31 de julio de 2020 MéXICO

Maristas conectados: espacio virtual de encuentro entre jóvenes maristas de América

Una oportunidad para ser Familia global en tiempos de COVID-19

“MARISTAS CONECTADOS” es un espacio virtual de encuentro entre los jóvenes Maristas de América, que ocurre por videollamadas cada quince días, desde el pasado 23 de abril de 2020. Es un espacio para compartir el día a día, nuestras angustias y felicidades, cosas malas y buenas que están sucediendo en estos tiempos tan turbulentos que nos permite ver que a pesar de estar aislados, estamos juntos como una familia Marista que carga los mismos valores y sueños, incluso estando en diferentes países y realidades. Un espacio que nos permite una mirada distinta, una reflexión de lo que estamos pasando. Surgió de una conexión de la Provincia Marista Brasil Centro-Sur con la de México Central y se expandió para las 11 provincias de América.

Las siguientes líneas, expresan la vivencia de quienes se han conectado…

“Me levanté, con un poco de trabajo, era otro día más, uno pesado porque seguía en la misma situación; ¡La cuarentena! Qué horrible era tan solo pensarlo, y escribirlo solo lo remarca más; estoy en una situación que no controlo y que sin duda no sé cómo va a acabar, pero había algo diferente. Hoy era esa llamada que tanto había esperado y que tantos nervios presentaba para mí; la conexión Marista en donde me encontraría con jóvenes de otras partes del mundo que como yo… no sabíamos que pasaría.

Llegó la hora, estaba con muchas ansias, ya que no sabía qué esperar, tenía muchas ganas de conocer a gente nueva, de ver cómo eran, pero al mismo tiempo estaba con la incertidumbre de si mi participación sería buena, si me iban a entender, debido a que no todos hablaban el mismo idioma que yo, o si simplemente me congelaría y no podría hablar nada. Entré al enlace, vi cómo me aceptaron en la reunión, cómo se iban sumando los jóvenes y la pantalla se llenaba de rostros nuevos, alegres y completamente distintos; el organizador saludó y dio por empezado el encuentro.

En ese momento casi de forma instantánea desaparecieron todos esos nervios. Desapareció esa barrera del idioma y se empezó a sentir un ambiente de alegría y celebración, nos separaron en grupos más pequeños y a pesar de que nunca nos habíamos visto, sentía como si los conociera de toda la vida, se sentía ese carisma Marista que tanto nos caracteriza y comprobé que en otros rincones del planeta existen personas que comparten una maravillosa forma de enfrentar las diferentes realidades.

Comenzamos a trabajar sobre la solidaridad y llegamos a una misma conclusión: la necesidad de hacer ruido y aportar lo necesario para que aquellas sonrisas apagadas vuelvan a iluminar las calles desoladas. Tenemos la esperanza de que un nuevo mundo ha surgido con mucha más empatía y compasión. Visualizamos la existencia de varios corazones luchando por una misma causa y hablando un solo idioma: El Amor.

Compartiendo nuestras visiones del mundo y los desafíos que enfrentamos día a día, encontré en los demás a alguien que, al igual que yo, pasaba por sus dificultades. Además de despertar la empatía en mi interior, ese diálogo me ayudó a darme cuenta de que, a pesar del aislamiento social, nadie está solo. Todos estamos pasando por momentos difíciles, y eso más que nunca significa que debemos ser más humanos y ofrecer ayuda al prójimo. Saber que cuento con personas tan acogedoras da un nuevo ánimo para seguir adelante y ver un futuro más brillante.

El hecho de escuchar tantas voces y sentir que me escuchaban despertó en mí un sentimiento de esperanza, la voluntad por hacer algo diferente, un sentimiento de positividad y alegría, por saber que nuestro espíritu marista se ve reflejado, aunque estemos en distintos países. Resuena en mi la voz de un joven de Brasil, quien dijo: “la solidaridad y la empatía siempre encuentran el camino, no hay excusas para no ponerlas en práctica”; eso hizo que pensara sobre lo que yo puedo hacer para ayudar y seguir compartiendo este carisma marista que nos distingue.”

Lo relatado con anterioridad es nuestra voz; somos Jóvenes Maristas de América; esto es lo que vivimos cuando nos conectamos y tejemos redes. A pesar de las dificultades por las cuales pasa nuestro mundo, estamos dispuestos a soñar y trascender desde la fe, solidaridad, esperanza y paciencia.

En la realidad actual, cada una de nuestras vidas e historias pueden impregnar la sociedad de un espíritu creativo y transformador, dando la posibilidad de llevar luz a cada rincón del mundo. La oportunidad de conectarnos nos permite realizar una lectura creyente de nuestras realidades, preocupados y ocupados de lo que sucede; atentos a las necesidades de cada contexto.

Así pues, con nuestra espiritualidad y protagonismo maristas, queremos responder creativamente, ser agentes de cambio a través de la solidaridad transformadora. Por medio de una mirada esperanzadora vislumbramos un resurgimiento de la humanidad a la nueva normalidad. 

El sueño de Champagnat sigue latente y más vivo que nunca, ¡así es!, el ADN Marista está recorriendo corazones en todas las Provincias de América Marista; tocando, conectando y transformando nuestras vidas.

Con cariño y aprecio, por los Jóvenes Maristas de América:

  • Roberto Sánchez – México Central
  • Catalina María Dankert – Brasil Centro-Sur
  • M. Pierina Tramontina Carles – Cruz del Sur Argentina
  • Irene Rodas M. – América Central, Guatemala
  • Eva Moncluth – México Central
  • Luciana Landivar Uriona – Santa Maria de Los Andes, Bolivia
  • Ángel Fajardo Norandina, Ecuador
  • Sergio Hernández México Occidental
  • Emnuelle Baldassari – Brasil Sur Amazonia
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