
Provincia Norandina
Del 19 al 21 de junio los Equipos de Pastoral Económica de Colombia, Ecuador y Venezuela, países que integran la provincia Norandina, se han reunido en Los Chillos a media hora de distancia de Quito y 2600 metros de altitud, en el Centro de Formación Social Bethania, propiedad de la Conferencia Episcopal de Ecuador, para la puesta en marcha del Plan sobre Uso evangélico de los bienes. Además de los 9 Hermanos (tres por cada país) que conforman los Equipos de Pastoral Económica, participaron también los miembros del Consejo Provincial: en total, pues, 15 Hermanos, quienes bajo la guía y orientación del Hermano Pedro Ost, del Secretariado para el Uso de Bienes, realizaron una seria y profunda reflexión sobre el uso evangélico de los bienes.
Luego de una sucinta historia hecha por el H. Pedro sobre este tema en nuestro Instituto: desde 1985 con la circular del H. Charles Howard sobre la capitalización, seguido en 1990 con el tema de la solidaridad como la cara actual de la caridad, abordado por el mismo superior en la circular Una llamada urgente: Solicitudo Rei Socialis, tema que de alguna manera fue tomado de nuevo por el Hermano Benito Arbués en su agresiva circular A propósito de nuestros bienes, de fecha octubre 2000; los capitulares del 20º Capítulo General del 2001, sintieron esa misma llamada a la solidaridad: como un ?fuego que abrasa y consume? (Optamos por la Vida, 31).
El H. Pedro nos introdujo en el tema planteándonos esta pregunta: ¿Qué idea tengo yo cuando me hablan del uso evangélico de los bienes? Oídos los aportes de cada Hermano en respuesta a esta pregunta, el animador del encuentro dejó bien claro dos principios a tener en cuenta a la hora de de tratar de elaborar o estructurar en la Provincia el Plan del Uso evangélico de los bienes:
1º Que los Hermanos nos hemos de concienciar de que el uso evangélico de los bienes exige la conversión del corazón: ?Hacer pasar las ideas de la mente al corazón?, sin lo cual, todo sería una simple quimera, algo meramente posible, pero sin hacerse realidad.
2º Que la solidaridad y el uso evangélico de los bienes, implica algo más que invertir o compartir dinero. Nuestros bienes están constituidos por algo más que el simple dinero. Son bienes que nos pertenecen, y que junto con los económicos estamos llamados igualmente a compartir: la naturaleza, nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros dones y cualidades, nuestros recursos humanos, nuestros recursos materiales, nuestra misión.
Con la metodología del ver, juzgar, actuar, seguido del evaluar, como retroalimentación para volver a iniciar un nuevo ciclo de ver, juzgar y actuar, el Hermano nos llevó a aterrizar en una seria planificación provincial que implique la vida personal de cada hermano, el vivir comunitario y provincial en el uso evangélico de los bienes.
Tres fueron, de modo muy especial, los textos utilizados por el H. Pedro para la fundamentación bíblica del tema: Lucas 10, 25-37, el buen samaritano; Lucas 18, 18-25, el joven rico; Jn 2, 1-12, las bodas de Caná.
Resonó muy fuerte el escuchar, al terminar la reflexión sobre estos textos, aquello de ?qué difícil resultará para los religiosos que no compartieron sus bienes alcanzar la heredad de la vida eterna?.
Fruto del encuentro fue la plasmación de directrices generales, basadas en principios, criterios y valores a tener en cuenta para que cada sector camine a la elaboración de un plan para el uso evangélico de bienes, de conformidad con las características propias del país, con una primera etapa de concienciación de Hermanos, comunidades y obras, que conduzca a una sincera conversión que lleve a que las ideas desciendan de la mente al corazón. De esta manera el plan que resulte será fruto del sentir de toda la Provincia.
H. Isaac Revilla