17 de noviembre de 2005 ITALIA

Juntos para soñar el futuro

El domingo 30 de octubre, con la subsiguiente festividad de Todos los Santos, era un día propicio para que los hermanos de Italia disfrutaran del ?puente? tomándose un merecido descanso. Sin embargo, la invitación del Provincial a tomar parte en una asamblea que favoreciera un tiempo de encuentro tuvo una respuesta generosa. En la tarde del 29 estaban ya presentes para la cita nada menos que 42 hermanos.
El día 30 se comienzan los trabajos de la asamblea con el saludo del hermano Manuel. Tras dar las gracias a todos por haber secundado la convocatoria, recuerda que el camino a recorrer no sólo es difícil y con frecuencia lento, sino que incluso hay que andar por senderos nuevos en seguimiento de lo que la Iglesia y la Congregación piden hoy de nosotros. El haber unido nuevas sensibilidades, culturas y tradiciones procedentes de las anteriores Provincias es cosa que pide tiempo, paciencia y amor porque, en definitiva, lo más importante es trabajar por el reino de Dios. Concluye invitando a todos a ?soñar? juntos dado que la Provincia Mediterránea está construida por todos.
¿Cuáles son los motivos que han llevado a convocar esta Asamblea? Para los hermanos de Italia era, además de una exigencia, una cuestión urgente para tomarse un tiempo de reflexión y de intercambio de cara a las decisiones inevitables que hay que tomar en los próximos años. Al prepararla se ha tenido presente un objetivo fundamental: abrirnos a la gratitud hacia el pasado y a la voluntad de construir el presente y el futuro con esperanza.
En resumen, la Asamblea provincial ha constituido una oportunidad ofrecida a todos para favorecer el diálogo compartido, suscitar el interés colectivo de cara al análisis de los problemas importantes y señalar posibles líneas de acción para ayudar al consejo provincial en la toma de decisiones.
El trabajo se ha desarrollado a lo largo de dos días bastante apretados. La primera jornada se ha dedicado a la presentación y el análisis de los aspectos relativos a las comunidades y las obras, mientras que la segunda se ha dedicado enteramente al diálogo fraterno.
Las decisiones que hay que tomar son urgentes. La primera de todas ?nos recordaba Manuel-: cambiar nuestro corazón y dejar al Señor que actúe en nuestras vidas.

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