22 de diciembre de 2020 CASA GENERAL

Mensaje de Navidad del H. Ernesto, Superior general

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Construyamos hogares de luz,
guiados por la estrella de Belén

Queridos Maristas de Champagnat,

Les envío un afectuoso saludo desde Roma, deseando lo mejor para cada uno de ustedes, sus comunidades y familias, en medio de la situación no fácil que vivimos en el mundo, debido a la pandemia.

Decir Navidad es hacer referencia a la luz de Dios entre nosotros.  Luz que brilla en medio de la oscuridad.  Da la impresión de que en este año 2020 nos ha cubierto más la oscuridad y, por lo tanto, nos es más difícil descubrir la luz en medio de todo lo que vivimos.  Y, sin embargo, esa luz no ha dejado de estar presente.

Hace tres meses, envié una Circular al Instituto, invitando a construir “hogares de luz”, a cuidar la vida y a generar nueva vida. 

Les invito a estar atentos para que nuestra luz interior se mantenga encendida, de manera que juntos podamos ser, como “Familia Carismática Marista”, “Faro de esperanza, en medio de este mundo turbulento”, siguiendo la invitación del XXII Capítulo general.

Navidad es un tiempo propicio para buscar maneras de reavivar esa luz:

  • Luz que nos llega de la Buena Noticia de tener a Dios en medio de nosotros, pues eso es la Navidad.
  • Luz que suscita en nosotros la esperanza, frente a la incertidumbre que nos rodea.
  • Luz que nos ayuda a ir más allá de nuestros miedos y ansiedades (que se han intensificado debido al momento que vivimos en el mundo).
  • Luz que percibimos en la generosidad y entrega de tantas personas al servicio de los demás
  • Luz que nos guía para visualizar un futuro diferente, el cual buscamos crear juntos, bajo la mirada de Dios.  Como la estrella de Belén que llevó a los Magos de Oriente a ir más allá de sus horizontes.

En la Circular menciono la idea de cuidar de esa luz en cada uno de nosotros, desarrollando la interioridad y espiritualidad.  Mirar dentro y percibir con fuerza la luz esperanzadora de Dios.

Para ello, aprendemos de María.  Podemos imaginar su corazón, tan libre y lleno de Dios y, por lo tanto, transparentando su luz.  María transparentaba la luz de Dios, esa luz que surgía de su interior. Estamos invitados a realizar la misma experiencia.

Invitados también a conectar mejor con la luz de cada uno de los que nos rodean, en la comunidad, en la familia, en la Fraternidad, en el trabajo. 

Invitados a conectar con la luz de quienes se encuentran más vulnerables o carecen incluso de lo necesario.  Conectar con ellos para compartir y compartirnos.  Y dejarnos iluminar por ellos.

Ser faro de esperanza en este mundo turbulento, es una invitación para que lo hagamos, no como individuos, sino como comunidad, como familia, como familia marista global.

Marcelino fue luz en medio de situaciones oscuras que le tocó vivir.  Seamos luz, como él, contagiemos la luz entre quienes nos rodean.  

Guiados por la estrella de Belén, construyamos “hogares de luz” en este particular momento de fragilidad y vulnerabilidad que vivimos en el mundo.

Mis mejores deseos para cada uno de ustedes, sus familias, sus fraternidades, sus comunidades. Que esta Navidad y el próximo año 2021 estén llenos de esperanza.

Fraternalmente,
H. Ernesto Sánchez Barba

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