Presencia marista centenaria en El Líbano
Los maristas llevamos en estas tierras desde el año 1868 en que, atendiendo determinadas peticiones, el hermano Luis Mª., Superior general, envió el primer grupo, a El Líbano, entonces bajo el poder otomano; pero la guerra franco-prusiana de 1870 y el fallecimiento de alguno de los hermanos, obligó al Superior a retirarlos, en 1875. Veinte años después, en 1895, el hermano Teófano envió otro grupo. Las circunstancias eran diferentes y, salvando la historia y los años, el grupo inicial fue pasando de comunidad única en 1895 a Distrito en 1903 y ?Provincia de Siria? en 1908, y extendiendo su obra educativa, además de por varias ciudades libanesas y sirias, en Egipto (1898), Turquía (1900), Irak (1902), Palestina (Jerusalén) y Siria en 1904…, llegando, incluso, a ser la fundadora de la Provincia de Madagascar.
La expulsión de los religiosos de Francia, en 1903, motiva que la Provincia de Varennes elija como destino El Líbano, abriendo la casa Provincial y de formación en la Villa de Amchit. Si en 1903 eran 33 hermanos en 1904 sumaban 110 y 116 en 1913.
La necesidad de ampliar los servicios de la casa, forzaron la construcción del Colegio de Jbail, a 4 Kms, de distancia, que se inauguró en 1908. Hoy, ambas casas forman un solo colegio, con un total de 1800 alumnos: cerca de 1200 de párvulos y primaria en Jbail y el resto en Amchit.
Efecto de la primera guerra mundial de 1914, 44 hermanos han de volver a Francia a cumplir el servicio militar. En 1919 regresan algunos hasta que, en 1939, la segunda guerra mundial dará el golpe definitivo, quedando, en aquellas fechas, sólo 68 hermanos. Actualmente no llegamos a 15, entre Alepo-Siria y los dos colegios del Líbano.
Año centenario
Nos hallamos en la recta final. El 18 de abril de 2008, aniversario de la Canonización de San Marcelino, dábamos comienzo a la celebración del Año centenario. Al inicio del ya finalizado 2008, se quiso conmemorar ?dentro del Año centenario?, la primera efemérides fundacional. Se eligió el 18 de abril como día del primer acto. La ceremonia dio comienzo en Amchit, al lado de la imagen de Champagnat. El Director, hermano José Remiro, dirige unas palabras a los presentes y se enciende la antorcha que presidirá los actos del 18 y 19 de abril. Los deportistas se relevan en el trayecto de los cuatro Kms, que les separan de Jbail y, donde casi 3.000 personas les esperan para darles la bienvenida y unirse a los acompañantes, hasta depositar la antorcha junto al altar, en el patio del Colegio, cuya fachada luce flores y guirnaldas. La ceremonia iniciada en Amchit continúa en Jbail con los dos grupos ya reunidos. Con postura de respeto, normal en el Líbano, se escucha el vibrante himno nacional, cerrado, como es costumbre, con fuerte aplauso. El Director presenta el ?Lema-mensaje? educativo de Marcelino Champagnat, que el colegio ha tratado de llevar a la práctica en estos cien años: ?Para educar a un niño, hay que amarlo?. Un film, proyectado sobre una gran pantalla, fue dando a conocer el historial marista de esta ciudad, desde la llegada de los primeros hermanos, con las fotos reales de los mismos. El Superior, hermano Andrés Delalande hizo, a continuación, un recorrido histórico, desde 1934 hasta nuestros días. El acto finalizó con una procesión, alrededor del colegio, presidida por las imágenes de María y de Marcelino, acompañadas por el personal preparador de los actos del Centenario, un grupo de alumnos con candelas rojas y el público con velas. Entre tanto, los altavoces transmitían los cantos de la coral colegial.
El sábado 19 y como estaba previsto, a las 7 de la tarde, se tuvo, en el patio, la misa de acción de gracias, con la presencia, en el altar de 3 señores Obispos y otros varios concelebrantes.
Nadie quiso perderse el ser elemento activo y todos tuvieron su representación y participación: alumnos, padres, profesores… hasta dos alumnas de COU, musulmanas, pidieron ser las portadoras de las ofrendas en la misa, como así lo hicieron, recibiendo del Sr. Obispo, en el momento de la entrega, su bendición.
Todos los actos del 18 y 19 contaron con la presencia de las autoridades religiosas, civiles y militares, en su mayoría exalumnos o padres de alumnos actuales.
El colofón de la ceremonia religiosa lo protagonizó una delegación colegial que ofreció al hermano José Girardot, de 92 años y, desde 1932 en el Líbano, en representación de todos los hermanos, un ramo de flores que luego él depositó a los pies de la Virgen.
De los actos de estos dos primeros días habría que resaltar el comentario de los asistentes, -expresión de una realidad- : ?Se ha vivido el espíritu de Champagnat?. ?Sencillez, fidelidad, cercanía y mucho amor a los chavales?.
A lo largo del curso, variadas actividades colegiales, familiares… han ido jalonando diversas fechas. La última, este 24 de marzo de 2.009. La Dirección del colegio solicitó, dentro de las actividades del Centenario, una recepción por parte del Presidente de la República, General Michel Sleiman, antiguo alumno de Amchit. Aceptada, los hermanos de ambos Colegios y una representación de ambos centros: Padres, alumnos, profesores, antiguos alumnos… fuimos recibidos en el Palacio presidencial. Saludó a todos los presentes.
Tras la presentación de cada uno, el Director, señaló los diversos estamentos presentes, en nombre de los cuales le transmitió el saludo y le explicó la motivación de esta presencia, pues se trataba de un antiguo alumno y, por tanto, miembro de la Familia Marista. Le confirmó la fecha del 18 de abril próximo, 10º aniversario de la Canonización de M. Champagnat y Centenario del colegio, donde sus hijos habían estudiado, invitándole a la ceremonia que tendrá lugar en el santuario nacional mariano de Harissa, donde celebrará la misa el Cardenal ? Patriarca, acompañado de varios obispos. Aceptó y allí lo tendremos. Continuó, durante casi media hora, informándonos de su visión actual de la política libanesa.
Al terminar, en el gran hall del palacio se hizo la foto con el grupo y, un detalle, a continuación, foto individual con cada uno de los presentes. Salimos todos más convencidos de lo que ya sabíamos: era uno de casa.
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H. Emilio Alastuey