18 de septiembre de 2013 CUBA

Ser creyente es una opción, no una tradición

Durante la primera quincena del mes de agosto he tenido la oportunidad de acompañar al H. Daniel Martín (Coordinador Provincial de Pastoral Juvenil) en sus actividades pastorales por tierras cubanas. Desde que uno pone el pie en Cuba puede percibir que está en un país diferente. Son muchas las anécdotas vividas que fundamentan la afirmación anterior, pero el propósito de estas líneas es otro.

Consciente de lo complicado que es “empalabrar” las experiencias significativas que toda persona puede vivir, quiero resaltar tres aspectos que han quedado marcados en mi mente y en mi corazón. Agradezco, en primer lugar, la acogida, las atenciones y el compartir fraterno con los hermanos de las comunidades maristas de El Cotorro (La Habana) y Cienfuegos. Sus gestos sencillos marcan la diferencia dentro y fuera de los ámbitos cotidianos que frecuentan. A través de los diálogos prolongados y las visitas a los lugares que les rodean pude percibir parte de su dinamismo pastoral, de su entusiasmo y creatividad para consolidarlo, de su entrega gratuita en la misión. Su capacidad para “resolver” las estrecheces diarias (ocupación principal del pueblo cubano en la actualidad) está fuera de toda duda. Insertos en una realidad compleja a todo nivel siguen impulsando proyectos y asumiendo los desafíos que desencadenan. Gracias Chamba, Héctor, Jesús, Manuel y Mario por vuestro testimonio y vuestra entrega. Mucho ánimo en vuestro caminar y continúen siendo Maristas… marcando la diferencia.

En segundo lugar, valoro el encuentro y el compartir con los 120 catequistas adultos en el Taller de Catequistas en La Habana (3 de agosto) y los 45 jóvenes en la Escuela de Líderes en Santiago de Cuba (9-14 de agosto), a los pies del Santuario de la Caridad del Cobre. Estas actividades pastorales me brindaron la oportunidad de contactar con la realidad eclesial que viven estas personas y que guardan similitud con lo que se vive en toda la isla en esta dimensión. Los catequistas, mayores de 50 años casi todos, acumulan veteranía y fidelidad. Son depositarios de una fe heredada de sus padres y abuelas, transmitida en ocasiones a pesar de la adversidad política, y testigos fieles en una comunidad eclesial que sigue haciendo camino. Es grande su deseo de formarse para realizar mejor su misión.

Los jóvenes de la Escuela de Líderes pertenecen a varias diócesis: Santa Clara, Camagüey, Bayamo-Manzanillo y Santiago). Se mostraron cercanos, sencillos, espontáneos y firmes en su fe. Conviene recordar que ser creyente en Cuba es una opción, no una tradición. Las experiencias que comparten confirman lo anterior. Su disponibilidad para el compromiso misionero dentro de sus comunidades eclesiales llama la atención. A pesar de su juventud (entre 15 y 24 años), todos acompañan grupos de niños/as en Infancia Misionera, pre-adolescentes o jóvenes. La alegría, las capacidades artísticas y la sed de formarse en la dimensión espiritual también los caracteriza. Varios compartieron abiertamente sus inquietudes por la vida sacerdotal y religiosa. Algunos iniciados en el pensamiento crítico buscan alternativas a modelos eclesiales un tanto tradicionalistas (protagonismo de la jerarquía, centralidad en los sacramentos, énfasis en lo litúrgico, proliferación de peregrinaciones).

Por último, destaco el trabajo en equipo en la planificación, ejecución y evaluación de las actividades pastorales desarrolladas. En la Escuela de Líderes se vivió este aspecto con mayor intensidad por todo lo que conlleva. Compartí gratos momentos con los hermanos Dany y Héctor, el novicio Mario, la hermana Eduarda, los líderes juveniles Gustavo y María Amelia. Fue una labor intensa y retadora que llegó a buen puerto gracias a la acción del Espíritu en todos nosotros y a la buena disposición entre los integrantes. Por largos y complicados que sean los caminos es posible “dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar”. Así marcamos la diferencia.

_______________
H. José Luis Merino

VOLVER

Provincial de África Austral...

SIGUIENTE

El mañana para el hoy...