13 de julio de 2024 BRASIL

Solidaridad marista en Rio Grande do Sul

Entre finales de abril e incios de mayo de 2024, las inundaciones en el estado de Rio Grande do Sul, en la región sur de Brasil, territorio de la Provincia Brasil Sul-Amazônia, tuvieron impactos devastadores. Más de 400 ciudades fueron afectadas, lo que provocó graves daños en las infraestructuras y el desplazamiento de miles de personas. Alrededor de 176 muertes fueron confirmadas y más de 422.000 personas quedaron sin hogar. Las inundaciones dañaron más de 200.000 viviendas e interrumpieron los servicios básicos, incluidos la electricidad y el agua potable, de más de medio millón de personas. Las inundaciones también evidenciaron la vulnerabilidad de las comunidades marginadas, que afrontaron desafíos adicionales debido a la falta de infraestructura adecuada.

Ante esta situación, la comunidad marista dio una respuesta contundente, y destacó su solidaridad con las personas afectadas. Glaucio Luis Mota, asesor pedagógico-pastoral del Área de Solidaridad de la Provincia escribió este artículo que publicamos a continuación.

Maristas, solidaridad a disposición

La solidaridad no siempre avisa cuándo necesita manifestarse. A veces es posible planificar, prever algunos desafíos que movilicen expresiones de solidaridad. Esto se debe a que, en gran medida, las manifestaciones de solidaridad son espontáneas, ya sea ante un desafío previsto o en curso, o ante un desafío inesperado.

Entonces, la solidaridad puede ser esa respuesta de disposición ante lo previsto, ante lo que se espera. Pero, sobre todo, aunque no haya respuestas inmediatas, la solidaridad refuerza aún más su significado si está siempre dispuesta a afrontar lo inesperado.

Lo inesperado puede ponernos en situaciones extremas a nivel personal e institucional, como la posibilidad de albergar a familias víctimas de una inundación, de comunidades socialmente vulnerables, en las que perdieron todas sus pertenencias, recuerdos y, también, sus propios hogares. Ya frágiles, debido a sus condiciones anteriores, ven que las aguas afectan aún más sus fragilidades. Las aguas de la supervivencia y falta de acceso a los derechos ya tocaban sus puertas, pero ahora les ha llegado al cuello.

Estas debilidades no sólo están en la precariedad, la escasez de alimentos y vivienda, sino que también se encuentran en los márgenes peligrosos o incluso peor. ¿No serían estos los que más necesitan manifestaciones de solidaridad?

Por lo tanto, la solidaridad es un camino hacia la paz, no sólo para los “pacificados”, sino también, de modo inclusivo, para aquellos que están al margen, relegados, y que sufren prejuicios, es decir, todos aquellos que buscan alguna redención, que anhelan un sentido y cambio de vida.

El desafío no es sólo movilizar alguna manifestación de solidaridad, sino, no dejar fuera de esa manifestación a ninguna persona, ya sea  al “pacífico” o al “pecador”, ya que la solidaridad es un camino hacia la paz. Y la paz sólo para unos pocos no estará completa.

Por un lado, es necesario entender los diferentes momentos y formas de expresar la solidaridad, que en ocasiones puede presentarse en un momento más assistencialista, muy necesario en crisis y emergencias. Por otro lado, la solidaridad puede significar, además de brindar pan, visualizar las causas de las desigualdades y actuar en la transformación social de las injusticias, ya sean sociales y/o climáticas.

Es necesario respetar el tiempo de la solidaridad de cada uno. Sin embargo, la solidaridad es un movimiento constante hacia la justicia social y, en consecuencia, la paz.

Las inundaciones en Rio Grande do Sul fueron, de alún modo, un desafío inesperado, pero, por otro lado, ya formaban parte de las crisis climáticas anunciadas por el mundo, por los científicos, los ambientalistas y por el profetismo de la Iglesia, en particular por la encíclica Carta Laudato Si’, y reforzada en la exhortación postólica “Laudate Deum”.

¿Qué podemos aprender en esta época de crisis climática y social? Algunas posibles respuestas son: necesitamos estar atentos a las profecías de nuestro tiempo; protegernos, de algún modo, de lo inesperado; y vigilar constantemente las causas de estas crisis y sus consecuencias.

Por lo tanto, es necesario no perder de vista una solidaridad a disposición, ya que la solidaridad asistencial tiene una respuesta inmediata, pero la solidaridad a disposición y transformación requiere constante atención, estudio y gestión social que refuercen constantemente nuestra disposición, aun si no hay respuestas preparadas para los desafíos.

Como Maristas que somos, demostramos esta disposición en estos días desafiantes en Rio Grande do Sul. Sigamos desarrollando nuestra solidaridad a disposición.

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