
Rostro alegre del fiat generoso
Desde el 22 de enero de este año, Milton Pardo, de Las Mesas-Nariño, Héctor Tusarma de Armenia-Quindío y Rolando Vega de Ciudad Quesada (Costa Rica) llegamos a la casa del noviciado “La Valla”, en el Barrio Villa Hermosa, que se encuentra ubicado en la hermosa ciudad de Medellín, para continuar la aventura que iniciamos desde hace aproximadamente dos años cuando decidimos ingresar al Postulantado.
Acogidos con cariño por nuestros hermanos de segundo año, nos sentimos desde el primer momento en nuestra casa. Desde la llegada vivimos un tiempo de inducción, en el que se nos permitió entre otras cosas entrar en contacto con la ciudad y los lugares en los que vamos a realizar el apostolado. Además se llevaron a cabo varias actividades que propiciaron la integración del grupo, también tuvimos una introducción progresiva en tiempos de interiorización y centralización del nuevo proceso. En esta primera etapa contamos con el apoyo de nuestros compañeros de segundo año Duberney y Henry así como de nuestros formadores, los hermanos José Miguel, Rafael y Rodrigo.
Como conclusión del tiempo de inducción se nos invitó a vivir una experiencia de retiro, ésta fue una oportunidad para silenciarnos y escuchar en nuestro interior los deseos más profundos, aquellos que nos impulsan a dar este paso. Estos deseos se vieron plasmados en la elección de nuestra advocación de grupo: “María Rostro Alegre del Fiat Generoso”, que recoge lo que queremos vivir en esta experiencia de formación.
Después de preparar con alegría y pasión nuestra celebración de entrada al Noviciado, tuvimos la oportunidad de vivir nuestro ingreso oficial el día dos de febrero, día de la Presentación del Señor, en que la Iglesia celebra el don que representa la Vida consagrada.
Celebramos nuestro ingreso con una Eucaristía en un ambiente familiar, con los hermanos de la comunidad de Santo Domingo, la mamá y la hermana de uno de nuestros compañeros y el Hno Libardo Garzón, provincial de la Norandina. La celebración estuvo acompañada de algunos gestos que expresan nuestro inicio en esta nueva etapa: la entrega de las Constituciones, una imagen de la Buena Madre y la cruz Marista. Luego compartimos un asado en un ambiente fraternal y alegre.
Queremos finalizar encomendando nuestro proceso a nuestra Buena Madre por medio de nuestra advocación y lema:
María, rostro alegre del fiat generoso: Ruega por nosotros
¡Mujer de las manos llenas de amor, guíanos en el camino hacia el Señor!