Carta de Marcelino – 317
Marcellin Champagnat
1840-02-01
Algunos Hermanos, formados en el noviciado de N.-D. de lHermitage y destinados a trabajos manuales, eran enviados a Belley para ponerse al servicio de los Padres. Quedaban asimilados a los Hermanos coadjutores o Hermanos José, de tal manera que sigue siendo difícil distinguir claramente a los Hermanos Maristas de los Hermanos José. El 3 de febrero de 1832, el Padre Colin proponía al Padre Champagnat que no hubiera en Belley «más que un solo cuerpo de Hermanos, que este cuerpo estuviera formado por dos clases de Hermanos: Hermanos Maristas y Hermanos José. Quienes hubieran sido formados como Hermanos José no podrían nunca llegar a ser Hermanos Maristas, a menos de una razón muy grave; pero los Hermanos Maristas sí que podrán ser Hermanos José. El empleo al que sean destinados decidirá la distinción». 0M I, Doc. 345.2, p. 784.) Pero si, en teoría, este asunto parece sencillo, no lo es en la práctica, porque afecta a personas animadas de un ideal bastante preciso. Además, está el asunto del hábito, que no es el mismo para unos u otros. «No sería conveniente, escribe el P. Colin al Padre Champagnat, el 8 de abril de 1832, que los Hermanos ocupados en trabajos manuales en los colegios y en las demás casas de la Sociedad tuvieran el hábito que usted ha dado a los Hermanos Maristas. Su hábito deberá ser mucho más sencillo y más conforme a su empleo». (OM I, Doc. 246, p. 543.) El 7 de enero de 1835, el P. Colin volvía a escribir al Padre Champagnat: «Creo también que sería bueno que los Hermanos ocupados en trabajos manuales no llevaran el rabat, y que en lugar de la cruz sobre el pecho llevaran el rosario colgado de la cintura». (OM I, Doc. 330.4, p. 744.) Estas disposiciones no gustaban nada a los Hermanos provenientes de l?Hermitage, el Hno. Timothée entre ellos. Este, nos cuenta el Padre Jeantin, «vivía atormentado por la idea de volver con los Hermanos del Padre Champagnat. Lo que más le inquietaba era lo que se decía entonces: que los Hermanos de la Sociedad,... serían llamados «Josefitas». El no quería dicho nombre, sino el de Marista. En el momento en que esta idea más lo atormentaba, tuvo una enfermedad que, descuidada durante mucho tiempo, se volvió incurable: se trataba de un sarcocele... El buen Hermano hizo una novena a San José prometiendo, si lo curaba, permanecer en la Sociedad y consentir en llevar dicho nombre. Fue curado de repente». (OM III, Doc. 819, pp. 322-323.)
Este es el contexto de la carta que sigue. El Hno. François, que nos la relata en uno de sus cuadernos, entre reflexiones sobre temas muy diversos, la introduce con estas palabras:
«Esta es la carta que el P. Champagnat escribió desde N.-D. de lHermitage, el 1 de febrero de 1840 al Cmo. Hno. Timothée y a los demás Hermanos que estaban al servicio de los Padres Maristas en Belley».
Muy queridos hermanos.
Aprovecho el viaje del Sr. Superior General (P. Colin) a Belley para escribirles y testimoniarles que su abnegación en el servicio de los Padres alegrará a toda la Sociedad. No deben ustedes arredrarse ante un simple cambio de hábito que no cambia para nada su estado. No tendrán menos consideración como miembros de los hermanitos de María de l?Hermitage. Todo cuanto pueda contribuir a anudar los lazos de las dos ramas entra perfectamente en nuestras miras y en las de la Providencia. Manifiesten al Sr. Superior su abandono en sus manos, como han hecho los Hermanos de Lyon y como harán siempre los verdaderos hijos de María.
Sigo encomendándome a sus fervorosas oraciones y soy, en Jesús y María, su muy afectuoso Padre y servidor,
Champagnat
Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives
fonte: Sacada de un cuaderno del Hno. François, AFM, 505.17, p. 426.