El grupo de mártires

En las últimas horas del 8 de octubre de 1936, fueron fusilados otros 44 Hermanos junto con los Hermanos Laurentino y Virgilio. Éstos son sus nombres: 1. ALBERTO MARÍA.- Néstor Vivar Valdivielso, 26 años.
2. ÁNGEL ANDRÉS.- Lucio Izquierdo López, 37 años.
3. ANSELMO.- Aniceto Falgueras Casellas, 57 años.
4. ANTOLÍN.- Antonio Roig Alibau, 45 años.
5. BAUDILIO.- Pedro Ciordia Hernández, 48 años.
6. BERNABÉ.- Casimiro Riba Pi, 54 años.
7. CARLOS RAFAEL.- Carlos Brengaret Pujol, 19 años.
8. DIONISIO MARTÍN.- José Cesari Mercadal, 33 años.
9. EPIFANIO.- Fernando Suñer Estrach, 62 años.
10. FELIPE JOSÉ.- Fermín Latienda Azpilicueta, 45 años.
11. FÉLIX LEÓN.- Félix Ayúcar Eraso, 24 años.
12. FORTUNATO ANDRÉS.- Fortunato Ruiz Peña, 38 años.
13. FRUMENCIO.- Julio García Galarza, 27 años.
14. GABRIEL EDUARDO.- Segismundo Hidalgo Martínez, 23 años
15. GAUDENCIO.- Juan Tubau Perelló, 42 años.
16. GIL FELIPE.- Felipe Ruiz Peña, 29 años.
17. HERMÓGENES.- Antonio Badía Andalé, 28 años.
18. ISAÍAS MARÍA.- Victorino Martínez Martín, 37 años.
19. ISMAEL.- Nicolás Ran Goñi, 26 años.
20. JAIME RAMÓN.- Jaime Morella Bruguera, 37 años.
21. JOSÉ CARMELO.- Gregorio Faci Molins, 28 años.
22. JOSÉ FEDERICO.- Nicolás Pereda Revuelta, 20 años.
23. JUAN CRISÓSTOMO.- Juan Pelfort Planell, 23 años.
24. JUAN DE MATA.- Jesús Menchón Franco, 38 años.
25. LAUREANO CARLOS.- Pedro Sitges Puig, 47 años.
26. LEÓNIDES.- Jerónimo Messegué Ribera, 52 años.
27. LEOPOLDO JOSÉ.- Florentino Redondo Insausti, 51 años.
28. LICARIÓN.- Ángel Roba Osorno, 41 años.
29. LINO FERNANDO.- Víctor Gutiérrez Gómez, 36 años.
30. MARTINIANO.- Isidro Serrano Fabón, 35 años.
31. MIGUEL IRENEO.- Leocadio Rodríguez Nieto, 36 años.
32. PORFIRIO.- Leoncio Pérez Gómez, 37 años.
33. PRISCILIANO.- José Mir Pons, 47 años.
34. RAMÓN ALBERTO.- Feliciano Ayúcar Eraso, 22 años.
35. SALVIO.- Victoriano Gómez Gutiérrez, 52 años.
36. SANTIAGO.- Serafín Zugaldía Lacruz, 40 años.
37. SANTIAGO MARÍA.- Santiago Saiz Martínez, 23 años.
38. SANTOS.- Santos Escudero Miguel, 29 años.
39. TEÓDULO.- Lucio Zudaire Aramendía, 46 años.
40. VÍCTOR CONRADO.- José Ambrós Dejuán, 38 años.
41. VICTORINO JOSÉ.- José Blanch Roca, 28 años.
42. VITO JOSÉ.- José Miguel Elola Arruti, 43 años.
43. VIVENCIO.- Juan Núñez Casado, 1908, 28 años.
44.VULFRANO.- Ramón Mill Arán, 27 años.

Sería demasiado largo entrar en los detalles de sus vidas, pero el grupo presenta unas características que es conveniente señalar:

Si nos fijamos en la edad, tenemos un Hermano de 19 años, el más joven, y uno de 62 años, el de mayor edad. Considerando la edad, estos Hermanos se agrupan así: 16 de ellos se encuentran en la veintena, 11 tienen entre treinta y cuarenta años, 11 entre cuarenta y cincuenta y 6 entre los cincuenta y los sesenta. Vemos que es un grupo joven el que ha ido al martirio.

Las páginas biográficas que les dedica la Informatio son en general laudatorias. Ante la muerte y el martirio, la memoria guarda los mejores aspectos de una persona. En esta ocasión, sin embargo, estamos ante un grupo de personas que durante cinco años sabe que camina hacia la prueba final del martirio, y que se encuentra guiado por superiores que no le ocultan la gravedad de la situación y que crean un clima de generosidad y de piedad, que han dispuesto el corazón para el sacrificio y hasta para desearlo.

No todos tenían la urdimbre clara de la santidad: Uno era excesivamente melancólico y taciturno, otro era excesivamente autoritario en sus responsabilidades, un joven se había echado novia, pero respondió decidido a la llamada de su Provincial para presentarse en el Cabo San Agustín… En el límite de lo humano, su elección fue Cristo.

La lectura de sus biografías crea el sentimiento general de admiración, más a causa de la calidad de su vida que por su muerte trágica. Algunos eran verdaderos sabios, otros educadores expertos y cercanos a los jóvenes, otros en cargos directivos juntaban el arte de la organización con la atención paternal, aquellos se habían dedicado a los trabajos manuales, sirviendo alegremente a todos. Había poetas…, corazones delicados como aquel encargado de atender a los pobres que acudían al convento de Avellanas, que se preocupaba de añadir un vaso de vino a la comida que les daba.

Todos cultivaban en el fondo de su corazón una devoción sólida y tierna a la Madre del Señor y llevaron la vida discreta y sencilla del marista.

Nuestra familia puede estar orgullosa de estos Hermanos. Y puede pedirles que se hagan intercesores para que nuestro corazón se abra a la generosidad que Dios espera hoy de nosotros.