
Misión Marista de Solidaridad
Impulsados por la llamada fundamental del XXI Capítulo General: ?Con María, salgan de prisa hacia una nueva tierra?, nosotros postulantes de la Provincia Brasil Centro Norte, salimos el mes de julio en busca de nuevas tierras. Nos dividimos en dos misiones de solidaridad. Un grupo de formandos – Demilton, Fábio, Fabrício y Gustavo, juntamente con los religiosos de la Sociedad de María (Padres y Hermanas, y también laicos maristas), se adentraron en tierras de la región de Bahía, municipio de Palmas de Monte Alto, donde los Padres Maristas realizan un trabajo pastoral. En cuanto al formando Dener, participó junto a laicos (laicas), alumnos (alumnas) del colegio Marista San José de Montes Claros ? Minas Gerais, en la actividad misionera de la comunidad ?quilombola? (comunidad que tiene su origen en los esclavos negros) de Brejo dos Crioulos, municipio de Varzelândia ? MG.Fuimos a estos lugares olvidados por la sociedad, por los políticos, por los líderes eclesiales, donde el pueblo lucha por la supervivencia. Encontramos familias en situación de miseria, jóvenes que se marchan para encontrar un trabajo, niños que no reciben el necesario acompañamiento médico, educacional, y social. Estuvimos también en campamentos del ?Movimento Sem Terra?, donde se refugian personas de origen ?quilombola?. Se les ofrece espacios de organización para la lucha por la tierra, tomada por el ?agro-negocio? y por los grandes latifundistas.Frente a las experiencias vividas en esta misión, percibimos la resurrección que se realiza en el día a día del pueblo. Así también sucedió con Jesús. Al levantar su tienda entre nosotros, él se sumergió en la realidad humana, entrelazando así la realidad divina con la realidad humana. Nos encontramos con el pueblo, experimentamos su trabajo con la tierra. Compartimos vidas y sueños, rezamos juntos. Había comunidades cerradas. Celebramos con las personas, sentimos su alegría y su fe. Hubo entre nosotros signos del amor de Dios: ellos nos evangelizaron y nosotros los evangelizamos. Fue un tiempo profundo de encuentro con Dios que se revela en el pueblo. Pueblo que lucha y trabaja, que lleva en el corazón la simplicidad y el deseo de liberación.Agradecemos a Dios y a todas las personas que nos ayudaron a realizar la misión. Ésta hizo que nuestro corazón se comprometa más aún con nuestro bautismo, consagrando a Dios el servicio de su Reino y alimentando la vocación._______________Belo Horizonte, 2 de agosto de 2010