Reporte del Programa de Preparación para la Profesión Perpetua 2024
Doce Hermanos de Asia participaron en el programa de preparación para la profesión perpetua 2024 que se realizó del 23 de junio al 5 de agosto en la ciudad de Vung Tau, en Vietnam.
Los integrantes del grupo se conocían desde su estadía en el Noviciado de Tudella o en el MAPAC, a excepción del H. Than, de la Provincia de L’Hermitage, quien realizó su formación inicial en Europa.
Refiriéndose a los participantes, los formadores, los hermanos John Hazelman (Star of the Sea), Real Sauvageau (MDA) y Roy Deita (East Asia) dijeron en su informe:
“Los hermanos de este grupo se relacionan bien entre sí. Es su compañerismo y fraternidad lo que los define como grupo. La confianza que han creado entre ellos se convirtió en el trampolín que allanó el camino hacia la apertura en el compartir grupal y la creación de una hermandad fraterna. El tema principal que surgió durante su presentación de síntesis fue la fraternidad y el compañerismo. Se hizo hincapié en la oración contemplativa y en la identidad y misión de nuestros hermanos maristas. Todos esperan que continúen la preparación de sus votos finales. Algunos están teniendo retiros prolongados que comenzarán en una semana o dos. Todos se sienten listos para tener su compromiso final dentro de los próximos dos años. ¿Están listos? Puedo decir con confianza que SÍ, la mayoría de los hermanos participantes están listos. Lo que es evidente es el deseo de estos hermanos de vivir con sencillez y confiar en su apoyo mutuo y en Dios, así como su convicción de que la vida de un hermano marista vale la pena vivirla”.
El equipo trabajó bien en conjunto. Los hermanos Bao Nguyen (responsable de Vietnam) y Jos Long Tran (ecónomo de Vietnam) desempeñaron un trabajo impecable en la gestión de documentos, los detalles logísticos y la parte financiera.
Al concluir el programa, los hermanos participantes quisieron hacer una promesa a “Nuestra Señora de Bai Dau” (una estatua de la Virgen María en la ciudad de Vung Tau) para continuar con su compromiso:
“Tú eres nuestra Primera Superiora, como decía nuestro fundador San Marcelino, y él creía que este Instituto era obra tuya. Estamos aquí, ante ti, Nuestra Señora de Bai Dau, para decidir nuestras vidas y hacerte una promesa a ti, nuestra Madre. Nos comprometemos a soportar cualquier dificultad, desafío e incluso problemas inesperados porque, a través de Jesucristo, que nos da fuerza, podemos superar cualquier cosa. Prometemos nuestra lealtad a la Iglesia y a nuestro Instituto de Hermanos Maristas para que seamos fieles servidores de Cristo, guiados por la enseñanza y la fe que hemos recibido por gracia de Dios. Nuestra Buena Madre, nuestro amado Fundador Marcelino y nuestros primeros Hermanos, rueguen por nosotros. Amén.”
A continuación, uno de los 12 participantes, el H. John Hung, de Filipinas, comparte su experiencia.
“El tiempo vuela y el Programa de Preparación para la Profesión Perpetua terminó. Me gustaría compartir algo de lo que he aprendido y realizado durante este maravilloso trayecto.
En primer lugar, ha sido maravilloso volver a encontrarme con estos jóvenes hermanos después de algunos años, saborear la dulzura de la hermandad y disfrutar de la compañía de los demás. Conocía a casi todos los hermanos. Y las experiencias a través de este programa evocaron muchos recuerdos de los estudios que tuvimos juntos en Sri Lanka y Filipinas. Además, los hermanos compartieron sus experiencias de vida en los estudios universitarios y pastorales. Nos escuchamos atentamente y nos apoyamos unos a otros durante todo el proceso del programa, y la unidad se renovó entre nosotros, los hermanos.
En segundo lugar, los diferentes módulos a lo largo del programa han enfatizado la importancia de la contemplación, el autoconocimiento, el compromiso, la sexualidad, la identidad de los hermanos en la Iglesia, el laicado marista, etc. Estos módulos también brindaron muchas oportunidades para compartir, discutir, profundizar y renovar nuestra comprensión de nosotros mismos y comprometernos a buscar constantemente la gracia de Dios en la vida diaria. Además, lo que más disfruté fue la oración de contemplación. Fue una hermosa experiencia cuando me senté tranquilamente frente al Señor, no pensé en nada, no pedí nada, sino que lo escuché y estuve con Él. Tal como nos lo recordaba siempre el facilitador, el P. Selvaratnam: “Es en el silencio que Dios hablará a tu corazón”. Sin duda, practicaré la contemplación más a menudo cuando regrese a mi comunidad.
Por último, mi más sincero agradecimiento al equipo de formación, el H. John Hazelman, el H. Réal Sauvageau y el H. Roy Deita, gracias por su generosidad, amor, guía y apoyo durante este programa. Del mismo modo, extiendo mi agradecimiento a los dos hermanos locales, el H. Bao y el H. Long, por su tremendo apoyo. Estoy agradecido por esta hermosa experiencia en Vietnam y por la convicción de la vocación de ser hermano hoy, y agradezco a todos los que han sido parte de esta trayectoria.
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John Hung