30 de abril de 2011 CASA GENERAL

María, de nuevo

Al inicio del mes de mayo, tenemos la costumbre de dirigir nuestras miradas hacia la Madre de Jesús y dejar que nuestro corazón palpite de forma más prolongada en compañía de esta mujer joven que llevó en su seno al Hijo de Dios.

Lo que más destaca en nuestra relación con María, la Madre de Dios, es una vivencia afectiva: es la madre y a ella acudimos como niños que aman a su madre, que están orgullosos de ella, que se sienten seguros de ser amados y educados para amar bien al Hijo. María sólo adquiere significación por el niño que lleva en sus brazos y que propone de forma permanente a los que se dirigen a ella. María es la madre-sierva del Verbo hecho carne, la custodia que hace resplandecer al Hijo.
Si su misión más sublime es la de traer a Jesús al mundo, de actuar para que esté presente entre nosotros, a lo largo de todas las generaciones, de todas las culturas y en todos los pueblos, sabemos cómo el Hijo nos dice a su vez: “¡He aquí a tu Madre!”. Jesús no nos entrega a su Madre en un momento cualquiera. Cuando Él se da por amor hasta el final; cuando se hace don total, entrega a todos sus hermanos los hombres aquélla que ama, la que le ha sido fiel desde la Encarnación hasta el Calvario, la que le es más apreciada, su madre.

El mes de mayo nos invita a nuevas iniciativas. En nuestros centros, hace ya tiempo, cuando llegaba mayo, existía una verdadera creatividad en las clases para honrar más especialmente a María: altares, alusiones marianas escritas con adornos en la pizarra; ramos de flores traídos por los alumnos, dibujos, cantos, reflexiones evangélicas… Como hermanos, como laicos maristas, Marcelino nos enseñó a reservar un lugar especial a la Buena Madre. Como él y como el discípulo amado hemos incorporado María a nuestro corazón, a nuestra vida, a nuestra actividad apostólica.

La experiencia nos dice que María escucha la plegaria, que redobla su atención maternal sobre los que la invocan. Bien lo experimentó Marcelino en la noche y en la nieve. Su amor por ella era constante y cuando la tempestad se cernía en el horizonte de su joven congregación, la ponía al abrigo del manto maternal de María.

A lo largo de este mes, unas reflexiones marianas se ofrecerán día tras día en la web del Instituto (www.champagnat.org). Nacen de nuestros documentos, de nuestras experiencias de vida, de algunos pasajes evangélicos, de las actitudes del pueblo cristiano y de los papas… Una página o página y media de lectura… que puede ayudarnos a tenerla más presente en nuestras vidas y a estar más cercanos a su corazón.

Los textos son del H. Giovanni Bigotto.

VOLVER

Homenaje a ?un gran espíritu?...

SIGUIENTE

Province Mariste « Brasil Centro-Sul »...