comunidad escolar se adhiera a su alegría.

En Piove di Sacco, los hermanos maristas dirigen una escuela parroquial. Se acerca el momento de involucrar a toda la comunidad eclesial y por eso se piensa en invitar al Patriarca de Venecia, el Cardinal Giuseppe Roncalli, para que presida las celebraciones.

Por este motivo, el director de la escuela, el hermano Barnaba Amici, se acerca a Venecia. Durante la entrevista permanece impresionado por la afabilidad y por la bondad del Prelado, pero aún más por la sonrisa, que el hermano interpreta casi de ternura hacia su joven edad, mientras le habla de la vida del nuevo Beato y de su Congregación. La duda se aclara cuando el hermano Barnaba entrega al Cardenal la vida del Beato Champagnat. Oye que dice: “Gracias, no me sirve”. Con aire de benevolencia le coge del brazo, le conduce hasta alcoba y le invita a levantar la almohada. Con sorpresa ve un libro que le es muy familiar: “Vida del Venerable Marcelino Champagnat”. El Cardenal añade: “Cada noche, antes de dormirme, leo algunas páginas”. El Cardenal acepta, con gran placer, presidir las celebraciones, incluso como reconocimiento hacia los hermanos que había conocido muy bien en Grecia.