H. Bernardo: apóstol y mártir entre los hijos de los mineros

El marco socio-político y religioso español en la década de 1930 es frágil y propenso a la violencia. El hermano Bernardo dedica su vida a hacer el bien a los hijos de los mineros y a dar testimonio de fe cristiana. Tras ser incluido en la “lista negra” y amenazado de muerte, es asesinado el 6 de octubre de 1934.

Los cinco grandes amores de su vida:

• El Corazón de Jesús, que orienta toda su catequesis.
• Jesús eucarístico, su alimento indispensable.
• María, cuya presencia en su vida se transforma en presencia en la escuela.
• San José, a quien recurre con confianza en las dificultades exteriores más graves.
• El P. Champagnat, del que el H. Bernardo es un testigo.

Apóstol atento a los signos de los tiempos

Su aspiración fundamental en el campo apostólico es la educación de los niños. Es sensible también a las necesidades de los jóvenes. En la cuenca minera de Vallejo de Orbó y de Barruelo, los chicos, cuando terminan la Enseñanza Primaria, como no pueden entrar en la mina hasta los dieciséis años, se quedan vagabundeando por las calles, con todos los inconvenientes imaginables en esta situación. Para apartarles del peligro, el H. Bernardo da vida a tres iniciativas de marcado carácter social: el Círculo de estudios, donde da lecciones nocturnas; la Asociación de Jóvenes Acción Católica y la institución de una sexta clase, gratuita.

Su amor a los pobres

Cuando es destinado a Vallejo de Orbó, alguien le hace esta observación: “Se va a encontrar algo a disgusto con los hijos de los mineros, que, sin duda, serán un poco zafios…” Su respuesta: “Tal vez tengan la cara un poco sucia, pero también son hijos de Dios”. Cuanto más necesitados son, tanto más se muestra su hermano, sin hacer distinción del credo religioso o político.

El apostolado de las vocaciones consagradas.

El hermano Bernardo tiene un empeño inusitado por acompañar a los preadolescentes para clarificar los designios de Dios sobre su porvenir y tomar conciencia de los signos de llamada a una vida de especial consagración.
Las cuatro armas secretas de su éxito son la oración junto con el sacrificio, el testimonio de consagrado y de apóstol, la cooperación con las familias y el acompañamiento de los aspirantes.

En conclusión, la vida del hermano Bernardo constituye un auténtico testimonio.

• Su eficacia educativa demuestra la validez y la actualidad de la espiritualidad apostólica marista.
• Su dedicación a la misión marista, que privilegia el interés por los pobres, y su actitud solidaria, Fecha posible con el sacrificio personal, mediante el trabajo suplementario.
• Confirma, a través de su vida, la idea de que un hermano de profunda vida interior, animado del espíritu de su estado y de ardiente celo apostólico, es un instrumento idóneo en manos de la Providencia para hacer madurar buenas vocaciones.

H. Gabriele Andreucci
FMS Mensaje 30, junio 2001