12 de julio de 2019 ESPAñA

Siria y Líbano

En el último número de la revista “Maristas Siglo XXI”, de la Conferencia Marista Española, encontramos una materia sobre la esperanza que renace en Siria y Líbano, con algunos testimonios muy importantes. Hemos querido traducir el texto en las lenguas del Instituto y ponerlo a disposición de todo el mundo marista. Sigue abajo el texto publicado como tema central de la revista.

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Hace apenas un par de meses tuve la oportunidad de viajar a Siria y Líbano en un equipo mixto de la ONGD Marista SED y RTVE, con un triple objetivo: encontrarnos con los responsables de Maristas Azules de Alepo, Siria, y Proyecto Fratelli de Rmeileh, Líbano; conocer las actuaciones llevadas a cabo con la ayuda humanitaria canalizada desde SED; y grabar imágenes y testimonios para el programa, de La 2 de RTV E. Una experiencia dura, pero enriquecedora.

Fernando Domínguez, delegado de la ONGD SED en Mediterránea.

 

“Mi querida Alepo…”

El hermano marista Georges Sabe, al ser entrevistado delante de uno de los miles de edificios de Alepo en situación de ruina a causa de la guerra de Siria, comenzaba su mensaje de esperanza ante la cámara de TVE con las siguientes palabras: «Mi querida Alepo…». Alepo es la segunda ciudad de Siria en importancia tras la capital, Damasco. Antes de la guerra contaba con 4 millones de habitantes. Hoy, después de casi ocho años sangrientos, solo cuenta con 2 millones. Hay barrios enteros destruidos por las bombas y, dos años después de que fueran expulsados los yihadistas de Alepo, según el hermano Georges, «todavía quedan cadáveres entre los escombros». La contemplación de esas ruinas permite entender que la mitad de la población de Alepo haya fallecido o huido, y en este segundo caso su destino haya sido convertirse en desplazada o refugiada.

La Comunidad Marista de Alepo se movilizó casi desde el comienzo de la guerra para atender a las personas más vulnerables, los desplazaos y refugiados. Hermanos y laicos voluntarios constituyeron desde entonces el grupo «Maristas Azules»,al que caracterizaba como distintivo su indumentaria azul. Su misión se centró desde 2012 en el reparto de alimentos (con especial atención a la leche en polvo para bebés), la distribución de agua potable y la atención a civiles heridos de guerra. también se atendieron programas educativos y de atención psicológica para menores a los que la guerra había hurtado su «derecho a la educación». Desde diciembre de 2012 hasta febrero de 2019 SED envió a s Maristas Azules de Alepo cerca de 300.000 €, provenientes de campañas de colegios maristas, parroquias, particulares, administraciones públicas, así como de todas las Provincias maristas de Europa, todo ello para colaborar modestamente en todas estas iniciativas de ayuda humanitaria

 

Reconstrucción humana y social en Siria

Con la expulsión de los yihadistas de Alepo, en diciembre de 2016, los Maristas Azules empezaron a reorientar su labor. Primero, cambiando la localización cuando fue necesario: no solo mantuvieron su implicación con las personas desplazadas en Alepo, sino que empezaron a colaborar en el Campo de Refugiados de Sahba (a unos 40 kilómetros de Alepo). Y segundo, enfocando su actuación a la reconstrucción humana y social de lepo, en paralelo a la reconstrucción de edificios de la que se encargó poco a poco el gobierno. La reconstrucción humana pasa por la educación para la paz, la convivencia y la reconciliación, así como por la atención psicológica a los menores. La reconstrucción social la están abordando con la formación y el apoyo al emprendimiento para favorecer la creación de pequeñas empresas que, a su vez, generen puestos de trabajo que arraiguen a los jóvenes a su ciudad y eviten la necesidad de salir del país. SED, en la medida de sus posibilidades, colaborará con los Maristas Azules de Alepo en este proceso de reconstrucción humana y social.

 

“Vamos a ir a encontrar a los niños de los que nadie se ocupa…”

La guerra de Siria dejó tras de sí más 500.000 muertos y más de 12 millo- es de personas desplazadas, muchas de los cuales acabaron como refugia- das en los países vecinos. Líbano fue el segundo destino de nuestro viaje, donde queríamos conocer la segunda parte de la historia: qué pasó con la gente que se vio obligada a abandonar Siria a causa de la guerra. Con una población de apenas 4 millones de personas, Líbano ha acogido a millón y medio de refugiados sirios (de ellos, 450.000 menores). En 2015 las congregaciones de los Hermanos Maris-tas y Hermanos de La Salle pusieron n marcha el Proyecto Fratelli para atender a la infancia abandonada de El Líbano. El hermano Miquel Cubeles rememoraba, también ante la cámara de TVE, la misión que le trajo a este país: «Vamos a ir a encontrar a los ni- os de los que nadie se ocupa». Esta expresión es fiel reflejo de la realidad.  Todos los días una flota de dos microbuses y una furgoneta se desplazan al Campo de Zahrani, al Shelter vertical que hay junto al Hospital de Sayda, al shelter “Pepesi” de Sarepta y al shelter de Abra para trasladar a los menores sirios al colegio de Rmeileh.

Tuve la oportunidad de visitar en 2008 el antiguo Colegio Marista de Rmeileh (cerca de Sidón), un edificio abandonado durante la guerra del Líbano y que acusaba el paso del tiempo y de la inactividad. Debo confesar que fue una verdadera gozada encontrarlo, ahora, 10 años después, lleno de ni- os y jóvenes a los que se brinda una oportunidad (un derecho) por parte del Proyecto Fratelli. Más de 800 niños y niñas, refugiados sirios, son atendidos diariamente en Rmeileh por unos 40 docentes, en turnos de maña- a y tarde: transporte escolar, desayuno o merienda, clases de competen- as básicas, idiomas, computación o refuerzo son los servicios prestados a esta población infantil. SED ha colaborado a lo largo de 3 años en este pequeño milagro de Fratelli con el envío de 50.000 € y con el apoyo de dos voluntarios de cooperación internacional, siendo conscientes de que, como dice el hermano Miquel, «hacen falta 250 colegios como el de Rmeileh para atender a los 250.000 menores sirios in escolarizar que todavía hay en Líbano.

 

La esperanza puede nacer de las ruinas…”

Paseando por las ruinas de Alepo o caminando entre las vidas arruinadas que ahora malviven en los campos o los shelters de los alrededores de Sidón, a uno se le encoje el corazón al contemplar las peores obras del ser humano. Y, sin embargo, el coraje y las ganas de vivir de la gente refugiada, y el compromiso de los Maristas Azules de los hermanos del Proyecto Frate- li dan sentido a estas palabras del hermano Georges Sabe: «La esperanza puede nacer de las ruinas».

 

Testimonios

Dalis Said, responsable del proyecto de apoyo a las personas desplazadas das del campo Al Shahba

Los 25 voluntarios de este proyecto hemos oído la llamada de esas personas. Nuestra presencia en el campo

Al Shahba, en la región de Tell Ri-faat, a unos 27 kilómetros de Alepo, y nuestra ayuda nos enseñó a comprender el sentido de la palabra «desplazado». Sentir sus duelos, sentir la crisis humana que están viviendo. La relación que hemos establecido con cada uno de ellos nos responsabiliza porque estamos llamados a aportarles la esperanza, devolverles su dignidad.

Los Maristas Azules son la voz de los que no tienen voz, son la mano tendida a la mano débil. Son el amor que te hace sentir seguridad, ser próximo a toda persona necesitada. Tu misión humanitaria la puedes vivir a partir de tu propia fe, porque, si es verdadera, está fundada en el amor.

 

Joseph Tobji, Arzobispo

La guerra contra Siria ha sido dura e injusta. Sus consecuencias son terribles para el país y las personas. Muchos cristianos han emigrado por causas diferentes: guerra, situación económica, y muchos otros factores. Los jóvenes casi han desaparecido y eso representa una pérdida enorme para la Iglesia y para el país.

Pedimos a Dios que convierta los corazones de las personas que tienen el poder de decisión y de todas las personas que se enriquecen por la guerra. Nunca más.  ¡Basta!

ES nuestro grito, un grito a todo el mundo: ¡basta de guerra! Del corazón de Alepo y del corazón de la catedral maronita, que es el símbolo de la presencia cristiana en Alepo, pedimos a todos los que nos ven que se preocupen de la paz y apoyen todas las iniciativas para que la paz reine en nuestro país y en el mundo.

 

Navil Antaki, Doctor

Cuando empezó la guerra, cambiamos de nombre para ser «Maristas Azules». Nuestro lema es «Vivir la solidaridad con los más necesitados para aliviar los sufrimientos de las personas y sembrar la esperanza». Como Maristas Azules, hemos lanzado proyectos de apoyo a las personas desplazadas: servicios sanitarios, distribución de leche en polvo para los niños, servicio a familias desplazadas en un campo de fuera de la ciudad de Alepo… Lo que nos guía es sembrar la esperanza en el corazón de la gente para seguir viviendo. Esta es nuestra misión: ayudar a vivir en paz, en seguridad y amor. La guerra puede destruir al pueblo sirio y uno puede perder la esperanza. Queremos sembrar la paz, proponer oportunidades a la gente.

 

Director del campamento Al Shahba*

Este campamento existe desde julio de 2016 acogiendo a más de 260 familias. Fue bombardeado y el número de familias se redujo a 160. Ha pasado un año desde aquellos acontecimientos. Las tiendas eran viejas y los servicios vitales no estaban disponibles. Faltó hasta el pan.

Gradualmente, desde agosto de 2018, la situación mejoró: las carpas se renovaron y el campamento se reorganizó. Vinieron nuevas familias. Con la administración y gerencia local y sus responsables, pudimos asegurar todas las necesidades esenciales como el pan, la electricidad (7 horas por día) y el agua, suministrada por UNICEF. Actualmente no hay escasez gracias a los gerentes de los campamentos locales: todos ofrecen lo que está disponible en sus manos para las familias del campamento.

Los Maristas Azules distribuyen mantas y ropa de abrigo y gasoil para las estufas. Además, ofrecen asistencia sanitaria varias veces al mes y otros servicios como: sesiones de vídeo, biblioteca para los menores, montaje de tiendas comunes, sesiones de sensibilización para mujeres y niños sobre temas de higiene, salud, enfermedades y educación.

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* Por motivos de seguridad, es anónimo


Maristas Século XXI – Número 22 | Junio 2019

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