21 de julio de 2021 CASA GENERAL

Objetivos de Desarrollo Sostenible 10: Reducción de las Desigualdades EN y ENTRE los países

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas nos marcan los pasos que hay que seguir, como Maristas de Champagnat, en nuestra vida y misión. Es cierto que estos objetivos no están directamente vinculados con el Evangelio, ni con nuestra historia marista, pero también está claro que ello no implica que no tengan relación con aquello que vivimos y transmitimos. Estos objetivos son valores en sí mismos, y deberían ayudarnos a acercarnos a nuestro mundo, en su realidad del aquí y ahora.

Nuestra opción por los pobres, por los más vulnerables, nos lleva a luchar por reducir y eliminar las desigualdades existentes. El XXII Capítulo General nos recordaba, dentro de las 5 llamadas, la necesidad de estar al lado del que sufre. Y nos lo recordaba de varias formas y con invitaciones muy claras: ser faros de esperanza o responder audazmente a las necesidades emergentes son algunos ejemplos. Y es que trabajar para reducir las desigualdades nos acerca al deseo del papa Francisco de hacer renacer un deseo mundial de hermandad, tal y como nos decía en la Encíclica Fratelli Tutti, en el número 8.

Quizá antiguamente, podría pensar alguno, era más difícil ser agente activo en la reducción de las desigualdades. Actualmente, en nuestro mundo cada vez más globalizado, encontramos múltiples maneras de aportar nuestro granito de arena en este tema. Y es que estamos llamados a ser, siempre, “memoria profética de la dignidad y de la igualdad fundamental de todo el pueblo de Dios” (3ª llamada del Capítulo).

Hablamos de unas desigualdades que, en muchos casos, se han visto agudizadas por la pandemia que estamos viviendo. Desigualdades que no podemos obviar. Desigualdades que se manifiestan de diversas maneras: alimenticias, de acceso a medicamentos y material de protección, precarización del trabajo, de seguimiento escolar…

Durante este tiempo de pandemia hemos descubierto y vivido decenas de iniciativas, en todo el Instituto, orientadas a paliar las desigualdades. Hemos seguido trabajando para que los más necesitados puedan acceder a las necesidades básicas, hemos creado proyectos y desarrollado acciones para dar respuesta a múltiples emergencias humanitarias, hemos seguido defendiendo los derechos de los más vulnerables… Motivos, sin duda, para dar gracias a Dios. Y motivos para seguir gastando la vida “abriendo nuestro corazón y escuchando el llanto de los niños y jóvenes” (4ª llamada del Capítulo).

También el hermano Ernesto, en su circular “Hogares de Luz”, nos invita claramente a seguir en esta misma línea, y hacerlo junto a otros, con una mirada de “solidaridad hacia quien se encuentra más necesitado”, desde una dimensión relacional, social y comunitaria.

Por ello, como Maristas de Champagnat, queremos unirnos en la sensibilización y en las acciones que lleven a la reducción de las desigualdades entre los seres humanos, nuestros hermanos, independientemente del lugar del mundo en el que vivan. En palabras del papa Francisco: “ojalá que al final ya no estén ‘los otros’, sino solo un ‘nosotros’ (Fratelli Tutti, 35).

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H. Ángel Diego García Otaola – Director del Secretariado de Solidaridad

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