Carta de Marcelino – 191
Marcellin Champagnat
1838-05
A lo largo del mes de julio de 1836, el Sr. Jean-Benoît Balmon, Párroco de Saint-Martin-la-Plaine, fue a ver a nuestro Fundador a l?Hermitage para pedirle Hermanos. Le fueron prometidos para el día de Todos los Santos. Hacia el 20 de agosto, el Padre hace escribir al Hno. François que no le parecía bien que los Hermanos instalaran la escuela en una casa alquilada. En su respuesta, del 26 de agosto de 1836, el Sr. Párroco pretende que en l?Hermitage, con ocasión de su visita, se había aceptado esta eventualidad, tanto que, sin pérdida de tiempo, «el propietario despidió al inquilino que habitaba la casa el 8 del mes de agosto y el 9 me alquiló la casa al precio de ciento diez francos». Este alquiler tenía que ser transitorio, sólo «por algunos meses». Como la preparación de la escuela estaba ya muy avanzada, las mesas encargadas, etc., el Padre envió a los Hermanos en noviembre de 1836 contando con la promesa de disponer de un nuevo local al cabo de un año. Esta promesa no se cumplió, puesto que en 1838 los Hermanos siguen aún en la misma casa alquilada que, para colmo, sólo les ofrece un alojamiento miserable. M. Champagnat se dirige al Sub-prefecto, seguramente en calidad de Presidente del Comité de Instrucción Pública de Distrito, encargado de apoyar y supervisar las escuelas primarias.
Hay que suponer que la amenaza produjo su efecto, pues ya no se volverá a hablar más del edificio, sino del salario, en las tres cartas que el Padre enviará al año siguiente al Sr. Alcalde de Saint-Martin-la Plaine, Nº 246, 291 y 303. ¿Se gastó, tal vez, todo el dinero en el nuevo edificio de modo y manera que ya no quedaba más para los salarios?
Sr. Subprefecto:
Cuando se nos pidieron Hermanos para Saint-Martin-la-Plaine, indicamos que el local que se les destinaba era poco apropiado. Se nos dio a entender que sólo lo ocuparían durante un año y que luego tendrían uno nuevo construido ad hoc. Nos rendimos entonces ante la insistencia. Pero nuestra complacencia nos ha costado muy cara: uno de nuestros Hermanos perdió allí la vida y otro la salud . Nos vemos, pues, obligados a cerrar esta escuela hasta que el nuevo edificio esté completamente acabado. Pero no hemos querido hacerlo sin prevenirle.
Estoy encantado por tener la ocasión de presentarle de nuevo el homenaje del respetuoso afecto con el que seré siempre su muy humilde y obediente servidor,
Champagnat.
Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives
fonte: Según la minuta, AFM, ROLA 1, p. 81, n,° 92, publicada en Circ. 1, p. 256.