
Profesión perpetua de H. José Sotero
El H. José Sotero, de la Provincia de Brasil Centro-Norte, hizo su profesión perpetua en el Instituto el 9 de octubre, en Rosário do Catete, en el Estado de Sergipe. El Provincial, el H. José de Assis Elias de Brito, recibió los votos en nombre del Superior General. La celebración contó también con la presencia del viceprovincial, el H. Adalberto Batista Amaral, y otros hermanos maristas, familiares e invitados.
“Con la celebración de mis votos perpetuos, digo a toda la sociedad que deseo seguir definitivamente a Jesucristo para toda la vida. Es entregar mi existencia al Señor a través de la profesión religiosa de los votos de castidad, pobreza y obediencia. Es dejarme guiar por la convicción: ¡Vale la pena ser hermano Marista! Es cultivar la certeza de que nací para estar al servicio de los niños, adolescentes y jóvenes, de hecho, ‘es por ellos por lo que me consagro” (Jn 17,19)”, destaca el H. Sótero.
El actual Superior y formador de la Comunidad Marista Nossa Senhora da Penha, em Vila Velha (ES) dice que la misión marista sigue siendo la misma, sin embargo, la profesión de los votos perpetuos da sentido a la esencia del propósito de servir al Reino de Dios. “Así como María, nuestra Buena Madre, proclamo con alegría: heme aquí, Señor, un hermano entre hermanos”, expresó el H. Sótero.
La solemnidad de la profesión de los votos perpetuos, retransmitida en directo por el canal de YouTube Ser Marista (YouTube.com/Ser Marista), es el resultado de un tiempo de formación y discernimiento, que el H. José Sotero ha realizado desde su profesión de los votos temporales, el 8 de diciembre de 2014. Según las Constituciones y Estatutos del Instituto de los Hermanos Maristas, número 81.7, en casos excepcionales, el Superior General puede prorrogar el período de profesión temporal hasta por nueve años. Y el H. Sotero usó este periodo de tiempo para discernir su camino.
“Tal y como nos lo mencionaba San Óscar Romero, somos profetas de un futuro que no es el nuestro. La revolución de la ternura depende de mí, de ti, un abrazo acogedor, una presencia mutua en el amor. ¡Sigamos soñando con los ojos abiertos!”, concluyó el H. José Sotero.