
Maristas Azules
“Mamá,¿cuándo volveremos a nuestra casa?” Fouad, una niña de 4 años hace esta pregunta a su madre poco antes de dar las buenas noches… Y Lina, la mamá, estará toda la noche llorando y haciéndose la misma pregunta. Pero ¿a quién dirigir esta pregunta? ¿Quién puede o se atreve a dar una respuesta? ¿Quién puede dar una fecha? Sin embargo, entre los desplazados, los rumores circulan rápidamente y en vano. "Nos dijeron que dos días… Nos dijeron que en una semana… Pronto…". Un pronto que se convierte en un mes y luego otro mes y quién sabe cuántos más.
Acompañando a las familias desplazadas, los "Maristas Azules", continuamos escuchando con el corazón sus quejas, sus inquietudes, sus sufrimientos… Y no tenemos otra respuesta que la compasión… Estamos presentes, escuchamos, tratamos de hacer su vida cotidiana tan aceptable como sea posible. Estamos a su disposición.
En el momento en que escribo esta carta, han pasado dos meses y medio desde que las familias han abandonado sus hogares en el barrio de "Djabal el Sayde".
Las 300 familias que ayudábamos con la “cesta de la montaña” (Sallet el jabal) están dispersas por la ciudad…Algunos se alojan en los Maristas, otros en casa de sus parientes y algunos van errando de una casa a otra… Pienso en particular en una familia de siete personas que todavía no ha encontrado un hogar para reagruparse: el papá duerme en un lugar, la madre con algunos niños en casa de un pariente, la tía con otros niños en otro lugar… La guerra no es sólo una cuestión de bombas, asesinatos… es una máquina que destruye a la persona y a la familia. Aísla, separa, no crea vínculos.
Aleppo, se levanta y se acuesta en medio de explosiones, columnas de humo, todas las señales que dicen que la guerra está ahí, cerca, a dos pasos… Respecto a la seguridad, el mes pasado ha estado marcado por el secuestro de dos obispos ortodoxos que viajaron para negociar la liberación de los dos sacerdotes secuestrados también ellos hace unos tres meses. Cuarenta días después, no tenemos noticias de ellos. Los secuestros crean una situación de temor y ansiedad entre muchas personas que se ven obligadas a huir del país… Durante el Ángelus del 2 de junio de 2013, el Papa Francisco expresó su "profunda inquietud" por el conflicto sirio y por las víctimas tomadas como rehenes. Hizo un llamamiento a "la humanidad de los secuestradores" para que liberaran a los secuestrados.
En el aspecto económico, el poder adquisitivo sigue disminuyendo. Los precios se dispararon y se multiplican por dos o tres. Los alimentos y artículos de primera necesidad son inaccesibles para muchas personas. Los empleados consideran que sus ingresos han perdido gran parte de su valor. Un kilo de pan ha pasado en algunos meses de 15 libras sirias a 90 e incluso 100 libras. La electricidad está severamente racionada: de 2 a 4 horas al día. El agua está asegurada de momento. La gasolina, el gas y el petróleo son productos raros y muy caros. Algunos medicamentos son escasos. Una epidemia de hepatitis se propaga. Y con el verano acercándose, se teme la aparición de enfermedades como el cólera o la leishmaniosis.
Las personas están resignadas…
Las familias que viven con los Maristas se benefician siempre de la hospitalidad y las atenciones médicas y psicológicas necesarias. Nos damos cuenta que después de dos meses de vivir desplazados, las necesidades de seguridad y esperanza para el futuro son enormes. A estas 80 personas se ha añadido un grupo de jóvenes estudiantes de Bachillerato (examen oficial de fin de estudios secundarios). En efecto, estas chicas proceden de un barrio donde no es posible presentarse a los exámenes. Las hemos acogido y les ofrecemos alojamiento, comida y les proporcionamos las mejores condiciones para preparar y presentarse a los exámenes.
Las 300 familias desplazadas en Djabal el Saydeh han recibido este mes tres ayudas sustanciales: una bolsa para la higiene, vestidos y zapatos nuevos y la cesta de alimentos. Además, hemos distribuido una canasta de alimentos a las 75 familias que apoyamos desde hace mucho tiempo. Todos los lunes, una decena de familias desplazadas que alojábamos en las escuelas de Djabal el Sayde, y que se han dispersado por la ciudad, vienen a recibir una cesta de alimentos y productos de higiene para atender a sus necesidades. Están especialmente agradecidos por la leche y los pañales…
Los Maristas Azules, estamos preparando las actividades de verano para 50 adolescentes. Se trata de un programa de actividades, "SKILL SCHOOL", para que los jóvenes se reúnan y desarrollen sus habilidades. Un hermano y varios jóvenes animan este proyecto. Los responsables del proyecto “Aprender a crecer” tienen previsto continuar su actividad durante todo el verano. De esta manera 40 niños, de edad preescolar, se beneficiarán de este proyecto.
Termino con las palabras del Papa durante el Ángelus del 2 de junio.
"Esta situación problemática de guerra trae consigo consecuencias trágicas: muerte, destrucción, daño económico y medioambiental, pero también la plaga de secuestros", y continuó apelando "a la humanidad de los secuestradores para que liberen a las víctimas". Asegurando después su "oración" y "solidaridad" para los secuestrados y sus familias, animó a la gente a "orar siempre por nuestra amada Siria", donde la población "aspira a la paz en la justicia y en la comprensión." El Papa ha concluido con una nota positiva: "Hay muchas situaciones de conflicto en el mundo, pero también hay muchos signos de esperanza."
Nosotros, Maristas Azules, queremos, a través de nuestra acción, ser uno de esos signos.
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F. Georges Sabe, de los Maristas Azules
07 de junio de 2013
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