La Solidaridad, con mayúsculas, forma parte de nuestro ADN como cristianos y como Maristas de Champagnat. No es un añadido a nuestro carisma. Nuestro deseo y nuestro trabajo en favor de los más desfavorecidos, especialmente niños y jóvenes, nace en Jesucristo y se concreta en la respuesta que Marcelino da a las necesidades de su tiempo.

A nosotros, Maristas de Champagnat hoy, siguiendo las indicaciones del XXII Capítulo General, se nos invita a vivir la solidaridad desde nuestra realidad de cada día, caminando como Familia Global, siendo el rostro y las manos de la tierna misericordia de Dios, construyendo puentes que nos permitan caminar junto a los niños y jóvenes marginados de la vida, y respondiendo a las necesidades emergentes de nuestro mundo.

Así, pues, estamos llamados a hacer realidad la solidaridad desde iniciativas concretas, en nuestro mundo concreto, que nos acerquen al deseo de Dios de poner en el centro a los más necesitados, desde el carisma marista. Iniciativas de educación para la solidaridad, en la defensa y promoción de los derechos de los niños, y en el cuidado de nuestra “casa común”. Todo ello a través de un trabajo conectado en red entre todas las partes del Instituto, y que nos abra a la colaboración con aquellos que sueñan, como nosotros, con un mundo más justo y más humano, al modo de Dios.

Fundación Marista para la Solidaridad Internacional – FMSI