22 de enero de 2020 CAMERúN

La crisis sociopolítica en Camerún desafía a los hermanos a mirar más allá de las aulas

Los Hermanos Maristas de Camerún siempre han tenido una buena reputación en el país por la excelente educación de calidad que han ofrecido durante más de medio siglo. La mayoría de las personas conoce a los Hermanos sólo como educadores comprometidos y administradores de escolares. Incluso algunos Hermanos se sienten perdidos y piensan que más allá de enseñar en el entorno escolar formal no tienen nada más que ofrecer. La actual crisis sociopolítica por la que atraviesan las dos regiones de habla inglesa en Camerún ha hecho que se paralicen todos los programas educativos de los Hermanos y cierren las escuelas. Un desafío que obliga a los Hermanos, especialmente a los de la comunidad de Tatum, a revalorar su sentido de hermandad en ausencia de la escolarización formal.

Durante este año académico (2019/2020), los tres Hermanos de la Comunidad Tatum, se han planteado como desafío dar otra imagen de fraternidad a través del servicio a la comunidad cristiana local y a los jóvenes en general, en lugar de estar lamentándose o espera que se reanuden las clases, algo que todavía no sucede. Los Hermanos han estado colaborando con el equipo pastoral de la parroquia en la animación del grupo juvenil, grupos de oración y acción, trabajo con pequeñas comunidades cristianas, además de clases de computación para niños en la comunidad. En los tiempos de Adviento y Navidad los hermanos se hicieron responsables de la organización y los preparativos navideños, y también, la celebración del servicio de comunión en colaboración con el párroco. Cientos de niños participaron en la tradicional fiesta de Navidad, donde ellos eran los protagonistas y los Hermanos hicieron todo lo posible por atenderlos.

A través de las actividades se ha bierto las puertas de la comunidad para ofrecer servicios de asesoramiento, sobre todo cuando muchas familias y jóvenes están profundamente desorientados por la crisis actual. Esto también es una revelación de lo que nos espera como líderes de jóvenes cuando la crisis termine, cuando acudan a nuestras escuelas muchos niños cuyos hogares han sido destruidos, sus padres han sido asesinados o secuestrados / arrestados y torturados, o muchachas que han sufrido abusos sexuales que las han llevado a ser madres adolescentes. Y también es posible que algunos de nuestros estudiantes, que ya no están en las escuelas, que se han unido a las filas de los combatientes separatistas, drogados y armados, podrían decidir volver y continuar sus estudios.

¿Estamos preparados para darles la orientación psicoespiritual y moral necesaria para una reinserción adecuada en la sociedad?

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Br Stephen Kpunsa

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