22 de octubre de 2008 FILIPINAS

Seguir dando pasos hacia adelante con mucha fe

Mucho de aventura tiene esta experiencia de preparación para la misión. Entendemos que dentro de lo que enmarca este camino hay mucho de silencio contemplativo y al mismo tiempo mucha acción del espíritu. Silencio porque uno no sabe lo que le espera, pero seguridad porque sabemos que Dios nos lleva de la mano. Mucha acción del espíritu de Dios en la medida en que nos dejamos guiar por él. Dice el salmo: ?El Señor es mi Pastor, nada me falta?

Esta experiencia es desafiante porque exige una constante apertura al ambiente que nos rodea, a la gente y a su cultura; al mismo tiempo exige una permanente escucha de las interpelaciones de Dios a través de sus diversas manifestaciones. Durante este tiempo tratamos de pisar descalzos, es decir con los ojos y el corazón bien abiertos, para experimentar con certeza lo que Dios nos va pidiendo en cada paso.

Estamos encaminándonos en estos momentos hacia el final de esta preparación en Davao. Cada uno de nosotros, en el transcurso de este tiempo, nos vamos reconociendo y aceptando: con nuestras fortalezas, limitaciones y deficiencias. Va llegando la hora de colocar en la balanza del discernimiento lo que nos pesa y lo que aligera en nuestra marcha hacia la meta.

Constatamos que los aportes de nuestros acompañantes y colaboradores en las distintas sesiones contribuyen a hacer una lectura crítica de nuestra realidad personal y de la realidad eclesial en Asia.

El día 21 de setiembre pasado acabábamos nuestra primera experiencia comunitaria fuera durante 10 días. Cada uno estuvimos en una comunidad diferente de hermanos maristas y/o de hermanas. Las vivencias acumuladas durante este tiempo van aclarando nuestro rumbo. A mí personalmente me clarifica y me reafirma en el camino que Dios ha elegido para mí. Esto me produce una paz que me anima a seguir dando pasos hacia adelante con mucha fe.

¿Qué hemos sentido cada uno en la experiencia con la gente? Nos hemos sorprendidos positivamente de su apertura y hospitalidad. Esto nos anima a seguir dando lo mejor de nosotros mismos. Aunque debemos tener en cuenta también, que no siempre lo que nos produce satisfacción es lo que Dios nos está pidiendo. Creo que también habrá momentos de incertidumbre, de dificultad sentida; pues toda misión llevada al estilo de Jesús suele traer consigo momentos de sombras y obscuridades.

A continuación paso a detallar algo sobre mi experiencia personal en la comunidad marista de Cotabato (Filipinas), ciudad importante de Filipinas, en donde conviven católicos y musulmanes. Existe también un grupo revolucionario que pretende adjudicarse territorio de la Isla del Mindanao.

La ciudad estaba tranquila de momento. El mes anterior hubo problemas. Allí estuve compartiendo en comunidad con tres hermanos. Ellos atienden un colegio secundario en donde asisten aproximadamente unos 1.300 alumnos en un solo grupo. Empiezan la tarea escolar a las 7:30 y continúa hasta la tarde, (horario continuado). Mi presencia fue solamente para enterarme de cómo es la vida marista allí. Tuve la posibilidad de charlar con los alumnos, con los profesores y con quienes yo quise. Algunos profesores me invitaron a asistir a sus clases. Los alumnos son muy respetuosos, tranquilos y muy amables.

Una cosa muy particular es que los alumnos que son musulmanes tienen sus profesores de Religión aparte. Ellos, en la hora de Religión, se separan de los católicos y tienen su propia clase. También suelen tener sus propias celebraciones u oraciones. Según una hermana – profesora del segundo año- existen algunos alumnos musulmanes que asisten a sus clases de Religión porque les gustan.

La convivencia entre alumnos católicos y musulmanes es muy normal; son amigos y amigas entre ellos. La única diferencia exterior es que las chicas musulmanas usan un tul para cubrirse la cabeza.

Después de terminar las clases de la tarde yo solía jugar Volleyball con alumnos y algunos profesores. Constato que aprecian mucho a los hermanos y a sus profesores, con quienes se muestran muy cercanos.

Los sábados, un gran grupo de alumnos suelen tener Educación Física casi todo el día. Algunos de ellos permanecían en el colegio hasta muy tarde. Según expresiones de algunos de ellos porque se hallan más a gusto que en sus casas.

También tuve la oportunidad de participar con los alumnos musulmanes en su propia oración durante una hora. En un principio estuve confundido respecto de lo que podía hacer con ellos. Al terminar me sentí contento porque tuve la oportunidad de vivenciar con ellos ese momento. Pero lo más interesante fue poder conversar con el líder religioso que encabezaba la oración. Fue un momento de verdadero diálogo inter religioso. El líder se alegró mucho de que me haya unido a ellos.

Con esta experiencia percibo que la apertura y el diálogo entre diferentes religiones es posible. Solo se necesita paciencia y una mentalidad abierta que esté fuera de prejuicios.

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H. Doroteo

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Un saludo desde la India y desde Sri Lanka...

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