Afecto y admiración

Desde que Basilio vivía , siempre gozó de mucho afecto y admiración. Basta leer algunas cartas que él recibía, sobre todo las fórmulas iniciales, aquellas que preceden a los problemas, cuando tales son presentados. Un antiguo alumno de Uruguay le escribe: “Hace solamente algunos días que hemos recibido, con un inmenso gozo en el corazón, la carta que su delicada atención ha tenido a bien escribirnos…” (Afmo. 51.09 D3 84 05 073)

Otra carta proveniente de Brasil principia así: “ Me he sentido extremadamente feliz de haber podido hablar con Ud. , fue un privilegio muy especial; esos breves momentos me han procurado un gran bien, tanto espiritual como físico… “ (Afmo. 51. 09. D3 83 01 192.). El obispo de Tulle Monseñor J. B. Brunon le escribía: “ Gracias por su carta tan llena de delicada atención hacia mí. Sí tú eres muy “ Marlhien “ , querido Hermano. Has nacido en el Cielo, en México y en Marlhes. … “ (Afmo. 51.09. D2 81 07 135.

Uno no puede más que maravillarse de los lazos de cariño que él creaba, de la amistad que los otros sentían recibir de él y que él al mismo tiempo ofrecía. Basilio tenía el genio, el don de la amistad. Por deber y por amistad él escribió mucho. Antes de salir de Roma en 1985, al término de su segundo mandato manifestó haber escrito 50.000 cartas. ( Los archivos conservan casi otro tanto de cartas del Hno. Quentin Duffy, su Vicario General durante l8 años, hombre tal vez a la sombra, pero extremadamente eficaz atendiendo la administración de la Congregación mientras que Basilio atendía la animación.

Cor su trabajo de oficina, exigente y monótono, permitió al Hno. Basilio dar lo mejor de sí mismo y abrirse al contacto personal con los Hermanos. Debemos al Hno. Quentin una gratitud tan grande como la que testimoniamos al Hno. Basilio, pues los dos Hermanos estaban profundamente unidos. Por principio él no dejaba ninguna carta sin respuesta. Aprovechaba para ello los pequeños “ huequitos “ (petits trous), que le dejaba su cargo de Superior General .Escribía en todas partes, en las salas de espera de los aviones, en pleno vuelo, o al esperar el tren. A veces grababa en casetes las cartas y las enviaba a sus secretarios. Hay cartas de algunas líneas y otras de más de 20 páginas.

Tenía amigos en el mundo entero, probablemente porque toda persona que se acercaba a él, sabía descubrirle los aspectos positivos que él valorizaba a fondo. Con un grupo de un centenar de amigos más íntimos él mantenía un correspondencia frecuente y fiel. En este círculo había hermanos, padres , obispos, nuncios apostólicos, en particular Alfredo Bruniera del Líbano, el cardenal Garonne y el Cardenal Pironio, otros Superiores Generales, como el Padre Arrupe de los Jesuítas y el padre Bernasconi de los Barnabitas, muchos antiguos alumnos y gran cantidad de gente sencilla, casados o no, como el conductor de taxi de Venezuela al cual Basilio le pagó doble, por haber recibido de él una larga lección de sociología cuando Basilio visitaba por primera vez este país. Y qué decir de los niños que le enviaban cartas con dibujos humorísticos y a los cuales él contestaba con el mismo tono agradable y festivo. La amistad podía llegar a niveles sorprendentes. Los padres Barnabitas habían alimentado una tal amistad con Basilio que habían introducido en sus constituciones un artículo especial invitando a sus miembros a tener una amistad más fuerte con los Hermanos Maristas. El padre Rotondi, fundador del Oasis, cerca de Roma, y que confiaba totalmente en Basilio, se creyó inspirado por Dios para fundar una congregación de sacerdotes al servicio de los Hermanos. El padre Lombardi, fundador del Movimiento Mundo Mejor no cesaba de manifestarle sus elogios y gratitudes. Basilio acogía toda la gama de sentimientos y de dramas humanos. Se pregunta uno cómo podía mantenerse firme sin fallar.

La razón es porque él era un hombre de gran intimidad con Dios. Sus amigos lo sabían y por eso recurrían a él. Estaban seguros de recibir una palabra, un consejo, una carta que había madurado delante de Dios y que había sido inspirada en la oración. Sabía ser amigo porque tenía un corazón de amigo caldeado en el amor de Dios. A menudo terminaba sus circulares con un tiempo de oración que tomaba fuera de la casa General, en los alrededores de Roma y a donde a veces invitaba a sus colaboradores más íntimos. Era también sabido que Basilio era un gran trabajador nocturno y que a veces el trabajo lo llevaba hasta las cuatro de la mañana, después de lo cual encontraba inútil ir a dormir por media horita, y prefería pasarla delante del Santísimo Sacramento esperando que la comunidad llegase para la oración de la mañana.

Muchos Hermanos se acuerdan también de los retiros sobre la Oración que él dio a lo largo y ancho del mundo marista. Es el retiro que el predicó por todas partes y con la mayor frecuencia , convencido de que salvaría la Congregación , si podía introducir en el corazón de los Hermanos el gusto por la oración personal y el hambre de la intimidad con Dios. En su caso, esta intimidad uno la ve en todas sus circulares, en las reflexiones que hace ocasionalmente y que llegan ciertamente a su cumbre en la circular sobre la Obediencia : una obra maestra de carácter espiritual. Muchos han dicho que él era uno de los maestros espirituales más seguros del pos concilio.

En América Central un sacerdote le suplica poderse unir a los Hermanos para seguir el retiro que Basilio les iba a dar: “ Estoy encargado en la diócesis de formar a los sacerdotes en las ideas del Concilio, pero yo se que Ud. Está impregnado de él y que es uno de los grandes especialistas en tal tema “. El padre Francisco Migoya que lo dirige durante los 30 días ignacianos y que Basilio sigue en México en abril-mayo de l986, manifiesta su sorpresa al encontrar un hombre de una gran profundidad espiritual, capaz de pasar largas horas en la intimidad con Dios. Maetro de novicios en México, conduce todos sus esfuerzos para conseguir una formación humana y espiritual completa de sus novicios, la calidad de la capilla y de los cursos de oración son ciertamente los elementos más tenidos en cuenta.

Todo esto lo sabemos y lo encontramos a la vez extraordinario y normal. Basilio se hace tan sencillo y tan hermano entre hermanos, tan servicial que uno no sorprendía de ello. A sus novicios, en México , les daba pena, al saber que él había sido el Superior General, el gran conferencista por todo el mundo, el invitado de honor en muchas reuniones internacionales del mundo marista, el hombre escuchado en las reuniones de los Superiores mayores y en el Vaticano, pero con ellos Basilio era simplemente Basilio , es decir el hombre sencillo, cercano, directo y el hermano más que el maestro. Teníamos mucho que hacer con un hombre tan extraordinario, pero él tenía el arte de simplificar t y hacer sencillas todas las cosas.

Por sus trabajos y circulares pudo dar un cara nueva a nuestra vida religiosa. Veía claramente lo que pedía el Vaticano II y él inspirara su visión al corazón de 10.000 Hermanos. Trabajo que no podía menos de ser lento pues las mentalidades y las costumbres son difíciles de cambiar de un momento a otro. El nuevo Marista debía tener más intimidad con Dios , más transparencia de verdad y afecto en sus relaciones de comunidad y una ambición apostólica audaz como la de Marcelino. Lo comprendemos mejor ahora después de décadas de este esfuerzo y le estamos agradecidos por esa clarividencia que nos hizo tanto bien. .

Su enfermedad final , despierta por todas partes la emoción, los faxes unen los cuatro rincones del mundo para manifestar el afecto, asegurar la ayuda de la oración y expresar el dolor que se siente.

Se veía entonces el granl peligro de perder un gran amigo, un gran líder, un hombre que Dios nos había enviado para iluminar el difícil camino del pos concilio.

Cuando la muerte se hace presente los testimonios de afecto, admiración y certeza de tener un amigo cerca de Dios llegan de todas partes. Es conmovedor leer los discursos que han sido pronunciados en las diversas ceremonias de los funerales: vigilia, misa ,entierro . Todos hacen resaltar al hombre fuera de serie que había sido Basilio. Un buen número de esos testimonios reconocen que ellos lo invocan todos los días. Los testimonios han llenado un FMS-MESSAGE especial, el No. 19 de 11996 y muchas otras revistas de México. Se ha sentido el deber de escribir lo que se sabía de él, su biografía, “ Quemar la Vida “,libro valioso, bien ilustrado, verdadero tesoro, y luego “ El Estilo de una Vida “, desbordante en miles de testimonios simpáticos y conmovedores. Nuestra Congregación no había conocido jamás un fenómeno semejante.

Basilio es un hermano que hemos conocido, hombre de nuestro tiempo, apasionado por este mundo con todas sus luces y sus sombras. Era una de las conciencias más lúcidas y luminosas del hombre de hoy y a menudo a la vanguardia , previendo los trastornos de la historia y esforzándose en analizarlos pues había algo así como de profeta en él. Escribía a un antiguo alumno angustiado porque le parecía haber llegado el desmoronamiento de todos los valores en nuestra sociedad: “Eso ha sido una ola enorme que ha cubierto prácticamente a toda la sociedad, a toda la Iglesia y a todas las Congregaciones y es precisamente desde el interior de todo ello que nosotros debemos ver y analizar.

Esto nos ha llevado a muchas cosas buenas , a tantas cosas malas y a muchas otras que son ambivalentes. Es en ese contexto en el cual las Congregaciones religiosas están comprometidas en un proceso de renovación, de conversión al Señor y en el cumplimiento de tareas educativas y pastorales hacia el pueblo de Dios.” (Afmo 51.09. D3, 2-11-11984) Enriquecido con la cultura del siglo XX, creador de la espiritualidad para el hoy, optimista por naturaleza y por su amor a Dios, él es verdaderamente un modelo que no nos es extraño, pues él ha sido nuestro Hermano que ha caminado siempre con sencillez a nuestro lado..

En los primeros días del XX Capítulo General , al inicio de septiembre de 2.001 el Hno. Postulador distribuyó a todos los capitulares una hoja invitándolos a dar testimonios sobre el Hno. Basilio. La intención era la de recoger la documentación lo más abundantemente posible, aunque ya disponíamos de bastante material: Basilio ocupaba en los archivos un espacio mucho más grande que cualquier otro Superior General.

El 20 de diciembre de 2.001 los dos consejos provinciales de México reunidos daban la noticia sobre la posible introducción de la causa.

El texto del fax que daba la noticia al Superior general dice: Causa de canonización del Hno. Basilio Rueda: Nos hemos reunido los Hermanos del Consejo Interprovincial de las dos provincias mexicanas.
Hemos llegado a las conclusiones siguientes.
– En primer lugar vemos que la causa del Hermano Basilio debe ser promovida a nivel del Instituto, pues él es mucho más conocido que en su propio país.
– En segundo lugar aceptamos que México pueda ser el que inicia la causa para integrarse luego a la comisión internacional de la postulación. 
Por estos motivos nos hemos puesto de acuerdo para pedirte a ti y a tu Consejo General, la autorización para comenzar los trabajos de la causa de canonización de nuestro querido Hermano Basilio. La votación ha sido de 12 a favor y una abstención…”

Todo pasó al nuevo Consejo General, elegido por el último Capítulo, el cual debía organizarse y programar la aplicación de los documentos del Capítulo y las visitas en todo el Instituto. Como lo dije al inicio, fue el 5 de junio, en una reunión de la tarde, que el Consejo tomó la decisión de abrir la causa del Hermano Basilio Rueda.