23 de mayo de 2011 TIMOR ORIENTAL

Misión Marista

Timor Este es uno de los países más nuevos del mundo. En 1999 su población votó por la independencia del país en un referéndum popular. Este proceso fue seguido de un periodo de devastación en el país, con incendios de ciudades y la muerte de millares de timorenses. El año 2002, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el país consiguió finalmente su independencia. Este proceso fue acompañado de cerca por el Papa Juan Pablo II a quien el pueblo está muy agradecido.

La población del país está en torno a 1.200.000 personas. La mayoría de la población (52%) está formada por niños y jóvenes con menos de 15 años de edad. Las estadísticas indican que el 42% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. La economía de la mayoría de las familias está basada en la agricultura de subsistencia. Las personas que se dicen católicas representan el 98% de la población. Las lenguas oficiales son el portugués y el tetun, pero las lenguas más habladas entre otras 32, son el tetun y el idioma indonesio.

La misión marista en Timor Este comenzó el año 2000 cuando la Provincia de Melbourne asumió el Instituto Católico para la Formación de Profesores, en la ciudad de Baucau. Hoy los hermanos Fons van Rooij, John Horgan y Tony Clark en colaboración con religiosas, laicos y laicas cuidan de la formación de 150 nuevos profesores que tendrán en sus manos la construcción y el desarrollo del país. Además del Instituto fue creada la guardería infantil Marcelino Champagnat que se ocupa del cuidado de 24 niños.

La infraestructura de Timor Este es precaria. Para recorrer 120 km en auto de Dili a Baucau son necesarias tres horas de viaje. Diariamente las ciudades del interior sufren por la falta de energía eléctrica. Tener agua corriente es privilegio de la capital. Los servicios sanitarios y de educación son precarios e insuficientes. La mayoría de la población vive de lo que produce en la agricultura y en otros pequeños negocios. La juventud no tiene muchas perspectivas de un futuro diferente de lo que viven actualmente. Es necesario avanzar mucho.

Por otro lado, el potencial de los niños y los jóvenes es muy grande. Es necesario invertir en su formación. El pueblo timorense es muy inteligente, creativo y religioso. El gobierno quiere apostar por la educación para que las cosas cambien. El país tiene una fuerte vocación turística que precisa ser explorada. Su localización geográfica es estratégica para el comercio marítimo. Tiene recursos minerales que pueden contribuir a financiar su desarrollo. Será necesario mucha inversión y solidaridad internacional para ayudar a Timor Este a consolidarse como país.

Los maristas estamos contribuyendo a esta misión. Esto debe enorgullecernos. Estamos llamados a dar más de nosotros mismos para los niños y jóvenes de Timor Este. El propio gobierno del país y la Iglesia local están pidiéndonos una mayor contribución. Esta llamada debe tocar nuestros corazones y espíritus. Puede ser una gran oportunidad de responder más fuertemente a la llamada del 21er Capitulo general que nos invita a “mirar el mundo con los ojos de los niños y jóvenes pobres”.

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H. João C. do Prado
Director del Secretariado de Misión

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